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América del Sur, epicentro mundial de la pandemia


2021-06-28

Jorge Galindo, Federico Rivas Molina, El País

Argentina, Brasil o Colombia nunca habían visto unos niveles de incidencia de casos detectados de covid tan altos. Paraguay o Uruguay, que hasta ahora habían transitado indemnes por la pandemia, están batiendo récords de muertes por millón. Perú, el país más golpeado del mundo según el indicador de exceso de mortalidad en 2020, ha visto en 2021 un pico de dimensiones comparables al del año pasado. Incluso Chile, alumno aventajado de la vacunación mundial con la mitad de su población totalmente inmunizada, se enfrenta a una nueva ola de fallecidos.

Mientras América del Norte, con 40 contagios detectados diariamente por cada millón de habitantes según la última cifra disponible, y Asia, con 29, se sitúan en mínimos históricos, y Europa entera se debate por evitar un repunte que es por ahora muchísimo menor a lo sufrido en el pasado (el último promedio europeo está algo por debajo de 59 contagios diarios), en América del Sur la curva epidémica ha seguido un ascenso relativamente constante. La subida inició en noviembre del año pasado, con un mínimo de 95 casos por millón, y se ha mantenido por encima de los 300 por millón durante el último mes. Para sostenerla se han ido turnando casi todos los países en uno u otro momento, con la presencia destacada del pico uruguayo sostenido en el último trimestre. El virus llegó al pequeño país austral después de mantenerlo a raya durante un año, y aprovechó la falta de inmunidad por contagios previos para propagarse con velocidad.

Pero esta disponibilidad para el contagio no existía en lugares como Colombia o Brasil, cuyas ciudades habían pasado intensas olas que, se esperaba, podrían haber construido al menos algunos diques en forma de inmunidad. Para explicar este nuevo y sorprendente episodio de la tragedia, muchas voces ponen el foco en las nuevas variantes, mutaciones del virus que esquivarían precisamente la inmunidad adquirida. A ello, los líderes de la región suelen añadirle un dedo acusador hacia la supuesta irresponsabilidad y relajamiento de los ciudadanos. En contraste, desde las distintas oposiciones se suele poner el foco en la elección de vacunas que, según ellos, serían menos eficaces que su alternativa en el mercado. La falta de infraestructura hospitalaria en muchos de los países de la región ha hecho el resto.

Pero el cuadro sudamericano puede interpretarse con esos mismos elementos desde un ángulo distinto. La inmunidad adquirida, por vacuna o por infección pasada, no es una propiedad absoluta de un individuo o de una población. Se trata de la construcción de defensas que disminuyen la probabilidad de infección y (mucho más) enfermedad grave, pero estas defensas no son iguales para todos ni en todo contexto.

Por ejemplo: contar con un cierto porcentaje de la ciudadanía con algún tipo de inmunidad puede ser suficiente para hacer desaparecer el contagio de ella si se trata de una población que cuenta con una pauta completa de vacunación (de doble dosis para todos los viales empleados salvo uno: el de Jannsen), reside en zonas de densidad relativamente baja, puede permitirse en su mayoría resguardarse en sus domicilios y no exponerse para trabajar en caso de pequeños repuntes localizados en barrios o comunidades, y donde aún no han aparecido nuevas variantes que han mejorado la capacidad del virus de esquivar defensas existentes.

Pero ese mismo porcentaje podría no bastar en áreas de alta densidad o incluso hacinamiento, en las que más que descuido lo que existe es imposibilidad económica de sostener el aislamiento en el domicilio, y donde la penetración de la vacunación puede abrir brechas equivalentes a las que ya mantiene la desigualdad económica. Si, además, las mutaciones con capacidad mejorada hacen su entrada, resquebrajando en parte las protecciones de inmunidad pasada por infección, el riesgo de rebrote es considerable.

En Chile, Colombia o Argentina, por ejemplo, el foco se ha puesto sobre la supuesta falta de calidad de las vacunas de la china Sinovac (para los dos primeros) y la rusa Gamaleya o Sputnik (para el tercero). Pero en zonas de Europa donde ninguna de ellas se emplea también se observa crecimiento, por ahora localizado pero ya preocupante para algunos observadores. Y la realidad es que, a día de hoy, ningún país en América del Sur (tampoco de Europa) está siquiera cerca de porcentajes abrumadores de inmunización por vacuna.

Siendo que, por las condiciones de densidad, pobreza y desigualdad, es posible que la necesidad de penetración de los planes de vacunación deban ser mayores en el sur global, quizás el foco debería estar en la rapidez de la vacunación, al menos mientras esperamos estudios que descarten o confirmen que alguna variante esquiva por completo la protección ofrecida por vacunas existentes. Algo de lo que, a día de hoy, no existe confirmación.

Argentina, por Mar Centenera (Buenos Aires)

Argentina registró este martes 792 muertes por covid-19, la cifra más alta desde el inicio de la pandemia, que se ha cobrado ya un total de 91.438 vidas en el país. El impacto de la segunda ola ha sido muy superior al de la primera —debido en parte por la mayor movilidad de la población y por las nuevas variantes, más contagiosas— y ha obligado al Gobierno de Alberto Fernández a reforzar las restricciones en las áreas más afectadas. Buenos Aires y su área metropolitana, donde reside más del 30% de la población argentina, concentran más de la mitad de los fallecidos por coronavirus hasta la fecha.

El país suramericano ha llegado al inicio del invierno austral, la temporada de mayor riesgo para el covid-19, con 19,5 millones de dosis de vacunas aplicadas hasta este viernes, el 40% de ellas a mayores de 60 años. La campaña de inmunización se ha acelerado en las últimas semanas gracias al aumento de vacunas recibidas, pero persiste una gran brecha entre aquellos que han recibido la primera inyección y quienes tienen la protección completa. El 34,4% de la población cuenta con una dosis, frente al 8,6% que tiene las dos. Las vacunas más aplicadas en Argentina son la Sputnik V, AstraZeneca (gracias a un acuerdo entre el laboratorio, Argentina y México para su producción conjunta en América Latina) y Sinopharm.

Brasil, por Naiara Galarraga (São Paulo)

Brasil acaba de alcanzar el récord diario de nuevos casos con los 115,000 contabilizados este jueves. La víspera quedó oficializado el inicio de la tercera ola de contagios mientras una comisión de investigación parlamentaria sobre la gestión de la pandemia va revelando indicios de corrupción por parte del Gobierno de Jair Bolsonaro en la compra de la vacuna producida en India. La inmunización toma ritmo a medida que llega la materia prima para fabricar las inyecciones en territorio brasileño y arriban las dosis del sistema Covax de la OMS. Los completamente vacunados superan el 15% de los adultos; un 42% ha recibido la primera dosis.

Pese a que medio millón de muertos acumulados lo coloca como el segundo país sudamericano con más fallecidos por millón (tras Perú), el presidente Bolsonaro sigue fiel a su actitud desde el inicio de la pandemia. En uno de sus últimos viajes oficiales le bajó la mascarilla a un niño al que agarró en brazos; él estaba sin cubrebocas.

Las encuestas ya reflejan el desgaste político que sufre por las crisis sanitaria y económica. Dos tercios de los brasileños desaprueban cómo gobierna Brasil; ahora mismo le votaría un 23%, según la encuesta más reciente. La comisión de investigación parlamentaria que analiza su gestión tiene aún por delante varias semanas de comparecencias televisadas en directo.

Chile, por Rocío Montes (Santiago)

La llegada de la variante Delta a Chile, cuyo primer caso confirmado se anunció el jueves, ha movilizado a las autoridades sanitarias. Aunque el país sudamericano tiene de los mejores índices de vacunación del continente –un 64,12% de la población objetivo ha completado el esquema–, Chile estudia la aplicación de una tercera dosis a sus habitantes, dada la alta contagiosidad de la nueva cepa. Se comenzaría a aplicar en septiembre a los primeros que se pincharon, en febrero y marzo pasado, con el objetivo de cortar la cadena de contagios y aumentar los porcentajes de inmunidad.

En Chile, un 78% de las 22.211.686 dosis aplicadas son de la china Sinovac, cuya efectividad contra la variante de la India está en estudio. El Ministerio de Salud, a su vez, analiza la opción de mezclar esquemas de vacunas, por lo que el Gobierno de Sebastián Piñera apura las negociaciones para asegurar mayor cantidad de dosis de Pfizer, la rusa Sputnik V y Moderna.

La nueva ola de la covid-19 que enfrenta Chile este invierno se explica por el componente estacional del virus, por lo que los especialistas denominan “inercia antivacuna” –la mayor cantidad de ingresados en las UCI no han sido vacunados con dos dosis– y por el plan de restricciones del Gobierno que ha sido constantemente criticado, sobre todo desde los gremios, como el Colegio Médico. Con 32,000 fallecidos, solamente contabilizando las muertes comprobadas, Santiago completo entró en confinamiento hace dos semanas, aunque con los días algunos municipios capitalinos han salido de las cuarentenas. Hoy en día, a nivel nacional hay 263 camas críticas disponibles.

Colombia, por Santiago Torrado (Bogotá)

Colombia, que superó esta semana el hito de las 100,000 muertes por coronavirus, ha anunciado la reactivación económica de distintos sectores en el peor momento de la pandemia. Lo hace, en gran medida, agobiada por el estallido social que comenzó el 28 de abril y con su población hastiada por las medidas de confinamiento.

El presidente Iván Duque ha atribuido a las aglomeraciones de las protestas en contra de su Gobierno el protagonismo de la tercera ola, sin evidencias concluyentes de que hayan provocado eventos de supercontagio. Esa discusión ha producido acalorados debates en momentos en que el reporte diario de fallecimientos, que ya había escalado por encima del medio millar, ha superado las 600 muertes en los últimos días. Las proyecciones para los primeros días de julio son aún peores.

En ciudades como Bogotá, Medellín y Cali las unidades de cuidado intensivo han estado al borde del colapso y en los hornos crematorios hay congestión. “Desde enero, en estos últimos seis meses, hemos concentrado dos picos epidémicos muy agresivos”, resume Andrea Ramírez, médica epidemióloga de la facultad de Medicina de la Universidad de Los Andes. Al panorama de las aglomeraciones se suma la presencia de variantes mucho más transmisibles, señala. “La vacunación cogió buen ritmo y velocidad muy tarde”, valora. “Hay que acelerar todavía más ese ritmo, pero la pandemia va mucho más rápido que nosotros, la vacunación no va a ser la única manera de mitigar, tenemos que implementar otras medidas”, advierte.

Perú, por Jacqueline Fowks (Lima)

Perú empezó la inmunización de las personas de 58 y 59 años este viernes en Lima, aunque el proceso avanza en la capital con largas colas e interrupciones del calendario. La situación es aún más lenta fuera de la capital, donde los ciudadanos reportan desorden, excesivo tiempo de espera, venta de lugar en las filas y viales insuficientes. Según el Ministerio de Salud, hasta el jueves 24 de junio han recibido las dos dosis más de 2,8 millones de personas.

El país andino reportó el miércoles 191.286 fallecidos y más de 2 millones de personas contagiadas por covid-19 desde marzo del año pasado. Si bien en el pico de la segunda ola registrado en abril, la cifra diaria de muertes superó los 400 por día, esta semana la autoridad sanitaria reporta de 100 a 110 defunciones cada 24 horas. Sin embargo, el Sistema Nacional de Defunciones -que notifica de acuerdo a los certificados emitidos por médicos- informa siempre el doble de muertes diarias que los registrados por el Ministerio de Salud.

A principios de mes, un equipo de expertos designado por el Gobierno actualizó cifra de fallecidos por la covid-19 hasta el 22 de mayo a 180.764 personas, una cifra muy superior a las 68.053 muertes contabilizadas hasta ese momento. Perú se convirtió así en el país con la tasa más alta del mundo en muertes cada 100,000 habitantes.

Lima (10%) y Callao (13%) son las regiones con mayor porcentaje de personas inmunizadas, y le siguen otros departamentos de la costa con porcentajes menores. En la región amazónica de Madre de Dios -fronteriza con Brasil y Bolivia- solo el 2.9% de la población ha recibido la vacuna, y en Puno -frontera con Bolivia- el 3%. El ministro de salud, Óscar Ugarte, anunció esta semana que Perú recibirá este año 68 millones de viales que podrá administrar el gobierno que asumirá el 28 de julio.



Jamileth


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