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Jefe humanitario de ONU lamenta crisis etíope
Por CARA ANNA y EDITH M. LEDERER NACIONES UNIDAS (AP) — La crisis en Etiopía es “una mancha en nuestra conciencia”, según dijo el responsable de ayuda humanitaria de Naciones Unidas, mientras niños y adultos morían de hambre en la región de Tigray, sujeta a lo que la ONU describe como un bloqueo de facto del gobierno sobre la comida, los suministros médicos y el combustible. En una entrevista el martes con The Associated Press, Martin Griffiths hizo una de las críticas más duras hasta ahora a la peor crisis alimentaria del mundo en una década, que se producía tras casi un año de guerra. Los recuerdos de la hambruna de la década de 1980 en Etiopía, que mató a un millón de personas y cuyas imágenes conmocionaron al mundo, están frescas en su mente “y deseamos fervientemente que no estén ocurriendo en este momento”, dijo. “Eso es lo que mantiene a la gente en vela por la noche”, dijo Griffiths, “es la preocupación sobre lo que está por venir, y pronto”. El funcionario describió un panorama de escasez en Tigray, donde la tasa de malnutrición supera el 22%, “aproximadamente lo mismo que vimos en Somalia en 2011 y el comienzo de la hambruna somalí” que mató a más de un cuarto de millón de personas. La guerra en Etiopía comenzó el pasado noviembre justo antes de la cosecha en Tigray, y Naciones Unidas ha dicho que al menos la mitad de la próxima cosecha se perderá. Según testigos, fuerzas etíopes y aliadas han destruido o saqueado fuentes de alimento. Entre tanto, apenas el 10% de los envíos humanitarios han llegado a Tigray en las últimas semanas, dijo Griffiths. “De modo que la gente está comiendo raíces y flores y plantas en lugar de una comida regular normal”, señaló. “La falta de comida supondrá que la gente empezará a morir”. AP reportó la semana pasada, de acuerdo con documentos internos y declaraciones de testigos, las primeras muertes de hambre desde que Etiopía impuso el bloqueo a la región de 6 millones de personas en un intento de evitar que las fuerzas de Tigray reciban asistencia. Pero el problema no es sólo el hambre. El responsable humanitario de Naciones Unidas, que visitó Tigray hace poco, mencionó la falta de suministros médicos y señaló que a menudo, los niños vulnerables y las mujeres embarazadas o lactantes son las primeras en morir de enfermedad. Unos 200,000 niños de la región se han saltado vacunaciones desde el inicio de la guerra. Además, la falta de combustible, “básicamente a cero ya”, dijo Griffiths, supone que Naciones Unidas y otros grupos humanitarios encuentran casi imposible llegar hasta la gente de Tigray o siquiera determinar la escala real de las necesidades en la zona. También se han cortado los servicios bancarios, telefónicos y de internet. Billene Seyoum, vocera del primer ministro de Etiopía, el ganador del Nobel de la paz Abiy Ahmed, no respondió a preguntas al respecto. El gobierno ha atribuido los problemas con el reparto de ayuda humanitaria a las fuerzas de Tigray, que durante mucho tiempo dominaron el gobierno nacional hasta que Abiy las relegó a un segundo plano. El gobierno de Abiy también ha alarmado a funcionarios de Naciones Unidas y otros al acusar al personal humanitario de apoyar a los combatientes de Tigray. Griffiths tachó de inaceptables e injustas esas acusaciones. Ha pedido al gobierno que comparta cualquier prueba de mala conducta de los cooperantes para que Naciones Unidas pueda investigarlo, pero “hasta donde yo sé, no nos han transmitido esos casos”. Los trabajadores humanitarios que vuelan a Tigray reciben instrucciones de no llevar objetos como complejos vitamínicos, abrelatas y medicamentos, ni siquiera para uso personal. El responsable humanitario de Naciones Unidas dijo que él también había sido registrado en su visita a Tigray, que las autoridades examinaron todo lo que había en su bolsa e incluso le preguntaron por qué llevaba auriculares. La crisis en Etiopía ha llevado a Naciones Unidas, Estados Unidos y otros países a instar a los dos bandos a detener los combates y buscar una solución pacífica, pero Griffiths advirtió que “no parece que la guerra vaya a terminar pronto”. Por el contrario, en las últimas semanas se ha expandido a la vecina región Amhara. Los combates complican llevar ayuda a otros cientos de miles de personas, señaló Griffiths. Etiopía asistirá a la formación de un nuevo gobierno la semana que viene, con otros cinco años de mandato para el primer ministro. Griffiths, que dijo haber hablado por última vez con Abiy tres o cuatro semanas antes, expresó su esperanza a que hubiera un cambio de rumbo. “Lo que todos querríamos ver es que con esa investidura viéramos un nuevo liderazgo que lleve a Etiopía lejos del abismo al que se está asomando en este momento. El proceso de diálogo nacional, del que él habló conmigo en el pasado, y su número dos habló conmigo la semana pasada, eso tiene que producirse”, dijo Griffiths. “Tiene que ser coherente, tiene que ser inclusivo y tiene que ser pronto”, afirmó. aranza |
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