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Para muchos trabajadores, el cambio en las políticas relacionadas con el uso del cubrebocas es una pesadilla


2021-06-03

Noam Scheiber, The New York Times

El supermercado Kroger de Yorktown, Virginia, está en un condado donde el uso de la mascarilla puede ser algo ocasional, en el mejor de los casos. Pero durante meses, esta tienda les pidió a sus clientes que se cubrieran la nariz y la boca, y casi todos obedecían.

“A la gente de aquí no le gusta usar cubrebocas”, comentó Janet Wainwright, una persona encargada de cortar la carne en la tienda, “pero muy pocas personas estaban sin él”.

Eso cambió a mediados de mayo después de que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) les anunció a los estadounidenses vacunados que podían estar sin mascarilla en la mayor parte de los lugares bajo techo. La semana siguiente, la tienda les dijo a sus empleados que ya no podían pedirles a los clientes que se cubrieran el rostro. Así que el uso del cubrebocas se desplomó y la angustia de Wainwright y de otros trabajadores se disparó.

“Nos sentimos presa fácil”, señaló Wainwright, quien calculó que, un domingo reciente, mucho menos de la mitad de los clientes llevaba cubrebocas. “Ahora es la ley de la selva”.

Más de una docena de trabajadores de comercios, hostelería y comida rápida de todo el país entrevistados por The New York Times manifestaron su inquietud de que sus empleadores habían usado las directrices de los CDC para que los cubrebocas fueran opcionales en el caso de los consumidores vacunados. Algunos, como Wainwright, dijeron que ya estaban vacunados, pero que les preocupaba que todavía pudieran enfermarse o contagiar a sus familiares que no lo estaban o que no podían vacunarse. Otros afirmaron que aún no se habían vacunado.

Los especialistas en salud pública señalaron que la personas que ya han completado su programa de vacunación tienen un riesgo muy bajo de desarrollar un COVID-19 grave. Asimismo, las personas vacunadas tienen menos probabilidades de transmitir el virus a otras personas. Durante las últimas semanas, en general, han descendido de manera sustancial los casos y hay una muy buena disponibilidad de vacunas.

Kroger, al igual que todos los empleadores con los que nos comunicamos para escribir este artículo, hizo referencia a las nuevas directrices de los CDC al explicar los cambios con respecto a la política de los cubrebocas. Los CDC no respondieron a nuestra petición de que hicieran comentarios.

Parece que el efecto de este cambio es más profundo en las áreas donde las tendencias políticas son diversas o conservadoras, en las que a muchas personas les ha molestado la obligatoriedad de usar cubrebocas y donde las tasas de vacunación son bajas. En las localidades liberales, donde, en general, ha sido alta la adhesión de la población a las mascarillas, muchos clientes siguen usándolas aunque no se lo pidan.

Según los trabajadores, en las áreas de tendencias diversas o conservadoras, las políticas de los empleadores era casi siempre lo único que se interponía entre ellos y los clientes que no usaban cubrebocas ni estaban vacunados. Como resultado, ahora se sienten mucho más expuestos.

“Los comerciantes nos pedían y nos exigían que usáramos cubrebocas”, comentó Willy Solis, usuario del servicio de reparto Shipt, en Denton, Texas, el cual da servicio a tiendas como Target, Kroger y CVS. La gran mayoría de las personas seguía haciendo lo correcto y usándolos”.

No obstante, desde el anunció de los CDC, “ha habido un giro completo”, señaló Solis. Denton, al igual que Yorktown, se ubica en un condado que en las elecciones de noviembre apoyó al expresidente Donald Trump por un margen de un solo dígito.

Según la Fundación Kaiser Family, en una encuesta de marzo, el 97 por ciento de los demócratas dijeron que usaban cubrebocas “por lo menos la mayor parte del tiempo” cuando era probable que hubieran estado en contacto con personas con las que no vivían, y un porcentaje similar de demócratas señalaron que creían que las mascarillas reducían la propagación del coronavirus.

Eso difería de solo el 71 por ciento de los republicanos que afirmaron usar cubrebocas fuera de casa por lo menos la mayor parte del tiempo, y solo la mitad mencionó que pensaba que las mascarillas eran eficaces.

Eso indica que una cantidad importante de republicanos han usado cubrebocas solo para cumplir las reglas, no porque creyeran que era importante, señaló Ashley Kirzinger, directora adjunta para la opinión pública e investigación con encuestas de la fundación Kaiser. Hizo referencia a sondeos que muestran que también era menos probable que los republicanos se vacunaran.

Matt Kennon, un camarero que da servicio a las habitaciones en Beau Rivage Resort and Casino, en Biloxi, Misisipi, mencionó que antes de que los CDC relajaran sus lineamientos, la política del complejo turístico era que todos los huéspedes debían usar mascarillas en las áreas comunes a menos de que estuvieran comiendo, bebiendo o fumando y que eso se hacía cumplir de manera estricta.

“Teníamos varios puestos de control de seguridad en todo el lugar donde había alguien de seguridad que les decía ‘Póngase cubrebocas, por favor’”, señaló Kennon, representante sindical de su sindicato UNITE HERE. “Había puestos con mascarillas desechables para los clientes que no tuvieran”.

Kennon comentó que esta política se mantuvo incluso después de que, en marzo, el gobernador levantó la orden de usar cubrebocas en todo el estado, pero cambió luego del anuncio de los CDC. Los huéspedes vacunados pueden pasearse sin mascarilla, pero no hay manera de verificar su estatus de vacunación y, según Kennon, menos de la mitad de ellos las están usando.

“Los empleados de seguridad no les piden que les muestren su tarjeta de vacunación”, comentó. “Sin duda es algo estresante para mis compañeros”.

Por el contrario, en Bethesda, Maryland, en un condado donde la gran mayoría votó por el presidente Joe Biden, parece que el cambio de indicaciones de los CDC no ha afectado el uso del cubrebocas.

Linda Bussey, gerente de mercancías en el departamento de salud, belleza y cuidado de un Safeway de esa localidad, mencionó que, el 21 de mayo, su tienda puso letreros que decían que los clientes vacunados podían entrar sin usar cubrebocas y advirtió a los empleados que no se aproximaran a los clientes que no llevaran mascarilla, pero que, al parecer, no había variado el porcentaje de personas que usaban cubrebocas.

La experiencia de los empleados de REI, la tienda de equipo para campismo, refleja la vivencia de muchos trabajadores de todo el país. Aunque muchas tiendas de REI se encuentran en comunidades liberales o cerca de ellas, a menudo colindan con zonas rurales, lo que propicia interacciones frecuentes entre empleados y clientes más conservadores.

“Si te alejas dos minutos en cualquier dirección, estarás en un estado totalmente republicano”, comentó Mike Mason, empleado de una tienda REI en Bellingham, Washington. “Es una extraña mezcla de dos personalidades diferentes”.

Mason, junto con los empleados de REI de otros cinco estados, mencionó que la empresa había sido estricta en su política relacionada con el uso del cubrebocas y que en muchas tiendas había una persona que recibía a los clientes y se lo recordaba.

Sin embargo, REI cambió su política 24 horas después del anuncio de los CDC y, según un mensaje interno de un alto ejecutivo, dijo que en las tiendas “ya no tienen que aplicar la política sobre el uso de las mascarillas, ni con los empleados ni con los clientes que tal vez ya no deseen usarlas”.

La semana siguiente, la empresa anunció que, donde las autoridades locales lo autorizaran, ya no les pediría a los clientes vacunados que se cubrieran el rostro y dio instrucciones a los empleados de suponer que los consumidores estaban respetando esa política con buenas intenciones.

Mason, junto con los empleados de las tiendas REI cercanas a Salt Lake City, Des Moines, Iowa, y Columbus, Ohio, señaló que, después del cambio, el porcentaje de clientes que usaban cubrebocas había disminuido de manera considerable. La época también contribuyó a esta tensión debido a que, unos cuantos días después, la tienda inició su venta de aniversario, que, por lo general, es uno de los periodos más concurridos del año.

“Entraba gente que no compraba nada y que masticaba goma de mascar con la boca abierta… era una especie de baile de ‘veamos si alguien me dice algo’”, comentó Mason, quien está vacunado, pero teme contagiar a su bebé y al hijo que está esperando su esposa. “Incluso estoy tomando ansiolíticos. Tuve que aumentar la dosis para que el corazón no se me acelerara”.

En una tienda de REI en Portland, Oregon, varios empleados dejaron su empleo tras el anuncio de la nueva política. “Fue algo impactante el hecho de que la anunciaran tan de repente, sin previo aviso ni nada”, comentó Brian Levitt Smith, uno de los empleados que renunció.

Ese mismo día, más tarde, REI dio marcha atrás y anunció que en las tiendas de Oregon seguirían exigiendo el cubrebocas al menos hasta que terminara la venta anual. El día anterior, el estado había dicho que era probable que fuera a pedir que las tiendas verificaran el estatus de vacunación de los clientes si relajaban sus medidas sobre el uso de los cubrebocas.

David Michaels, exdirector de la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional, señaló que la variedad de respuestas de los empleados subrayaba la importancia de tener un conjunto de reglas a nivel federal en el lugar de trabajo, conocidas como normativas estándar, que el gobierno podría implementar.

“Esto subraya la necesidad de una normativa estándar en este momento”, comentó Michaels, quien ahora labora en la Escuela de Salud Pública de la Universidad George Washington. “Muchos empleadores están siguiendo los lineamientos estatales, lo que está tirando por la borda las precauciones relacionadas con la salud de la población”.

Wainwright, quien funge como representante sindical de su sindicato local de Trabajadores de Alimentos y Comercio, señaló que ella y sus compañeros estaban asustados por lo que habían visto durante la pandemia. Muchos de sus compañeros en el Kroger de Yorktown contrajeron el virus y una mujer falleció la primavera pasada. Esta primavera, un hombre de veintitantos años que no estaba vacunado estuvo enfermo durante varias semanas.

Kroger no respondió a las preguntas sobre los trabajadores que se enfermaron.

“Todos tienen miedo”, comentó Wainwright. “De todas maneras ha habido mucho COVID, aún con la orden de usar cubrebocas. Sin esta disposición, tenemos miedo de lo que pueda suceder”.



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