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Drogas radiactivas rastrean y matan células cancerosas
Por CARLA K. JOHNSON Una droga experimental que emite radiación directamente a las células tumorales parece aumentar las probabilidades de supervivencia entre hombres con cáncer avanzado de próstata. Son pocas las drogas de esa clase aprobadas hasta ahora, pero el método podría utilizarse para tratar a enfermos con otros cánceres difíciles de alcanzar o inoperables. El estudio investigó una nueva clase de medicamentos llamados radiofármacos, drogas que emiten radiación directamente a las células cancerosas. La droga en este caso es una molécula con dos componentes: un rastreador y un exterminador del cáncer. Billones de estas moléculas rastrean las células cancerosas y se acoplan a los receptores proteicos en la membrana celular. La carga útil emite radiación, que ataca las células tumorales a su alcance. “Se pueden tratar tumores que no se ven. Dondequiera que pueda ir, la droga puede alcanzar las células tumorales”, dijo el doctor Frank Lin, quien no participó del estudio pero dirige una división del Instituto Nacional del Cáncer que ayuda a crear esos medicamentos. La Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica dio a conocer los resultados el jueves, antes de su reunión anual el fin de semana. El estudio fue financiado por Novartis, el fabricante de la droga, que buscará su aprobación en Estados Unidos y Europa en los próximos meses. Cuando el cáncer se limita a la próstata, se puede emitir la radiación al organismo o implantarla en cápsulas. Pero esos métodos no son eficaces en cáncer de próstata avanzado. Cada año se diagnostica a unos 43,000 hombres en Estados Unidos con cáncer de próstata que se ha extendido y ya no responde al tratamiento de bloqueo de hormonas. El estudio ensayó un nuevo método para tratar a esos enfermos con radiación. Participaron 831 hombres con cáncer de próstata avanzado. Dos tercios recibieron el radiofármaco y el resto sirvió de grupo de control. Los pacientes recibieron seis dosis, una cada seis semanas, por vía intravenosa. Al cabo de dos años, los tratados con el fármaco tuvieron una mejor evolución en promedio. El cáncer fue detenido durante casi nueve meses, comparado con tres meses en los demás. La supervivencia fue de 15 meses contra 11 meses. aranza |
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