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La inflación desbocada pone a prueba al nuevo Banco de México


2021-12-13

David Marcial Pérez | El País

México - México registró esta semana el mayor pico de precios en dos décadas. La inflación desbocada está azotando al mundo entero por las secuelas de la pandemia: el efecto rebote de la demanda y los desajustes aun en las cadenas globales de suministro. El debate se centra en determinar cuánto durará la resaca inflacionaria. La conclusión generalizada es que se trata de un dolor temporal y no merece la pena sacar todavía los cañones. Aunque de momento, en México todo parece indicar que el banco central subirá la semana que viene la tasa de interés por quinta vez en lo que va de año. Será la última decisión del actual equipo directivo, que en enero pasará el relevo a Victoria Rodríguez Ceja, la última apuesta de Andrés Manuel López Obrador, rodeada de incertidumbre por su falta de experiencia en política monetaria.

El récord del índice de precios en México —7,3%, el más alto desde 2001— está en sintonía con los picos también en Europa o EE UU, donde no se registraba una inflación tan alta desde hace más de tres décadas. En las dos grandes plazas domina por ahora la prudencia. Ni el Banco Central Europeo (BCE) ni la Reserva Federal (Fed) han tocado de momento los tipos de referencia ni los programas de estímulos por miedo a afectar a la incipiente recuperación de la economía tras la pandemia. La semana que viene, en todo caso, la Fed sí puede empezar a echar el freno con una reducción progresiva de la compra de bonos. Máxime cuando el mercado laboral volvió a mostrar signos de fortaleza: las demandas de desempleo cayeron a niveles jamás vistos desde 1969.

Pese a compartir las mismas causas del brote inflacionario, el panorama en México es algo distinto. El Gobierno de López Obrador ha sido de los más conservadores a reaccionar con dinero público al golpe de la covid, a la vez que la recuperación económica carbura a un ritmo más lento. Tras levantar cabeza a mitad de año, el PIB del tercer trimestre registró una nueva caída (0,4%). Un derrape, además, mayor del esperado por el mal desempeño del sector servicios, motor clave con la reapertura de establecimientos tras los peores momentos de la pandemia y con un mercado de trabajo que todavía no ha logrado absorber las salidas provocadas por la crisis.

Este es el escenario con el que se va a encontrar la nueva gobernadora del Banco de México. “Estamos en un entorno sumamente complicado”, advierte el economista jefe del BBVA en México, Carlos Serrano. “Además, dada la naturaleza de los choques, la política monetaria es mayormente inefectiva. Ante los cuellos de botella en la distribución de insumos y mercancías hay poco que los bancos centrales puedan hacer directamente. Conviene más bien ser cautos, utilizar la comunicación para explicar que no estamos ante una subida de precios por cuestiones estructurales. Y apretar en la política monetaria solo si no se cumplen las expectativas porque acciones demasiado restrictivas desacelerarían la recuperación económica”.

Ante la crecida que ya supera por más del doble la meta del 3% fijada por Banxico, el organismo ha llevado a cabo una subida progresiva de tasas que con mucha probabilidad culmine la semana que viene con un nuevo aumento hasta el 5,25%. Los riegos de que unas tasas cada vez más altas supongan más palos en la rueda de la recuperación están justificados en que México no está sufriendo un calentamiento de la inflación por una demanda creciente del crédito. Más bien, todo lo contrario. Hasta la mitad de año, el crédito nuevo cayó un 3% según datos del propio Banxico. Una subida de defensas desincentivaría aún más el crédito, uno de los grandes retos pendientes del país.

También parece lejos el peligro de que las alzas de precios se trasladen a los salarios, como si puede suceder en EE UU, generando un círculo vicioso que se retroalimenta. “Pese a las subidas recientes del salario mínimo, los sueldos en México se había desplomado durante las últimas décadas por lo que hay espacio más que suficiente. Además, el mercado laboral sigue siendo débil y no se ha recuperado del todo”, añade el economista jefe del BBVA.

Las previsiones globales son que la presión inflacionaria vaya bajando a medida que los puertos y otros centros logísticos vuelven a operar a pleno rendimiento y la demanda energética se estabilice tras el efecto rebote. A mitad del año que viene las aguas deberían haber vuelto a su cauce. El consenso del mercado también anticipa que en 2022 en México se registrará una reducción de la inflación de casi la mitad (4%), más cercano a la meta del Banco de México.

Desde la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), su encargado de asuntos económicos, José Luis de la Cruz, también advierte de las limitaciones de las políticas monetarias para atajar la situación. “Necesitamos nuevas formas de política económica como aumentar la productividad, la mejor herramienta para amortiguar la inflación y no estar tan expuestos a los vaivenes de los precios internacionales”, cierra el economista.



Jamileth


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