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Los quiroprácticos antivacunas dividen la profesión


2021-07-16

Maggie Astor, The New York Times

Cualquiera que haya escuchado el pódcast del quiropráctico de Idaho Steven Baker en mayo habrá oído una plétora de desinformación sobre el coronavirus y las vacunas que protegen a cientos de millones de personas de este.

En un episodio titulado “¿Las personas ‘vacunadas’ son peligrosas?” (no lo son), Baker afirmó que los científicos no habían identificado el virus en su totalidad (sí lo han hecho), que las vacunas convertían a las personas en “zombis modernos” que expelían proteínas en cada respiración y fluido corporal (no es así), y que las personas vacunadas podían alterar los ciclos menstruales de las mujeres de su entorno (no es verdad).

Así que, según Baker, él tenía una nueva política: si algún paciente tomaba “lo que yo consideraría la pésima decisión de vacunarse”, no la dejaría entrar a su consultorio durante 30 días.

Baker, quien no respondió a una solicitud de comentarios, no representa a todos los quiroprácticos, muchos de los cuales apoyan la vacunación, pero forma parte de un grupo que ha promovido las dudas sobre las vacunas contra el coronavirus en internet y en sus clínicas y, en el proceso, ha puesto de manifiesto una antigua división dentro de la profesión.

Por un lado, están las personas como él, que rechazan el abrumador consenso médico de que las vacunas son eficaces y seguras. Estos quiroprácticos siguen de cerca las ideas defendidas hace más de un siglo por el fundador de la profesión, Daniel David Palmer, quien rechazaba la teoría de los microbios y creía que las enfermedades eran ocasionadas por desajustes de la columna vertebral, llamados subluxaciones, que alteraban una fuerza vital innata.

La profesión quiropráctica, que consiste en el ajuste de la columna vertebral mediante la manipulación manual y que a veces se denomina simplemente quiropráctica, “surgió de esta idea vitalista, casi sobrenatural, de la sanación”, afirmó Timothy Caulfield, titular de la cátedra de investigación sobre derecho y política sanitaria de la Universidad de Alberta. “Es difícil que escapen de sus raíces y creo que esa es una de las razones por las que la quiropráctica sigue atrayendo a tantas personas que son más propensas a dudar de la vacunación, y por la que tantos profesionales de la quiropráctica son, de hecho, reacios a la vacunación”.

En el otro extremo están los quiroprácticos que les han pedido a sus compañeros que fomenten la vacunación tal y como recomiendan los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por su sigla en inglés) y otras autoridades médicas. Por ejemplo, en un artículo publicado en 2013 en el Journal of the Canadian Chiropractic Association, cuatro quiroprácticos escribieron que, al recomendar las vacunas “según las indicaciones clínicas, la profesión quiropráctica promovería el bienestar público y, al hacerlo, estaría en una mejor posición para ser adoptada por la comunidad médica en general”.

Brian Gleberzon, profesor del Canadian Memorial Chiropractic College y uno de los autores del artículo, aseguró que este “sigue siendo relevante”.

A medida que se propaga la variante delta del coronavirus y el ritmo de nuevas vacunaciones se ralentiza, el conflicto dentro de la profesión se ha vuelto más relevante. En Estados Unidos se administran unas 530,000 dosis diarias en promedio (en comparación con un pico de más de 3 millones en abril) y, aunque el número de casos es bajo a nivel nacional, se dispara en estados como Misuri y Arkansas, donde los índices de vacunación son más bajos.

Muchos ámbitos de la medicina alternativa albergan un sentimiento antivacunas, pero la quiropráctica es uno de los más populares, y sus tensiones son más evidentes. Más de 35 millones de estadounidenses visitan a un quiropráctico cada año, de acuerdo con la Asociación Americana de Quiropráctica, y aunque los quiroprácticos no están obligados a recibir una formación especializada en enfermedades infecciosas (pues deben asistir a la escuela de quiropráctica, no a la de medicina), muchos pacientes acuden a ellos en busca de asesoría médica.

La investigación de Caulfield ha revelado que las personas que se sienten atraídas por las terapias alternativas como la quiropráctica “también son personas que pueden ser susceptibles a la desinformación”, dijo. “Si estás abierto a la medicina alternativa, también es más probable que te atraiga la retórica antivacunas, así que las ideas se agrupan”.

Annette Bernat, portavoz de la Asociación Americana de Quiropráctica, aseguró que el grupo alentaba a sus miembros a seguir los lineamientos de los CDC sobre la prevención del COVID-19 y apoyaba “la atención basada en evidencia y las mejores prácticas en general aceptadas y basadas en investigación actual de alta calidad”, pero no tenía ninguna postura respecto a las vacunas.

No obstante, varias organizaciones estatales afirmaron que podría ser adecuado que los quiroprácticos opinaran sobre las vacunas u otros temas médicos fuera de su ámbito de práctica.

La Asociación de Quiropráctica de Arizona (una de las once contactadas para este artículo) señaló que los quiroprácticos independientes eran libres de “tomar su propia decisión con respecto a la eficacia de las vacunas".

Sin mencionar las vacunas, Dawn Benton, vicepresidenta ejecutiva de la Asociación Quiropráctica de California, dijo que los quiroprácticos estaban “bien capacitados en el reconocimiento de las afecciones que están fuera de nuestro ámbito para que podamos determinar si es mejor que un paciente se trate en nuestro consultorio o con otro profesional de la salud".

“Dada nuestra formación”, dijo, “hay ocasiones en las que un médico quiropráctico puede hacer comentarios apropiados respecto a muchos temas médicos, y dejamos la decisión a cada quiropráctico y a las normas bajo las que ejercen".

Solo dos de las once organizaciones consultadas (la Sociedad Quiropráctica de Delaware y la Asociación Quiropráctica del Estado de Washington) señalaron de manera directa que los quiroprácticos deben remitir a los pacientes con doctores para hacerles preguntas sobre temas médicos.

“Proporcionar asesoramiento clínico sobre temas fuera de su ámbito violaría numerosos estatutos y lineamientos que rigen a los licenciados de la salud”, comentó Jeff Curwen, director ejecutivo de la asociación de Washington. “Los quiroprácticos pueden y deben hablar con sus pacientes sobre cómo los tratamientos no quiroprácticos pueden afectar su atención quiropráctica, pero siempre deben remitir a esos pacientes al tipo de proveedor apropiado para obtener respuestas específicas a preguntas fuera de su ámbito".



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