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Escaso interés republicano en combatir el racismo


2021-04-26

Por STEVE PEOPLES

NUEVA YORK (AP) — Si el país está en medio de un ajuste de cuentas con su legado de racismo, los líderes del Partido Republicano no muestran demasiado interés en participar del proceso.

El día que un jurado halló culpable al policía que mató a George Floyd, los republicanos de Washington condenaban a la representante de raza negra que más tiempo lleva en el Congreso. En los días siguientes, Donald Trump criticó lo que describió como las “diatribas racistas” del basquetbolista LeBron James. Y algunos de sus más fervorosos partidarios en el Congreso están analizando la posibilidad de formar un nuevo grupo que en principio buscaría defender “las tradiciones políticas anglosajonas”.

Esto no es simple retorica. Legisladores republicanos promueven nuevas restricciones al voto que afectan en forma desproporcionada a los sectores minoritarios y resisten propuestas para prevenir la brutalidad policial.

Todas estas medidas reflejan una realidad política clara: A medida que Estados Unidos se hace más diverso, el Partido Republicano sigue siendo dirigido casi exclusivamente por blancos, sobre todo hombres, que cortejan una base abrumadoramente blanca. Y a pesar de las feroces críticas de líderes de la lucha por los derechos civiles y de la creciente preocupación del empresariado, un tradicional aliado, muchos republicanos no ven problema alguno con esta actitud.

“Es lamentable que no haya más gente en el Partido Republicano dispuesta a pelear por lo que yo definiría como un sistema más justo y humano”, dijo Martin Luther King III, el hijo mayor del adalid de la batalla por los derechos civiles, en declaraciones a la Associated Press. “Te preguntas si realmente les importa”.

La política estadounidense es cada vez más compleja. Si bien todavía no hay una evaluación confiable de los datos demográficos sobre las tendencias del electorado en los comicios del año pasado, líderes de ambos partidos creen que Trump recibió más apoyo de los hispanos, e incluso tal vez de los hombres de raza negra, que sus predecesores republicanos más convencionales.

“Los republicanos están ganando espacio”, afirmó Ari Fleischer, quien trabajó en la Casa Blanca de George W. Bush hijo.

Fleischer ayudó a redactar un informe interno del Comité Nacional Republicano del 2013 según el cual la supervivencia del Partido Republicano dependía de que adoptase políticas y posturas más inclusivas para atraer gente de otras razas además de la blanca.

“A pesar de la retórica de Trump y de que se decía que era racista, ganó terreno entre los afroestadounidenses y entre los hispanos”, sostuvo Fleischer. “Hizo lo que le pedíamos”.

La continua resistencia de los republicanos a apoyar las prioridades de los afroestadounidenses respecto al voto y a la policía, no obstante, podría comprometer cualquier progreso modesto que pueda haber hecho el partido entre las minorías. Y podría también alienar a grandes sectores suburbanos, muchos de ellos blancos, que le han dado la espalda al partido de Trump.

Muchos dirigentes republicanos afirman que no hay un racismo sistémico en el país. Pero en una admisión tácita de que hay que hacer algo, los republicanos eligieron a Tim Scott, el único senador republicano de raza negra y uno de apenas tres representantes republicanos, para que respondiese al discurso del presidente Joe Biden durante una sesión conjunta del Congreso el miércoles pasado.

De los 261 republicanos que sirven en el Congreso, menos de dos docenas son de minorías.

El líder del bloque republicano de la Cámara de Representantes Kevin McCarthy dijo el domingo en “Fox News Sunday” que el partido es cada vez más diverso, pero en la misma entrevista tuvo que condenar planes de aliados de Trump como los representantes Marjorie Taylor Greene y Paul Gosar de formar un bloque que defienda “las tradiciones políticas anglosajonas”. Luego de circular la noticia, Greene tomó distancia de la iniciativa, diciendo que la alusión a las tradiciones anglosajonas había sido incluida por sus colaboradores por error.

En la misma Minnesota, donde el agente Derek Chauvin mató a Floyd el año pasado y epicentro de las manifestaciones en contra del racismo, el Senado estatal, controlado por los republicanos, resiste propuestas apoyadas por los demócratas para promover la justicia racial y la rendición de cuentas de la policía.

El líder del bloque republicano, Paul Gazelka, se abstuvo de comprometerse a adoptar medidas correctivas de las injusticias raciales en una entrevista.

“Lo estamos analizando”, se limitó a decir.

El exgobernador republicano de Minnesota Tim Pawlenty dijo que era inaceptable no hacer nada.

“Es obvio que hay que trabajar para garantizar que todos los estadounidenses tienen oportunidades”, declaró Pawlenty a la AP. “Los republicanos tienen la responsabilidad de promover ese objetivo, de una forma que respete nuestros principios”.

El Comité Nacional Republicano, mientras tanto, dijo a su gente que había que combatir la “peligrosa retórica contra la policía” de la representante demócrata Maxine Walters y del puñado de legisladoras que conforman “la escuadra”.

“Maxine Waters alienta la violencia y la confrontación en momentos en que nuestros policías tratan de mantener las comunidades a salvo”, dijo el documento del Comité Nacional Republicano.

Poco antes de que se conociese el veredicto en contra de Chauvin, Waters dijo que, en caso de no sea hallado culpable, “deberíamos seguir en las calles, ser más activos, más agresivos”.



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