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China seguirá modernizando su arsenal nuclear tras comprometerse contra la proliferación de armas atómicas


2022-01-04

Inma Bonet Bailén | El País

Pekín - Pekín sigue la línea de Moscú y Washington y, si bien firma en contra de la proliferación de armamento atómico, no tiene intención de detener su producción. Un día después de que los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas emitieran un comunicado conjunto en el que se comprometen a evitar una guerra nuclear — que “no puede ganarse y no debe librarse”, reza el texto—, China ha dejado claro este martes que continuará modernizando sus armas nucleares con fines defensivos y ha pedido a Estados Unidos y Rusia que sean ellos quienes den el primer paso reduciendo sus arsenales. Las declaraciones del gigante asiático llegan después de un 2021 en el que el país exhibió músculo militar en varias ocasiones, y en el que se disparó el recelo por el rearme nuclear de las superpotencias.

“En cuanto a las aseveraciones lanzadas por funcionarios estadounidenses de que China está aumentando drásticamente sus capacidades nucleares, permítanme decir, en primer lugar, que es falso”, ha expresado este martes en una sesión informativa en Pekín Fu Cong, director general del departamento de Control de Armas del Ministerio de Asuntos Exteriores de China. El verano pasado, medios estadounidenses informaron de la construcción de nuevos silos para el lanzamiento de misiles balísticos intercontinentales. Poco después, afloró la noticia de dos ensayos de armas hipersónicas con capacidad nuclear. Fu ha respondido a estas críticas apuntando que el arsenal de China no debería estimarse basándose en fotos de satélite.

“EE UU y Rusia poseen el 90% de las ojivas nucleares que hay en la Tierra”, ha enfatizado el alto funcionario chino. “China siempre ha adoptado la política de no ser el primero en utilizarlas, y mantenemos nuestras capacidades nucleares al nivel mínimo necesario para garantizar nuestra seguridad nacional”, ha apuntado Fu, a lo que ha añadido que “China continuará modernizando su arsenal nuclear por cuestiones de fiabilidad y seguridad”.

Las armas nucleares se convirtieron en uno de los principales riesgos a la seguridad internacional cuando, en 1949, la Unión Soviética anunció públicamente que disponía de este tipo de armamento, aunque la humanidad ya sabía del poder destructivo de ellas por el alarde de poderío de EE UU en Hiroshima y Nagasaki. La carrera armamentística que iniciaron Washington y Moscú durante la Guerra Fría, sin embargo, no culminó con la caída del muro de Berlín. A aquel tira y afloja bilateral se han sumado en las últimas décadas otros países, y a EE UU le preocupa especialmente el ritmo imparable con el que avanza el proceso de modernización del Ejército chino; el gigante asiático le pisa los talones desde hace años y ya es el segundo país del mundo con mayor gasto militar, según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI).

Con el fin de enviar un mensaje de tranquilidad en un momento de crecientes tensiones geopolíticas, EE UU, China, Rusia, Francia y el Reino Unido se comprometieron el lunes a utilizar las armas nucleares tan solamente “con fines defensivos, de disuasión y de prevención de la guerra”. De acuerdo con los medios chinos, este martes, el viceministro de Relaciones Exteriores, Ma Zhaoxu, ha hecho hincapié en el paso positivo que supone el comunicado y ha expresado que fue su país el que promovió que las potencias nucleares reafirmasen explícitamente que no utilizarían estas armas para atacar a otros países.

“La declaración conjunta emitida por los líderes de los cinco Estados contribuirá a aumentar la confianza mutua y a reemplazar la competencia por la coordinación y la cooperación”, cita al vicecanciller la agencia estatal de noticias Xinhua. “China impulsó la inclusión de la reafirmación de que los países no lanzarían las armas nucleares ni entre ellos ni contra ningún otro país”, ha afirmado Ma.

El texto, publicado antes de que se celebre en Nueva York la décima conferencia de revisión del Tratado sobre la No Proliferación (programada originalmente para este martes, pero pospuesta hasta agosto por la pandemia), llega tras un año cargado de acusaciones entre Pekín y Washington de fomentar una carrera armamentística: China reaccionó con furia ante el pacto de defensa AUKUS —por el que EE UU y el Reino Unido ayudarán a Australia a construir una flota de submarinos de propulsión nuclear—, mientras que la Casa Blanca ratificó su compromiso de defender a Taiwán en caso de ataque.

En noviembre, el Pentágono afirmó en su informe anual al Congreso de EE UU que China ha aumentado su capacidad nuclear en tierra, mar y aire y estimó que para 2030 podría llegar a tener 1,000 ojivas nucleares listas para utilizarse. Según la Federación Americana de Científicos (FAS, por sus siglas en inglés), el gigante asiático cuenta actualmente con una capacidad de 350 cabezas nucleares, a años luz de las en torno a 4,000 con las que cuentan EE UU y Rusia.

Fu Cong ha subrayado este martes que China debe tomar medidas para asegurarse de que su capacidad nuclear es suficiente ante el cambiante entorno de Asia y ha mantenido que su país no se unirá por el momento al diálogo entre EE UU y Rusia sobre estabilidad estratégica: “Estaremos encantados de unirnos si ambas naciones reducen su arsenal a nuestro nivel”. “Las dos superpotencias tienen que disminuir drásticamente sus capacidades nucleares a un nivel comparable al de China, Francia o el Reino Unido, para que otros Estados nucleares puedan unirse a este proceso”, ha apuntillado el funcionario chino.



Jamileth


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