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La ola sinaloense por la despenalización del aborto está en pie de lucha
Por Lizbeth Hernández y Mahé Elipe | The Washington Post Aunque la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declaró inconstitucional penalizar el aborto en el país, aún hay reticencias en los estados para realizarlo. Uno de ellos es Sinaloa, donde el 30 septiembre había la esperanza de que se votara para su despenalización. Entre el 27 de septiembre y el 1 de octubre seguimos las actividades de jóvenes feministas en Culiacán, la capital del estado, quienes se organizaban para conmemorar el #28S, Día de Acción Global por el Acceso al Aborto Legal y Seguro, que además fue la antesala de la votación en el Congreso local. Acudimos como parte de un proyecto con apoyo del Fondo de Emergencia COVID-19 de National Geographic Society en un momento idóneo para que los legisladores mostraran su voluntad política para avanzar en este tema, pero pese a la determinación de la SCJN no sucedió. Las jóvenes, pertenecientes a diferentes colectivas como Feministas Alteradas Sinaloenses, Colectivo de Mujeres Activas Sinaloense (CMAS), GirlUp Sinaloa e Interrupción Legal del Embarazo Sinaloa nos abrieron las puertas de su “cuarto de guerra” para ver la ola que conforman. En su lucha por la despenalización, el 28 de septiembre realizaron la Velada por el Aborto Legal y Seguro en Culiacán, afuera del Congreso. Estaban optimistas tras el fallo de la SCJN y acudieron morras (adolescentes y jóvenes) que nunca se habían sumado a una acción pública. También había precaución, pues la noche previa un grupo de hombres armados había baleado 80 cámaras de videovigilancia. Sinaloa es cuna del cártel del mismo nombre y Culiacán está en el lugar 25 de las ciudades más violentas del mundo. Las colectivas también se reunieron con la diputada Graciela Domínguez Nava, quien promovió la iniciativa de ley, para exponerle dudas sobre el dictamen. Y se sumaron a la presentación de “RAborta”, un robot que entregará misoprostol (un medicamento abortivo) tras tener un aval médico, una acción donde se habló del papel de las mujeres organizadas que acompañan abortos seguros, la cual se replicó en otros 10 estados del país. Aunque no hay forma de dar con una cifra exacta, se estima que cada año se realizan entre 750 mil y un millón de abortos clandestinos en el país. Entre 2002 y 2016 se reportaron 624 casos de muerte específica por abortar y quienes enfrentan mayores riesgos para acceder a atención obstétrica adecuada son aquellas que viven en condiciones precarias. Por eso es importante que la despenalización del aborto sea una realidad en todo el país. La ola sinaloense no se gestó recientemente, aunque sí ha adquirido otras dimensiones: hay un relevo generacional. En la velada, Karla Lugo, integrante de las colectivas, nos explicó que la articulación de las mujeres para acceder a sus derechos cobró otro matiz en 2016 con la solicitud de la Alerta de Género en el estado, un mecanismo de protección de los derechos humanos de las mujeres. Sobre cómo se ha ido conformado la ola, Mariel Yee nos dijo: “Es importante reconocer a las mujeres que estuvieron antes de nosotras y que lograron hablar de esto desde las décadas de 1970 y 1980 en Culiacán. Pero en definitiva la ola de morras jóvenes ha sido la que ha buscado que pase en la agenda gubernamental y no solo en la agenda pública: que el tema no solo se hable, sino que se legisle”. La mañana del 30 de septiembre, las activistas estaban coordinadas para ir al Congreso y presenciar la votación. Grupos opositores a la legalización también. En las calles contrastaron cantos y rezos con gritos de “¡Aborto sí!”. Hubo pañuelos azules y verdes. Pero la votación no ocurrió y los grupos autonombrados “provida” celebraron. La discusión del dictamen no se realizó por amenazas, según declaró Morena, el grupo parlamentario que lo presentó. Las activistas están conscientes de que la lucha sigue, aunque “cansa estar peleando por algo que ya deberíamos de tener establecido como derecho, pero sin duda esta lucha la hago con todo el gusto del mundo, estamos construyendo la historia del aborto en Sinaloa, en México”, nos dijo Korina Cervantes, integrante de la colectiva CMAS. Si bien la no criminalización del aborto por mandato de la SCJN es un avance significativo, el pleno acceso al derecho a decidir de todas las mujeres y personas gestantes no puede seguir sujeto a voluntades políticas. Las jóvenes activistas que conforman la marea verde, como las sinaloenses, nos han demostrado que hay mucho por hacer y que ellas no se quedarán quietas. aranza |
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