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Biden debió haber previsto el caos en Afganistán y planeado acorde a eso


2021-08-26

Kathleen Parker, The Washington Post

El breve período entre la osada predicción del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a principios de julio de que una toma del poder por parte de los talibanes en Afganistán era muy poco probable y su posterior comentario a mediados de agosto de que nunca hubo forma alguna de evitar el caos durante nuestra retirada lo lleva a una a preguntarse: ¿Cuándo, exactamente, se convirtió el caos en un hecho consumado en su mente?

¿Fue después de que estalló el caos tras la veloz conquista talibana del gobierno, ejercito y por lo tanto, el país afgano? ¿Fue cuando las agencias de inteligencia le dijeron hace unos meses que, de hecho, era muy posible que los talibanes conquistaran el país? El gobierno simplemente no se cayó de un muro como si fuera un huevo antropomórfico; colapsó en una explosión de cobardía y miedo. El expresidente afgano Ashraf Ghani no estuvo dispuesto a quedarse y descubrir qué tenían en mente los talibanes para su acto final. Igual que lo hizo nuestro glorioso proyecto militar afgano.

¿Recibió alguna pista cuando el comandante principal estadounidense en Afganistán, el general del Ejército Austin “Scott” Miller, renunció a su posición a mediados de julio y le entregó la misión de retirada al general del Cuerpo de Infantería de Marina Kenneth “Frank” McKenzie, quien ha estado operando desde la sede del Mando Central en Tampa?

¿En qué momento exacto fue que Biden determinó, como le dijo recientemente al periodista George Stephanopoulos de ABC, que no había otra manera de “hacer lo que hicimos” sin “el caos resultante”?

Dijo Biden: “Cuando ves al gobierno de Afganistán, al líder de ese gobierno subirse a un avión, despegar e irse a otro país, cuando ves el colapso considerable de los soldados afganos que habíamos entrenado, todos los 300,000, simplemente dejar sus equipos y huir… bueno, eso es lo que sucedió, eso es simplemente lo que sucedió”, afirmó el presidente, al parecer queriendo decir que estos eventos fueron los que condujeron al caos.

Un momento. Si Biden no sabía que las tropas y el presidente afgano podrían comportarse de esa manera, entonces sí tendría justificación para pensar que no había mucha probabilidad de caos. Pero si sabía, o había sido advertido de que los talibanes podrían tomar el control con facilidad, entonces el caos (me parece y, aparentemente a él también) habría parecido inevitable. De cualquier manera, pudo haber tomado precauciones. Siento que estamos lidiando con una enorme cantidad de incompetencia pegada en la suela del zapato de Biden.

Por supuesto que había otras formas de salir de esto, muchas de las cuales se han discutido en los últimos días. La planificación de contingencias es una manera de decirlo; el liderazgo es otra.

Me gustaría creer que el comandante en jefe de la fuerza militar más grande de la historia pudo haber exigido más y haber dicho algo como: “Mire general, el caos no es una opción, ¿está claro? Quiero que esta retirada se vea como un cuchillo que se desliza en una tarta de crema perfectamente asentada, es decir, de manera suave y limpia. ¿Entendido? Mi madre hacía una tarta de crema maravillosa. ¿Le gusta la tarta de crema? El punto más importante de todo esto, es que no quiero que abandonemos ni a un solo soldado o civil estadounidense, ni aliado afgano. Ni uno. Quiero el máximo esfuerzo posible. ¿Entendido?”.

Al parecer, esa conversación no se dio, y ahora Estados Unidos está en modo “control de daños”. O para tomar prestadas las irresistibles palabras del portavoz del Pentágono John Kirby: “No nos vamos a dormir en nuestros laureles”.

Bueno, pues qué gran alivio. Esta es otra frase: “Estamos mejorando nuestro desempeño”, dijo Kirby.

Puede que Biden haya creído que el caos era inevitable, siendo la guerra la ruta más directa hacia ese desenlace. Pero esa no puede ser la excusa para todo. Me parece que siempre se debe esperar el caos en la mayoría de las circunstancias y planificar acorde a eso. Quizás el mayor error de Biden fue seguir el consejo equivocado, o ignorar lo que no quería ni imaginar.

Biden y otros han confesado haberse sorprendido de que el presidente afgano haya decidido dar la media vuelta y esfumarse. También han dicho que quedaron sorprendidos cuando las tropas afganas muy capacitadas abandonaron las armas, se lavaron las manos e hicieron un enorme esfuerzo para no ser identificados por los formidables combatientes talibanes armados por Estados Unidos, algunas de cuyas atrocidades recientes están siendo nuevamente catalogadas. Los actos de violencia que los talibanes han inflingido en la población civil —tortura, ejecuciones públicas, amputaciones— están logrando que las imágenes caóticas en el aeropuerto luzcan como una publicidad vacacional en comparación.

Nada de esto debe tratarse a la ligera, pero al escuchar la no muy creíble teoría del caos de Biden, recordé a Théoden, el supuesto rey “ciego” de Rohan en la trilogía de El señor de los anillos de J. R. R. Tolkien. La obra fundamental de Tolkien siempre se puede citar y ha demostrado una y otra vez ser un recurso valioso para, entre otra cantidad innumerable de cosas, analogías de tiempos de guerra.

El ficticio Théoden está envejeciendo y, aunque no está literalmente ciego, se ha convertido en una figura irreconocible bajo la retorcida influencia del perverso Gríma Lengua de Serpiente. Théoden no puede “ver” los peligros que se avecinan mientras el ejército de Sauron se dirige hacia él. Afortunadamente, el mago Gandalf interfiere y rescata a Théoden de su cautiverio virtual. En lugar de seguir siendo una perturbada y decrépita sombra de lo que era, Théoden regresa a su antigua gloria de rey guerrero, se pone a la altura de las circunstancias y muere feliz por haber dado lo mejor de sí en la decisiva batalla contra el malvado Sauron (es una larga historia).

Los Lengua de Serpiente, conocidos también como asesores políticos, abundan en la capital de la nación, pero los Gandalf son escasos en Washington en la actualidad. Esperemos que Biden se consiga un buen mago antes de que el reino de Estados Unidos sea aplastado por el peso de su propia ingenuidad. El caos no es una opción.



Jamileth


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