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Ómicron avanza y los hospitales se llenan


2022-01-07

Por Emily Anthes y Azeen Ghorayshi | The New York Times

En hospitales de todo Estados Unidos, los médicos se están dando cuenta de algo: esta ola de COVID-19 luce diferente a la anterior.

De nuevo, a medida que se enfrenta a la muy contagiosa variante ómicron, el personal médico está exhausto y sus miembros se están contagiando. Además, el número de pacientes que ingresan a los hospitales con la variante está incrementando a niveles sorprendentes, por lo que se saturan camas muy necesitadas, se retrasan procedimientos no urgentes y aumenta el riesgo de que pacientes vulnerables no infectados contraigan el virus.

No obstante, en áreas de altos contagios de la variante ómicron desde Nueva York pasando por Florida y hasta Texas, una proporción más pequeña de esos pacientes están ingresando a unidades de cuidados intensivos (UCI) o requieren respiradores artificiales, afirmaron médicos. Además, muchos —alrededor de entre el 50 y el 65 por ciento de los ingresos en algunos hospitales de Nueva York— llegan en búsqueda de atención médica por otro padecimiento y después dan positivo al virus.

“Estamos viendo un incremento en el número de hospitalizaciones”, señaló Rahul Sharma, médico jefe de urgencias en el centro médico Weill Cornell del Hospital Presbiteriano de Nueva York. Sin embargo, la gravedad de la enfermedad se ve diferente a las olas anteriores, indicó. “No estamos mandando a tantos pacientes a la UCI, no estamos intubando a tantos pacientes y, en realidad, la mayoría de nuestros pacientes que acuden al departamento de urgencias y que dan positivo son dados de alta”.

Aunque todavía es temprano para predicciones en concreto, el cambio en los patrones hospitalarios coincide con los datos que sugieren que ómicron podría ser una variante con efectos más leves que aquellas que han llegado antes y es menos propensa a infectar los pulmones, donde podría causar una enfermedad grave. Sin embargo, la menor proporción de casos graves también ocurre debido a que, en comparación con las variantes anteriores, ómicron está contagiando a más personas que ya tenían inmunidad, ya sea por una infección previa o la vacuna. La gran mayoría de los pacientes con la variante ómicron en unidades de terapia intensiva no están vacunados o tienen sistemas inmunitarios muy comprometidos, mencionaron los médicos.

Los hospitales, que enfrentan falta de personal, están bajo una gran presión. En la ciudad de Nueva York, las hospitalizaciones han excedido el punto más alto del incremento que hubo el invierno pasado. El gobernador de Maryland, Larry Hogan, declaró estado de emergencia el martes, al señalar que el estado tenía más pacientes hospitalizados por COVID-19 que en cualquier momento previo durante la pandemia.

“Estamos en modo de verdad saturado”, comentó Gabe Kelen, director del Departamento de Urgencias de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore.

El número de pacientes en las unidades de terapia intensiva es un indicador atrasado, el cual es posible que se eleve en las próximas semanas, afirmaron expertos. Lo peor es que algunos estados todavía enfrentan dificultades debido a la saturación causada por la variante delta, una variante previa del virus que podría ser más virulenta. (Los hospitales con frecuencia desconocen con qué variante están infectados los pacientes de nuevo ingreso).

Aun así, varios informes indican que la variante ómicron es un enemigo diferente a las versiones previas del virus. Además, los desafíos que los hospitales enfrentan —al menos por ahora— se tratan menos de acumular equipo y más sobre personal y contagios, opinaron médicos.

“Al principio de esta pandemia, nos preocupábamos sobre quedarnos sin cosas, como respiradores”, aseguró Ryan Maves, un médico de enfermedades infecciosas y cuidados críticos en la Facultad de Medicina Wake Forest en Winston-Salem, Carolina del Norte. “Ahora, las limitaciones verdaderas son obviamente el espacio en camas, pero más aun, el personal”.

Cuando surgieron los informes a principios de diciembre de que los hospitales en Sudáfrica manejaban relativamente pocos casos graves de la variante ómicron, los expertos recalcaron que los hallazgos debían ser interpretados con precaución. Sudáfrica cuenta con una población joven y una gran proporción había sido infectada por olas previas, lo que dejó a las personas afectadas con una inmunidad preexistente.

Pero ahora que el virus se ha propagado por todo el mundo, hay más evidencia de que más personas que se han infectado con la variante ómicron en las últimas semanas parecen estar menos graves que aquellas que se infectaron con otras variantes o durante brotes anteriores.

En el Reino Unido, las personas con la variante ómicron tenían la mitad de posibilidades de requerir atención hospitalaria y un tercio de ser ingresadas al hospital mediante salas de urgencias en comparación con aquellos infectados con la variante delta, según un informe gubernamental dado a conocer la semana pasada. Informes anteriores provenientes de Canadá indican un patrón similar.

Además, un nuevo informe del sistema de cuidado de la salud Houston Methodist, que ha estado secuenciando la gran mayoría de las muestras virales de sus pacientes desde febrero de 2020, descubrió a grandes rasgos lo mismo.

Para el 20 de diciembre, la nueva variante causaba más del 90 por ciento de los nuevos casos de COVID-19 en Houston Methodist. En el nuevo análisis, los investigadores compararon a 1313 pacientes asintomáticos que se habían infectado con la variante ómicron para esa fecha con pacientes de Houston Methodist que se habían contagiado con las variantes alfa o delta poco después de comenzada la pandemia.

El número de casos de la variante ómicron examinados en Houston eran pocos y los resultados más graves tardan en manifestarse. Sin embargo, menos del 15 por ciento de esos primeros pacientes con ómicron tuvieron que ser hospitalizados, en comparación con el 43 por ciento de los pacientes con la delta y el 55 por ciento con la alfa, descubrió el estudio.

Entre los ingresados, los pacientes con la variante ómicron también fueron menos propensos a requerir respiradores artificiales y tuvieron estancias hospitalarias más breves que los infectados con otras variantes.

“En promedio —y recalco ‘en promedio’— los casos de la variante ómicron son menos graves”, puntualizó James Musser, presidente del Departamento de Patología y Medicina Genómica en Houston Methodist, quien condujo la investigación. Agregó: “Y esas son obviamente buenas noticias para nuestros pacientes”.

Los pacientes con la variante ómicron también eran más jóvenes y era más probable que estuvieran vacunados que aquellos con las variantes previas, lo cual podría en parte ser la razón de una enfermedad más leve.

Aunque los informes son alentadores, todavía es demasiado pronto y aún no hay suficientes datos precisos para llegar a conclusiones en firme sobre la gravedad de la variante ómicron, dijo Natalie Dean, una bioestadística en la Universidad Emory en Atlanta.

“En realidad, no ha pasado suficiente tiempo”, opinó Dean. Se necesitaron meses de varios estudios de gran tamaño para que aparecieran los riesgos de hospitalización de la variante delta.

En la ciudad de Nueva York, los casos han seguido aumentando de manera constante desde diciembre y ahora la mayoría son por la variante ómicron. Las hospitalizaciones por la COVID-19 también se han incrementado de forma repentina, pero los ingresos a las unidades de terapia intensiva se han elevado con mayor lentitud.

Por ejemplo, en el centro médico Langone Health de la Universidad de Nueva York, alrededor del 65 por ciento de los pacientes ingresados con COVID-19 se descubrió “incidentalmente” que tenían el virus y la causa primaria de sus hospitalizaciones no fue la enfermedad. En el Hospital Presbiteriano de Nueva York, poco menos de la mitad de los ingresos por COVID-19 fueron incidentales.

Hospitales en otras ciudades también han estado reportando tasas más altas de infecciones incidentales. En los hospitales del Sistema de Salud Jackson en Florida, la razón primaria del ingreso del 53 por ciento de los 471 pacientes con COVID-19 fueron razones distintas al virus. En Johns Hopkins Medicine en Maryland, el 20 por ciento de los pacientes que buscan tratamiento por molestias no relacionadas con la COVID-19 dan positivo, señaló Kelen de Johns Hopkins.

Las infecciones incidentales pueden seguir suponiendo un riesgo importante para las personas hospitalizadas por otros problemas de salud. Y el elevado número de pacientes hospitalizados con covid asintomático supone un reto adicional para el control de la infección.

“De todos modos hay que ponerlos en aislamiento”, dijo Carlos del Río, especialista en enfermedades infecciosas de la Escuela de Medicina de la Universidad de Emory. “De todos modos hay que tratarlos como pacientes que podrían transmitir covid en el hospital. Y cuando tienes menos personal, entonces sí que tienes un problema”.

En NYU Langone, las admisiones en cuidados intensivos son un 58 por ciento menos entre las personas hospitalizadas por covid que en enero de 2021, dijo Lisa Greiner, una portavoz. En el Mount Sinai South Nassau, los médicos también están viendo menos pacientes que requieren cuidados críticos en comparación con los picos anteriores, pero el gran número de casos significa que hay un mayor número de personas que se enferman mucho que en los últimos meses.

“Yo diría que, en general, la enfermedad es menos grave”, dijo Aaron Glatt, jefe de enfermedades infecciosas y epidemiólogo del hospital. Pero, añadió, “hemos tenido muertes por covid, algo que no habíamos visto en mucho tiempo. Y estamos viendo pacientes en la UCI y con respiradores, algo que no habíamos visto en mucho tiempo”.

Según los expertos, la mayoría de las personas que llegan a las unidades de cuidados intensivos no están vacunadas o son personas vacunadas que se encuentran en grupos de mayor riesgo. Y entre las personas que llegan a las UCI, los casos pueden seguir siendo tan graves como en las variantes anteriores.

El incremento en las hospitalizaciones ha puesto más presión en los hospitales de por sí saturados.

Muchos hospitales ya tenían dificultades debido a la falta de personal antes de que surgiera la variante ómicron. Incluso cuando hay camas disponibles, un éxodo de profesionales de la salud durante el curso de la pandemia ha dificultado brindar la atención.

“Simplemente, no hay capacidad”, explicó Megan Ranney, una médica de urgencias y la decana de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Brown en Providence, Rhode Island. “No hay personal adecuado para las camas existentes”.

El alza de casos hospitalizados de COVID-19 ha ocurrido junto a un aumento de hospitalizaciones por otras enfermedades, dijo Sharma del centro médico Weill Cornell del Hospital Presbiteriano de Nueva York, lo que ha puesto bajo mayor presión a los hospitales. En el punto más álgido de la pandemia en 2020, esos ingresos se desplomaron a medida que las personas sin COVID-19 evitaban acudir a los hospitales.

“La gente no tiene miedo de venir a los hospitales como lo tenía en 2020. Nuestros volúmenes en nuestras salas de urgencias están casi en las cifras prepandémicas, si no es que mayores”, aseguró Sharma. “Eso significa que estamos ocupados; la capacidad se vuelve un desafío mayor”.

La falta de personal está llevando a muchos hospitales a considerar reducir las intervenciones quirúrgicas electivas.

“Nunca vamos a dejar de atender accidentes vasculares y nunca vamos a dejar de atender infartos”, precisó Ed Jimenez, director ejecutivo del sistema hospitalario Health Shands de la Universidad de Florida. “Pero si esto continúa como ahora, vamos a tener hospitales que se verán obligados a considerar reducir sus ingresos planeados”.

En el Hospital Grady de Atlanta, “esperamos no tener que cancelar las cirugías electivas, pero lo hemos considerado”, dijo Del Río. “La realidad es que nos estamos encontrando con que algunas de estas cirugías electivas se están cancelando porque la gente llega y da positivo para covid”.

Han pasado unas seis semanas desde que el mundo se enteró de la existencia de la variante ómicron, y el personal del hospital sigue esperando con nerviosismo a ver cómo se desarrollan las próximas semanas.

Hasta el martes por la mañana, el Houston Methodist tenía 630 pacientes internos con el virus en sus ocho hospitales, dijo Musser, la gran mayoría de los cuales probablemente se hayan contagiado con la variante ómicron. Esa cifra sigue siendo inferior al pico de la variante delta del sistema —en el que hubo entre 850 y 900 pacientes internos con el virus a la vez—, pero el número de nuevos casos sigue aumentando, dijo.

“¿Hasta dónde llegará?”, dijo. “No te lo puedo decir. No lo sé. Todos lo estamos observando, obviamente, muy muy de cerca”.



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