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La Liga, ante su cierre más apretado en 36 años
Ladislao J. Moñino, El País Justo dos semanas después de que comenzara a fraguarse el intento de escisión de los 12 clubes que engendraron la Superliga europea, la Liga española se adentra en las últimas cinco jornadas con cuatro equipos en una horquilla de tres puntos peleando por el título, otros cuatro disputándose una plaza en la Liga Europa y ocho inmersos en la lucha por evitar el descenso. Los tres vagones del campeonato repletos del interés que, convencidos de su poder de atracción, la docena de clubes complotados daban por inferior a cualquier enfrentamiento entre ellos. En Ipurua, en el Martínez Valero, en Mestalla, en el José Zorrilla o en el Sánchez Pizjuán, la Liga se jugará de arriba abajo en las cinco jornadas que restan. Contra todo lo que se ha vivido durante la temporada hasta llegar a este apretado final, y lo que se vivirá a partir de ahora, atentaba el carácter casi cerrado y exclusivista de la abortada Superliga europea. Solo la ausencia de aficionados priva de todos los elementos esenciales a esta emotiva recta final de un campeonato marcado por la afectación de la pandemia desde el primero al último clasificado. Hasta el hecho de que el VAR esté en el disparadero promete resacas calientes. Desde la temporada 83-84 (con Athletic, Real Madrid, Barcelona y Atlético), no se presentaba en la cabeza de la tabla un cuarteto de equipos en esa distancia de tres puntos (entonces la victoria valía dos) en la que están comprimidos rojiblancos, madridistas, azulgranas y sevillistas. Todos llegados a este punto con diferentes dinámicas. El Atlético, porque el colchón adquirido en su histórica primera vuelta de 50 puntos le ha servido para amortiguar el bajón que le ha privado de poder tener el título a mano. “Es novedoso y hace bien al fútbol español. Que haya cuatro equipos compitiendo por ganar lo hace mucho más importante. Estamos en una opción a cuatro, donde el partido a partido toma aún más importancia”, argumenta Diego Pablo Simeone. El Barcelona está en la carrera gracias a esos 17 triunfos, dos empates y dos derrotas en los 21 últimos partidos con los que corrigió su deficiente primer tercio del campeonato. Si antes del inesperado resbalón ante el Granada (1-2) tenía todas las papeletas para enfilar este tramo final con el refuerzo anímico del liderato, ahora está por ver cómo digiere los goles de Machís y Jorge Molina en el Camp Nou. El Real Madrid, las mismas veces que ha estado al borde del precipicio se ha rehecho agarrado al instinto de supervivencia que ha tenido que ejercer Zinedine Zidane tanto para confeccionar las alineaciones como ante los despachos. “Que va, no es un milagro. Esto es trabajo, aquí hay muchos que trabajan, los jugadores creen en lo que hacemos en el campo”, dijo este viernes el entrenador francés para realzar lo que supone a estas alturas de curso mantener las aspiraciones de proclamarse campeón. El Sevilla nunca ha estado tan cerca de la cabeza como ahora, pero tampoco la perdió de vista. Dos derrotas consecutivas (Barcelona y Elche) que truncaban una racha de siete triunfos seguidos parecieron descolgarle a principios de marzo. Las seis victorias y un empate posteriores le han posicionado a un punto de Barça y Madrid y a tres del Atlético. Es un tapado que especula poco y al que los otros tres candidatos le señalan la ventaja de ser el menos presionado. El próximo fin de semana se medirá al Madrid justo cuando Barça y Atlético se ven también las caras. En la lucha por la Liga Europa, la Real Sociedad, quinta con tres puntos de ventaja sobre el Betis, parte con ventaja. Pero a los verdiblancos les acecha a un solo punto el Villarreal y hasta el Granada, tras su machada del Camp Nou, puede meterse en la pelea. De las tres plazas de descenso, los siete puntos que separan al Eibar del Valladolid y el Elche tienen casi asignada una de ellas al equipo de Mendilibar. Los otros dos descendidos saldrán de un pelotón de rezagados que incluye al Huesca, al Alavés, al Getafe y al Valencia y al Cádiz si se descuidan. Todo está por decidir en estas cinco jornadas que reivindican el atractivo que puede llegar a generar una liga doméstica abierta en la que nadie tenga aseguradas porque sí las bonanzas de participar en las competiciones europeas. JMRS |
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