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Cómo encontrar el espíritu musical de Notre Dame


2021-12-22

Elaine Sciolino | The New York Times

El órgano de San Eustaquio es considerado como una joya del Renacimiento francés.

Aunque la querida catedral de París todavía está siendo restaurada tras el devastador incendio de 2019, otras iglesias mantienen vivas sus tradiciones musicales en estas fiestas.

No se lograban ver los cantantes, que llenaban con su música el gran espacio oscuro de la iglesia de San Eustaquio en París, cual ángeles incorpóreos. Se movían por los pasillos en una procesión lenta hacia el escenario improvisado, donde por fin se mostraron ante el público: los hombres, mujeres y niños del coro de la catedral de Notre Dame.

Han pasado más de dos años y medio desde el incendio que devastó Notre Dame, la iglesia más visitada del mundo y el monumento más visitado de Francia. La titánica tarea de restaurar la obra maestra de la Edad Media tuvo retrasos debido a la pandemia, pero el presidente francés ha prometido que la catedral abrirá para las Olimpiadas de París 2024.

La tradición musical de Notre Dame es tan antigua como la catedral misma, cuyos orígenes se remontan al siglo XII.

Pero desde el incendio, la antigua escuela de música de la catedral y sus coros, llamada Maîtrise de Notre Dame, ha tenido problemas financieros: el Estado y la ciudad de París eliminaron la subvención; la escuela perdió un tercio de su presupuesto anual de dos millones de euros y tuvo que despedir a la mayoría de su personal y músicos.

“Pasamos por un periodo de duelo profundo, pero ahora nos sentimos motivados por la certeza de que algún día Notre Dame volverá a abrir”, dijo Yves Castagnet, el maestro organista que ha tocado en Notre Dame desde hace 33 años. “Mientras tanto, nuestra misión es preservar y difundir el espíritu de nuestra gran catedral más allá de sus paredes. Nos hemos convertido en los embajadores del sonido de la ciudad”.

Ahora los intérpretes tocan como una banda de nómadas musicales que esperan su regreso a casa. Los turistas —ya sean creyentes o no— que habían convertido la catedral en un lugar de peregrinaje han quedado desconsolados. La sensación de que algo falta es más intensa en la época navideña, cuando la misa de Nochebuena de Notre Dame se convertía en un glorioso concierto de órgano y coros. Pero hay una manera infalible de emular la alegría y la comodidad que antes se encontraba en Notre Dame: seguir la música.

El cierre de la catedral ha hecho que muchos visitantes puedan explorar un mundo que era ignorado incluso por los propios parisinos: las más de 100 iglesias que hay en la ciudad. La mayoría de ellas cuentan con música que acompaña las misas y las vísperas; algunas atraen a maestros organistas y coros, que dan conciertos tanto programados como improvisados, especialmente en Adviento. Todas las iglesias tienen al menos una misa de Navidad, pero incluso las que no suelen dar conciertos muchas veces sí tienen música litúrgica a finales de diciembre.

La escena cultural parisina revivió este otoño, sin embargo, ahora la incertidumbre de la variante ómicron ha proyectado una larga sombra en la ciudad. Para entrar a cualquier espacio interior se necesita proporcionar un “pass sanitaire” (comprobante de vacunación, una prueba de antígenos o PCR de no más de tres días de antigüedad). Los cubrebocas son obligatorios en espacios cerrados. El 6 de diciembre, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos emitieron una alerta nivel 4 de “no viajar” para Francia, con lo cual se indica que hay niveles de COVID-19 muy altos en el país. El gobierno francés ha decidido mantener la mayoría de los espacios públicos, incluyendo restaurantes, bares, museos —e iglesias—, abiertos en las fiestas, pero es aconsejable verificar si un evento ha sido cancelado.

Muchas de las iglesias de París tienen órganos (y organistas) extraordinarios desde el punto de vista musical, aunque no tengan también un coro. Cerca de 20 iglesias repartidas por toda la ciudad tienen órganos fabricados por Aristide Cavaillé-Coll, un maestro organista del siglo XIX, cuyas innovaciones inauguraron una nueva era en la construcción y el sonido de los órganos. El órgano Cavaillé-Coll de Notre Dame ha estado en reparación desde el incendio.

Desde la misa y las vísperas con música hasta las horas de visita a puertas abiertas, las iglesias son gratuitas y están abiertas al público, aunque lo mejor es llevar una moneda de dos euros para depositarla en la caja de donativos. Para los conciertos realizados en las iglesias, pero no organizados por ellas, hay que comprar un boleto y es mejor reservarlos con antelación.

A continuación, enumeramos una lista de lugares donde se puede encontrar el espíritu musical de Notre Dame en estas fiestas.

Coros itinerantes

Cinco iglesias de París acogen la Maîtrise mientras Notre Dame está en reconstrucción. Una de las iglesias más antiguas de París, St.-Germain-l’Auxerrois, está a 15 minutos a pie de la margen derecha del Sena, cruzando la calle del Louvre. Los servicios religiosos de la catedral se han trasladado allí, junto con parte de su música.

Reconstruida muchas veces a lo largo de los siglos, esta iglesia es el lugar de descanso de muchos de los poetas, arquitectos, pintores y escultores de Francia. Es una aventura visual en la que se mezclan varios estilos: un campanario románico, un presbiterio del alto gótico, una nave flamígera, un portal renacentista y un retablo y tríptico flamencos tallados en madera.

La Vierge du Pilier, la estatua más importante de María a la que se acudía a rezar a Notre Dame, está expuesta aquí. También cuenta con uno de los órganos de iglesia más bellos de París: una obra maestra de 32 paradas construida en 1771 por François-Henri Clicquot. Está en proceso de restauración, pero podría estar listo para Navidad. Por ahora, Castagnet toca en un moderno órgano auxiliar instalado cerca del altar mayor.

“Nuestro repertorio está vivo: interpretamos música de hace 800 años y piezas contemporáneas que miran al futuro, cantos gregorianos, réquiems y música clásica barroca francesa y romántica alemana”, explica Henri Chalet, director de la Maîtrise de Notre Dame.

Acompañadas por la Maîtrise, las vísperas de lunes a sábado a las 5:45 p. m. y la misa dominical a las 6:30 p. m. se emiten en el canal de YouTube de la televisión católica. Los domingos, la misa de las 6:30 de la tarde y la misa gregoriana de las 10:00 a. m. se emiten en Radio Notre Dame. (La Maîtrise también tiene un álbum de Navidad, À la venue de Noël, que puede escucharse en Spotify). El día de Navidad, se espera que la Maîtrise cante durante la misa de las 11:30 a. m., así como en la misa gregoriana de las 10 de la mañana. Los planes para la habitual interpretación de Nochebuena son inciertos debido a las consideraciones de la COVID-19.

Pero St.-Germain-l’Auxerrois es demasiado pequeña para acoger conciertos de los grandes coros de la Maîtrise, que han tenido dificultades para encontrar otras iglesias de París dispuestas a albergarlos. Unas dos veces al mes, están en otros lugares, especialmente en dos de las iglesias más conocidas de París, ambas a 1,6 kilómetros de distancia: San Eustaquio, cerca del Forum des Halles, en la margen derecha, y Saint Sulpice (más grande que Notre Dame), en el barrio de Saint-Germain-des-Prés, en la margen izquierda.

San Eustaquio es considerada como la joya del Renacimiento francés, pero también podría ser una especie de versión miniatura de Notre Dame. Su interior —incluyendo su nave perpendicular y el transepto, así como las capillas laterales y radiales— fue inspirado en la gran catedral gótica. Gracias a su extraordinaria acústica, San Eustaquio con frecuencia es sede de conciertos, ya sea de salmos o de piezas contemporáneas. Hasta el sencillo canto de los feligreses durante los servicios semanales conmueven el alma. La misa dominical de las 11:00 a. m. cuenta tanto con el coro de la iglesia como con el organista, Thomas Ospital; también hay un concierto de órgano los domingos a las 5:00 p. m.

Esta iglesia, que acoge a otros grupos además de la Maîtrise, será el escenario de dos conciertos de música clásica previstos para fin de año, uno en la víspera de Año Nuevo y otro el 1 de enero.

Saint Sulpice es un edificio del Barroco tardío, construido sobre los cimientos del siglo XIII de una iglesia románica. Si se te antoja ver una pintura decimonónica de Eugène Delacroix, este es el lugar adecuado: dos de sus cuadros y un fresco en el techo (magníficamente restaurado) adornan este recinto. También es famosa por su gran órgano.

El órgano de 6600 tubos de Saint Sulpice, construido por Cavaillé-Coll, está considerado como uno de los instrumentos más fabulosos de París. A la genialidad de su construcción se suma la excelente acústica de la iglesia.

El maestro organista de la iglesia, Daniel Roth, tiene una fanaticada de culto. La mayoría de los domingos, comienza a tocar 15 minutos antes de la misa de las 11 de la mañana y continúa después con un concierto de 30 minutos muy apreciado, mezclando estilos y atrayendo a fanáticos del órgano de todo el mundo. Aquí se puede escuchar regularmente música de órgano y de coro.

Además de las misas en horario habitual, está prevista una misa a las 11:00 p. m. en Nochebuena, un concierto de Navidad el 23 de diciembre (de 15 a 30 euros; es decir, entre 17 y 34 dólares según el tipo de cambio actual) y un concierto de víspera de Año Nuevo el 31 de diciembre (de 44 a 66 euros).

Los coros de Notre Dame también se presentarán en Saint-Étienne-du-Mont, una estructura gótica en el barrio latino que yace sobre una suave colina en honor a Genoveva, la santa patrona de París. Según cuenta la historia, la piedad mística de esta mujer, su práctica del ayuno y su astucia negociadora impidieron que Atila el Huno invadiera París en el siglo V. (Su antiguo sarcófago se conserva en el interior).

Saint-Étienne-du-Mont es famosa por tener el único “coro alto” de París, un tabique del siglo XVI con arcos abuhardillados y esculpidos que sirve de barrera decorativa entre el altar mayor y la congregación.

También está su órgano del siglo XVII, considerado uno de los mejores de París, actualizado por Cavaillé-Coll en 1863 y restaurado hace varios años.

Esta Navidad, la iglesia organizó una obra de teatro que narra la vida de Santa Genoveva. Aunque no hay conciertos programados para Navidad, los organistas de la iglesia tocarán en las misas navideñas.

Por último, los coros de Notre Dame se pueden escuchar de vez en cuando en Saint Séverin, en el barrio latino, no lejos de la catedral y de la librería Shakespeare and Company. Saint Séverin fue construida en estilo gótico tardío en el siglo XI; al igual que Notre Dame, su exterior tiene gárgolas y arbotantes; hay un rosetón sobre la entrada oeste. La Maîtrise estará en Saint Sulpice y St.-Germain-l’Auxerrois esta Navidad. Saint Séverin tiene previsto ofrecer dos conciertos de música clásica: la orquesta, predominantemente de cuerdas, Les Solistes Français el 25 de diciembre y un recital de trompeta y órgano el día de Año Nuevo.

Órganos y más

París tiene más órganos de Cavaillé-Coll que ninguna otra ciudad del mundo, y muchos de ellos no están lejos de Notre Dame. La basílica de Sainte Clotilde, en la margen izquierda, cerca de Los Inválidos, es un espacio hermoso para entrar a rezar y hay un concierto en el Gran Órgano de 1859 cada segundo sábado del mes (excepto en agosto) a las 5:00 p. m. El coro de la basílica también ensaya los sábados de 5:00 a 6:00 p. m. en la sala de Las Cases y los domingos a partir de las 10:00 a. m., antes de su participación en la misa de las 11:00 a. m. El 11 de diciembre, el Coro de París, un grupo de unos 60 cantantes profesionales y aficionados, tiene proyectado interpretar allí el “Mesías” de Haendel, y luego el domingo en la iglesia de Saint Roch (entradas de 25 a 30 euros).

Saint Roch, una iglesia del siglo XVIII que cuenta con una colección de arte digna de un museo, a diez minutos del Louvre, tiene un Cavaillé-Coll temprano (pero no menos excelente) de 1842. Los lunes, de 12:30 a 1:15 p. m., hay conciertos de “lunes musicales” en los que tocan el órgano; también se puede oír en algunas misas.

Un órgano Cavaillé-Coll y los coros de Notre Dame no son los únicos indicadores de que podrás disfrutar de una gran experiencia de música eclesiástica en París. En el Boulevard Saint Germain de la margen izquierda se encuentra la iglesia de Saint-Germain-des-Prés. Esta iglesia, con una acústica deliciosa, es la más antigua de París, pues el rey Childeberto I la fundó en el año 543. Ha sido restaurada en numerosas ocasiones y ahora se está completando una importante renovación de varios años.

Tras décadas de daños causados por el agua y la suciedad, las pinturas murales decorativas de estilo italiano y los murales de Hippolyte Flandrin han resurgido con colores brillantes; al igual que las columnas de mármol, las delicadas bóvedas, los suelos de mosaico y un techo revestido de cobre dorado que refleja la luz del sol.

El día de Nochebuena, a las 10:00 p. m., está previsto un preludio musical a la misa de las 10:30 p. m. Los días 25 y 26 de diciembre, las misas son a las 11:00 a. m. y a las 7:00 p. m., y en ellas se cantará música tradicional con la liturgia navideña. También hay un concierto de Navidad el día 25 programado para las 3:30 p. m. (no es necesario reservar y es gratuito, aunque se pide un donativo).

Algunas iglesias con gran atractivo turístico ofrecen conciertos de calidad desigual. La Sainte Chapelle, a pocos pasos de Notre Dame en la Ile de la Cité, anuncia conciertos con un repertorio conocido (las “Cuatro estaciones” de Vivaldi son una de las favoritas). Las interpretaciones se consideran adecuadas para los turistas. El costo no es insignificante: unos 70 dólares. Con 10 dólares más te dan una copa de champán.

Del 19 al 30 de diciembre (excepto el 25) están previstos conciertos de Navidad en la Sainte Chapelle; además, dos conciertos de Año Nuevo, el 31 de diciembre y el 2 de enero. (Algunas fechas ya se agotaron).

La Sainte Chapelle no ha sido usada como iglesia desde la Revolución francesa pero, al igual que Notre Dame, es uno de los ejemplos de la arquitectura gótica más gloriosa del mundo y todavía luce como el grandioso lugar de culto que alguna vez fue.

La luz entra a raudales por las vidrieras que cubren más de 2000 metros cuadrados, la mayoría de las cuales datan del siglo XIII. Una aplicación de celular permite a los visitantes acercarse a cada panel de las vidrieras para vivir una de las experiencias de descubrimiento más edificantes de todo París: Historias bíblicas —como el Génesis, el Éxodo, las visiones de Ezequiel o la decapitación de Holofernes por Judith—contadas en vidrio.

La Sainte Chapelle también tiene una aguja de madera cubierta de plomo del siglo XIX, de un tercio del tamaño pero no muy diferente a la del tejado de Notre Dame que se derrumbó en el incendio. La versión de la Sainte Chapelle fue creada en 1853 por Adolphe Victor Geoffroy-Dechaume, un arquitecto colega de Eugène Emmanuel Viollet-le-Duc, que erigió la aguja de Notre Dame. Si te sitúas en el lugar adecuado, en el extremo del patio exterior de la Sainte Chapelle, puedes obtener una vista perfecta, así como un recuerdo de lo que se perdió no muy lejos.

El espíritu de Notre Dame llega a lugares inesperados. Muchos textos bíblicos describen el cielo como un lugar de música, y los anglohablantes en París pueden encontrar una versión terrenal en la catedral americana cruzando la calle del club nocturno Crazy Horse en el centro de París. La iglesia episcopal construida en 1886 y diseñada por el arquitecto inglés George Edmund Street ofrece una liturgia en inglés, así como un órgano Cavaillé-Coll, del que está muy orgullosa. La catedral ha lanzado una campaña de recaudación de fondos para restaurar el instrumento.

La catedral transmite en directo sus servicios, una práctica que comenzó durante los cierres por la pandemia. Cantantes profesionales donan su tiempo y se unen al coro. Su “joya de la corona”, según Zachary Ullery, su director musical, es un servicio de “Evensong” (parecido a las vísperas) de 45 minutos de duración que se celebra algunos domingos a las 6:00 p. m. También hay un concierto gratuito todos los domingos a las 3:00 p. m.

“Si quieren escuchar un órgano verdaderamente genial, vengan a la catedral americana”, dijo Ullery. “Vengan si quieren escuchar réquiems y motetes del Renacimiento inglés. Es difícil encontrar un sonido así en cualquier otro lugar de París”.



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