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El asesinato del presidente de Haití genera incertidumbre y un vacío político


2021-07-07

Por Catherine Porter y Marc Santora | The New York Times

El presidente Jovenel Moïse de Haití fue asesinado en las primeras horas del miércoles en un ataque a su residencia en las afueras de Puerto Príncipe, la capital, según dijo el primer ministro interino, lo que crea un vacío político que amenaza con profundizar la agitación que ha prevalecido en el país durante meses.

Mientras los gobiernos extranjeros evaluaban con dificultad la situación, millones de haitianos nerviosos se congregaban en torno a aparatos de radio y televisión y evitaban salir a las calles mientras intentaban comprender lo que los siguientes días podrían traer.

La esposa de Moïse, Martine Moïse, también resultó herida en el ataque, indicó el primer ministro interino, Claude Joseph, en un comunicado. No se conoció de inmediato en qué condición se encontraba ella.

“Un grupo de individuos no identificados, algunos de los cuales hablaban español, atacaron la residencia del presidente de la república y por ende hirieron de muerte al jefe de Estado”, dijo el primer ministro pero había poca información sólida sobre quién pudo haber llevado a cabo el asesinato.

En una entrevista telefónica con The New York times, Joseph dijo que por el momento él estaba dirigiendo el país. No obstante, no queda claro cuánto poder tiene ni por cuánto tiempo. Se esperaba que un nuevo primer ministro remplazara a Joseph esta semana y el presidente del más alto tribunal del país, que podría haber ayudado a restablecer el orden, murió en junio de COVID-19.

La noticia remeció al país caribeño, una nación isleña a poco más de 1000 kilómetros al sureste de Miami. En los últimos meses, las calles de Haití han estado repletas de furiosas protestas exigiendo la remoción de Moïse. Él se aferró al poder, gobernando por decreto durante más de un año, en lo que muchas personas —entre ellas constitucionalistas y expertos legales— consideran un mandato que ya había terminado.

Las calles las controlan grupos criminales armados que acostumbran secuestrar incluso a niños en edad escolar y a ministros religiosos a mitad de sus servicios en las iglesias. La pobreza y el hambre van en aumento y el gobierno ha sido acusado de enriquecerse y de no proveer los servicios más básicos. Ahora, el vacío político que dejó el asesinato de Moïse podría alimentar un ciclo de violencia, advirtieron los expertos.

Hace más de dos siglos, el país luchó para reponerse de una de las colonias esclavistas más salvajes, una que le dio enormes riquezas a Francia y que los dirigentes coloniales lucharon para conservar.

Lo que inició como un levantamiento de esclavos a principios del siglo XVIII, al final llevó a la sorprendente derrota de las fuerzas napoleónicas en 1803. Más recientemente, el país sufrió más de dos décadas de dictadura con François Duvalier, conocido como Papa Doc, y luego con su hijo Jean-Claude, conocido como Baby Doc.

Jean-Bertrand Aristide, un sacerdote de una zona pobre, se convirtió en el primer presidente democráticamente electo de Haití en 1990. Pero antes de cumplir un año en el poder fue depuesto en un golpe.

Después de un terremoto devastador hace 11 años, el país no ha logrado reconstruirse, y muchos dicen que ha empeorado, a pesar de los miles de millones de dólares de ayuda para la recuperación que ha recibido.

Joseph dijo que el presidente había sido “cobardemente asesinado” pero que los asesinos “no pueden matar sus ideas”. Llamó al país a “estar en calma” y dijo que daría un mensaje a la nación el miércoles. Comentó que la situación de seguridad del país estaba en control de la policía y el ejército.

No obstante, los observadores internacionales advirtieron que la situación podía salirse de control rápidamente.

Didier Le Bret, exembajador de Francia en Haití dijo que esperaba que Joseph lograra conducir el país, a pesar de su falta de legitimidad política.

Criticó a la comunidad internacional por ignorar la inestable situación política en Haití y dijo que ahora debería acudir en ayuda del país “para asegurar una transición tranquila”.

Le Bret comentó que la situación en Haití era tan volátil que “muchas personas tenían interés en deshacerse de Moïse”.



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