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Morena decidirá el candidato a las presidenciales de 2024 mediante una encuesta a la población


2021-07-14

David Marcial Pérez | El País

En otro gesto dirigido a tomar distancia con los códigos y los ritos de la política tradicional en México, Morena ha decidido que su candidato para las próximas elecciones presidenciales no será fruto del dedazo de Andrés Manuel López Obrador, sino que se elegirá por medio de un sistema de encuestas entre la población de todo el país. “El pueblo de México será quien elija al candidato del partido en el proceso electoral de 2024 mediante el método de encuesta”, anunció mediante un comunicado el presidente del partido, Mario Delgado. El presidente ha repetido en varias ocasiones que los métodos del priismo, con el “tapado” del presidente, ya han terminado. Mientras que en los gobiernos del PAN ya se ensayó alguna suerte de consulta para decidir el sucesor del presidente. El sistema de las encuestas ya ha sido utilizado por Morena y está rodeado de polémica por su falta de transparencia. Los comicios, según este método, para elegir a su último presidente derivaron en una guerra aún sin cerrar y necesitaron de la intervención de los tribunales.

El anuncio llega después del destape oficial de los dos candidatos, por ahora, favoritos en la disputa. El canciller Marcelo Ebrard reconoció públicamente, por primera vez, su intención de participar en la pugna durante la conferencia matutina del martes tras una comida con simpatizantes en Toluca. Mientras que la jefa de Gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum, sin postularse formalmente ha multiplicado los guiños en la misma dirección. Preguntada con insistencia al respecto, la alcaldesa se refirió este martes también al sistema de elección dispuesto por el partido: “Cualquiera tiene derecho a participar en las encuestas, sea parte del Gobierno federal o no”.

Las críticas al método elegido para la sucesión de López Obrador han llegado ya incluso al interior del partido. El líder de la bancada de Morena en el Senado y uno de los pesos pesados de la formación, Ricardo Monreal, cargó este miércoles contra la decisión: “Está muy desgastado el método de encuestas y ha sido un ejercicio cuestionado. Sería bueno buscar métodos distintos”. Pese a no ser nombrado explícitamente por el presidente en la terna de candidatos, Monreal suele aparecer en todas la quinielas como posible candidato a entrar en la pugna.

El antecedente más cercano del polémico sistema es reciente. Las elecciones internas del partido, que coronaron en octubre del año pasado a Delgado como nuevo presidente, también se dirimieron por el sistema de encuestas. El proceso ser prolongó durante más de un año. La guerra desatada entre las distintas facciones hizo imposible llegar a un acuerdo siquiera en el formato para elegir a su nuevo líder y la elección entró de lleno en el terreno judicial con los interminables intercambios de denuncias. México está acostumbrado a asistir a feroces disputas internas en los partidos, pero la tormenta en Morena abrió una herida que aún no se ha cerrado, con el liderazgo de Delgado cuestionado por una parte importante de la militancia.

En septiembre de 2019, durante las asambleas preparatorias a las primarias, hubo peleas, puñetazos, sillas sobrevolando las cabezas de los asistentes en varios Estados. En Jalisco hasta hubo disparos. El Tribunal Electoral entró por primera vez en escena en octubre decretando un aplazamiento de los comicios al considerar “no fiable” el padrón electoral de Morena. A partir de ahí, entró en escena el polémico sistema de elección por medio de encuestas que ya había sido utilizado con frecuencia en el PRD para seleccionar a muchos de los cuadros del partido. Por mandato judicial, el Instituto Nacional Electoral (INE) monitoreo y supervisó el proceso en el que participaron tres empresas encuestadoras privadas. En más de una ocasión, el INE impuso la realización de una nueva encuesta, que debían ser aprobadas por el Tribunal Electoral.

Los comicios internos de Morena se convirtieron en un quebradero de cabeza para el presidente prácticamente desde el arranque de dicho intento de primarias. López Obrador trató de mantenerse al margen del caos desatado como una medida de precaución, a la vez que defendía en todo caso el método de las encuestas como la respuesta al “acarreo, la compra de votos y la falta de responsabilidad política de los dirigentes”.

López Obrador también está mostrando ahora una cierta distancia. Recientemente abrió el abanico de posibles candidatos a sucederle con una batería nueva de nombres, muchos ellos considerados como una cortina de humo. El movimiento ha sido interpretado como un capote a los favoritos destinado enfriar la que parecía una incipiente frustrada después del traumático accidente en Ciudad de México. La tragedia de la Línea 12 en la que murieron a principios de mayo 26 personas y decenas más resultaron heridas supuso un duro revés a las aspiraciones tanto de Ebrard, alcalde de la ciudad cuando se construyó el tramo, como de Sheinbaum.

Con la oposición desarticulada, sin un rumbo claro ni por el momento ningún liderazgo fuerte, el próximo candidato de Morena partirá como favorito. Según un estudio de SIMO Consulting para EL PAÍS realizado antes de las elecciones intermedias, pero justo después del accidente del metro en la capital, la jefa de Gobierno de Ciudad de México superaba al canciller en intención de voto, pero empataban entre los simpatizantes de Morena ante una posible postulación a las presidenciales



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