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«Lo que os mando es que os améis los unos a los otros»
»No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros» Hoy nuevamente se repite el Evangelio del pasado viernes El Amor es la columna del universo. Todo lo que existe fue creado por amor. Dios es amor y por tanto para descubrir su presencia debemo vivir en el amor. El tema es que muchas veces se actúa contrario al amor. Hemos caído en el odio, rechazo, deseos de venganza, soberbia y demás pecados que nos hacen actuar de manera contraria al mandamiento de Dios. Hoy estamos en una buena oportunidad para actuar según la voluntad de Dios. Amemos y dejemos que nos amen. Esa es la Gracia que Dios nos quiere dar hoy: el amor. Reflexión Rev. D. Francesc Catarineu i Vilageliu «A vosotros os he llamado amigos» Hoy celebramos el último domingo antes de las solemnidades de la Ascensión y Pentecostés, que cierran la Pascua. Si a lo largo de estos domingos Jesús resucitado se nos ha manifestado como el Buen Pastor y la vid a quien hay que estar unido como los sarmientos, hoy nos abre de par en par su Corazón. Naturalmente, en su Corazón sólo encontramos amor. Aquello que constituye el misterio más profundo de Dios es que es Amor. Todo lo que ha hecho desde la creación hasta la redención es por amor. Todo lo que espera de nosotros como respuesta a su acción es amor. Por esto, sus palabras resuenan hoy: «Permaneced en mi amor». El amor pide reciprocidad, es como un diálogo que nos hace corresponder con un amor creciente a su amor primero. Un fruto del amor es la alegría: «Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros». Si nuestra vida no refleja la alegría de creer, si nos dejamos ahogar por las contrariedades sin ver que el Señor también está ahí presente y nos consuela, es porque no hemos conocido suficientemente a Jesús. Dios siempre tiene la iniciativa. Nos lo dice expresamente al afirmar que «yo os he elegido». Nosotros sentimos la tentación de pensar que hemos escogido, pero no hemos hecho nada más que responder a una llamada. Nos ha escogido gratuitamente para ser amigos: «No os llamo ya siervos (...); a vosotros os he llamado amigos». En los comienzos, Dios habla con Adán como un amigo habla con su amigo. Cristo, nuevo Adán, nos ha recuperado no solamente la amistad de antes, sino la intimidad con Dios, ya que Dios es Amor. Todo se resume en esta palabra: “amar”. Nos lo recuerda san Agustín: «El Maestro bueno nos recomienda tan frecuentemente la caridad como el único mandamiento posible. Sin la caridad todas las otras buenas cualidades no sirven de nada. La caridad, en efecto, conduce al hombre necesariamente a todas las otras virtudes que lo hacen bueno». JMRS |
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