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Los inversionistas se abalanzan sobre los bienes raíces del metaverso en un auge de terrenos virtuales
Debra Kamin Justin Bieber actuó en un concierto en vivo en noviembre, pero el espectáculo no fue en un estadio ni en una arena. Como otras actuaciones recientes de Ariana Grande, The Weeknd y Travis Scott, este concierto se llevó a cabo en el metaverso, un mundo en línea que expande los rincones del internet a experiencias inmersivas de cuatro dimensiones. Seguidores de todo el mundo observaron el avatar de Bieber mientras entonaba canciones de su exitoso álbum “Justice”. Los inversionistas también estaban pendientes. En preparación para un auge inmobiliario digital que parece estar a solo meses de distancia, los inversionistas se están apoderando de recintos para conciertos, centros comerciales y otras propiedades en el metaverso. En octubre el interés en este universo digital se disparó hasta los cielos, cuando Mark Zuckerberg anunció que Facebook iba a ser conocido como Meta, una iniciativa para capitalizar la frontera digital. El mercado mundial de bienes y servicios en el metaverso pronto valdrá 1 billón de dólares, según Grayscale, un inversionista en monedas digitales. Varios territorios El metaverso comprende varios territorios digitales. Cada uno es como una ciudad virtual en 3D donde los avatares viven, trabajan y juegan. Cualquiera que haya estado expuesto a videojuegos populares como “Fortnite”, “Animal Crossing” y el universo de “Roblox” tiene una idea de la apariencia de estos mundos. En cada uno, se combinan elementos como la realidad virtual, las emisiones en video, los videojuegos móviles, los avatares y la inteligencia artificial en experiencias digitales inmersivas. Sin embargo, la inversión en los bienes raíces del metaverso sigue siendo muy especulativa y nadie sabe bien si este auge es el siguiente éxito o la siguiente burbuja. Los tecnólogos creen que en unos pocos años el metaverso crecerá hasta convertirse en una economía completamente funcional y ofrecerá una experiencia digital simultánea que estará tan integrada a nuestras vidas como lo están en la actualidad los correos electrónicos y las redes sociales. En estos mundos digitales, el dinero son criptomonedas, pues las finanzas en el metaverso son impulsadas por la cadena de bloques, un libro de contabilidad público y digital que elimina la necesidad de un intermediario, como un banco. Cualquiera que entre al mundo digital puede comprar o vender arte, música e incluso casas como tokens no fungibles (TNF), los cuales son artículos coleccionables basados en la cadena de bloques y representaciones digitales de artículos en el mundo real. Los TNF sirven de prueba de propiedad y no son intercambiables. Y, en meses recientes, ha aumentado el volumen de transacciones de bienes raíces comerciales en el metaverso. Terrenos En octubre, Tokens.com, una empresa de tecnología de la cadena de bloques enfocada en TNF y bienes raíces del metaverso, adquirió el 50 por ciento de Metaverse Group, una de las primeras empresas de bienes raíces virtuales, por unos 1,7 millones de dólares. Metaverse Group tiene su sede en Toronto, pero sus oficinas centrales virtuales están en un mundo llamado Decentraland en Crypto Valley, el Silicon Valley del metaverso. Decentraland también tiene distritos de apuestas, compras, moda y las artes. “En vez de crear un universo como Facebook, me pregunté: ‘¿Por qué no entramos y compramos terrenos en estos metaversos y luego nos podemos convertir en arrendadores?’”, comentó Andrew Kiguel, cofundador y director ejecutivo de Tokens.com. A partir de esa adquisición, Tokens.com ha roto el molde digital desde una torre en Decentraland. Louis Vuitton, Gucci, Burberry y otras marcas de lujo ya han entrado al metaverso por medio de los TNF, una maniobra con la cual los ejecutivos de las empresas se sienten optimistas de que la torre de Tokens.com pronto genere ingresos de rentas y publicidad para marcas como estas. Tendencias Para quienes se pregunten por qué una empresa querría invertir en una oficina virtual en el metaverso, Michael Gord, cofundador de Metaverse Group, comentó que los escépticos deberían fijarse en las tendencias que la pandemia catalizó. “Conforme participe más gente, ahí será donde vayas con tus amigos, donde vivas experiencias como conferencias y conciertos”, opinó. “Es inevitable que el metaverso se convierta en la red social número uno del mundo”. Metaverse Group tiene un fideicomiso de inversión en bienes raíces y planea crear una cartera de propiedades en Decentraland, así como en otros mundos, entre ellos Somnium Space, Sandbox y Upland. El internet tal vez sea infinito, pero los bienes raíces virtuales no: por ejemplo, Decentraland tiene 90,000 terrenos, cada uno de alrededor de 15 por 15 metros. Entre los inversionistas, hay una sensación de que hay oro en esas colinas pixeleadas, según Gord. “Imagina que fuiste a Nueva York cuando era tierra de cultivo y tuviste la opción de comprar una manzana en SoHo”, comentó. “Si alguien quiere comprar una manzana de bienes raíces en Soho en la actualidad, es incalculable; no está en el mercado. Esa misma experiencia sucederá en el metaverso”. La semana pasada, Tokens.com cerró un acuerdo todavía más grande por un terreno en el distrito de la moda de Decentraland por unos 2,5 millones de dólares. La empresa, la cual asegura que la transacción de bienes raíces fue la más grande en la historia del metaverso, planea desarrollar el área a fin de convertirla en un centro de comercio virtual para marcas lujosas de moda, al estilo de Rodeo Drive o la Quinta avenida. Muchos de estos territorios digitales parecen mundos de fantasía caricaturescos y de colores de gomita, mientras que otros son aplicaciones digitales del planeta que ya conocemos y amamos. SuperWorld, una plataforma de bienes raíces virtuales mapeada sobre toda la faz del globo, ofrece 64,800 millones de terrenos, cada uno a la venta como un TNF. El Taj Mahal está disponible, al igual que, lo más probable, tu casa de la infancia. Los dueños pueden comprar terrenos por razones sentimentales o informadas, pero, como sea, una vez que compran el TNF, obtienen una parte de toda la actividad comercial que ocurra en esa propiedad. “Puedes comprar lugares que te encanten, ya sea Central Park o las pirámides de Egipto”, opinó Hrish Lotlikar, cofundador y director ejecutivo de SuperWorld. “Lo que compras es el terreno virtual que cubre la Tierra en esos lugares”. Tan solo hay un puñado de territorios digitales en los cuales los inversionistas pueden comprar y vender bienes raíces y todos usan sus propias criptomonedas. Por ejemplo, la de Decentraland se llama MANA. Decentraland también tiene un mercado donde la gente puede echarles un vistazo a los TNF, como terrenos a la venta. “Es casi como un servicio de anuncios múltiples”, comentó Kiguel. Wave, una empresa de entretenimiento que pone en escena conciertos interactivos, entre ellos el de Bieber, obtiene ganancias de mercancía virtual y patrocinios de marca para los espectáculos, los cuales se llevan a cabo en zonas neutrales en vez de en una arena digital. La empresa todavía no monetiza bienes raíces, pero Adam Arrigo, cofundador y director ejecutivo de la empresa, dijo que estaba buscando opciones. “Estas plataformas como Decentraland y Sandbox son pioneras en acreditar estos terrenos, estos escaparates”, comentó. “Durante los próximos años, lo que hacemos se volverá mucho más popular”. aranza |
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