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‘Luché tanto para nada’: una denuncia de acoso en la FIFA muestra el poder de los hombres en esa organización


2022-01-28

Por Tariq Panja | The New York Times

Miguel Macedo llevaba meses demostrándole al máximo dirigente del fútbol que valía. Ahora, en la mañana del primer día de Gianni Infantino como presidente de la FIFA, Macedo demostraría sus conexiones, y su utilidad, una vez más.

En febrero de 2016, minutos después de que Infantino entrara en la sede de cristal y acero de la FIFA, durante el primer día de su presidencia, fue recibido por un grupo de antiguas estrellas: ganadores de la Copa del Mundo, leyendas de selecciones nacionales, héroes de la Liga de Campeones. Todos habían sido invitados por Macedo para jugar junto al nuevo presidente en un pequeño torneo en uno de los cuidados campos del exterior. Infantino, quien llevaba el gafete de capitán, se uniría a ellos en el campo.

Y así se estableció un proyecto de la presidencia de Infantino. FIFA Legends (Leyendas de la FIFA), como se conoció el programa de exjugadores convertidos en representantes de la FIFA, nació ese día. Su importancia no ha hecho más que crecer en los años posteriores, y ha servido de contrapeso para la imagen de Infantino en su labor de remodelar el fútbol mundial, restaurar la influencia de la FIFA y rellenar sus cuentas bancarias.

Durante años, el trabajo de dirigir este recurso vital de relaciones públicas ha recaído en Macedo, un agente deportivo portugués que trabaja con Infantino como su aliado, confidente y, ocasionalmente, compañero de ejercicios.

Pero Macedo ha conservado su puesto y su proximidad al poder, según han declarado funcionarios y exfuncionarios de la FIFA, incluso después de que un panel interno de recursos humanos y una mediadora externa descubrieran que acosó sexualmente a una empleada del personal subalterno, y en medio de otras quejas sobre su comportamiento.

El caso de acoso, que nunca se ha hecho público, es bien conocido en los pasillos de la FIFA. En el verano de 2019, altos cargos del fútbol, incluido el número 2 de la organización, fueron informados en persona de que se había presentado una queja sobre Macedo al jefe de recursos humanos de la organización. Ese funcionario dirigió una investigación interna que finalmente confirmó la acusación de acoso sexual.

Para ese entonces, la mediadora externa había concluido lo mismo. En su carta a la FIFA, citó mensajes de texto que, según ella, “prueban suficientemente” que Macedo incurrió en acoso sexual verbal. Desde entonces, The New York Times ha tenido conocimiento de otra denuncia contra Macedo por un incidente ocurrido el año pasado que ofendió lo suficiente a las autoridades cataríes como para pedir a la FIFA que dejara de enviarlo a su país.

La FIFA se negó a que Macedo estuviera disponible para una entrevista sobre las acusaciones esta semana y, en un comunicado emitido el jueves, no respondió a preguntas específicas sobre el caso y cómo se manejó.

“La FIFA se toma muy en serio cualquier acusación de irregularidades en el lugar de trabajo y cuenta con sólidos mecanismos de denuncia”, decía. “Estas medidas incluyen la oportunidad de hablar con una mediadora externa. La FIFA no hará más comentarios”.

La mujer que presentó la denuncia terminó yéndose de la FIFA. Todavía no está segura de si su antiguo jefe fue castigado.

Un trabajo soñado

La mujer de 30 años que presentó la denuncia, cuya identidad es conocida por el Times y por los directivos de la FIFA, dijo en una entrevista que estaba emocionada cuando entró al equipo de Macedo después de conseguir un traslado del departamento legal de la FIFA en el otoño de 2018. El nuevo puesto ofrecía la posibilidad de viajar más y, para una devota del fútbol, también la oportunidad de trabajar con algunas de sus mayores estrellas.

También significaría trabajar estrechamente con Macedo, quien controla el multimillonario presupuesto anual de FIFA Legends y dirige al personal del programa. Sin embargo, quizá su función más importante sea la de mantener las relaciones del organismo futbolístico con las decenas de leyendas vivas del fútbol que son llevadas por todo el mundo —con los gastos pagados por la FIFA— para que aparezcan ante los medios como animadores fotogénicos y expertos de los proyectos de Infantino.

Sin embargo, después de asumir su nuevo cargo, la mujer dijo que fue objeto de un comportamiento inapropiado por parte de Macedo, incluyendo comentarios lascivos, mensajes de texto coquetos e incluso sugerencias sobre cómo debía vestirse. Macedo la invitaba con frecuencia a cenar o a tomar tragos a solas. Una vez, en un viaje al Mundial Femenino de 2019, le envió un mensaje de texto urgente después de la medianoche y le exigió que fuera a su suite del hotel. Ella se negó.

Sin saber qué hacer —tenía un contrato de corta duración con FIFA Legends y Macedo era su jefe directo— la mujer dijo que desarrolló estrategias para desviar la atención no deseada. En su entrevista con el Times, dijo que, en un momento dado, incluso se inventó un novio imaginario.

En otras ocasiones, simplemente recorría los pasillos de la FIFA para asegurarse de no tener que estar a solas con Macedo en la oficina, o ponía su celular en modo avión para que él no pudiera contactarla, algo que hizo luego de una reunión celebrada a fines de 2018 que fue organizada como una evaluación de su desempeño.

Al final de esa reunión, mientras ella y Macedo salían de una sala de conferencias, la mujer dice que Macedo le tocó los glúteos con una mano y luego se inclinó y le susurró un comentario provocativo sobre su cuerpo.

“Para mí”, dijo la mujer, “ese fue uno de los peores días”.

No hubo testigos del incidente, pero un excolega de la mujer contactado por el Times describió que le informaron al respecto en ese momento. La FIFA no respondió a las preguntas sobre el incidente.

Sin embargo, el acoso verbal continuó durante meses, dijo la mujer, antes de alcanzar su punto máximo en la Copa Mundial Femenina de 2019 en Francia. Para ese entonces, dijo, los comentarios y mensajes de Macedo se habían vuelto cada vez más insistentes. En un mensaje, enviado después de la medianoche, Macedo la llamó a su habitación de hotel. En otro sugirió que tuvieran una noche “secreta” para beber y bailar en París.

Pero algunos de los mensajes de Macedo, dijo la mujer, también contenían un lenguaje preocupante. En uno visto por el Times, Macedo dijo que deseaba “domar” a su subordinada. En otro, le dijo: “Me debes obediencia”.

Mientras tanto, Macedo le ofreció la posibilidad de brindarle oportunidades de ascenso, o incluso un trabajo permanente en la FIFA.

Una queja formal

Cuando terminó el torneo, y luego de hablar con su madre, la mujer decidió tomar medidas. A fines de julio, menos de un mes después de que la selección femenina de Estados Unidos levantara el trofeo de la Copa del Mundo en Lyon, en medio de cánticos de “¡Igualdad salarial!”, se acercó a la jefa de fútbol femenino de la FIFA, Sarai Bareman, y le informó sobre la situación. La mujer le preguntó a Bareman si la acompañaría para presentar una queja ante Kimberly Morris, una abogada canadiense que se desempeña como jefa de recursos humanos de la FIFA.

La reunión fue una decepción, dijo la mujer. Morris, según su relato, parecía más preocupada por el comportamiento de la empleada y en un momento sugirió que considerara cambiarse de trabajo. “Me tomó tanto tiempo presentarme y explicar mi caso, y sentí que me estaban dejando de lado”, dijo.

La FIFA no respondió a una solicitud para que Morris comentara sus impresiones sobre esa reunión.

También se negó a responder preguntas específicas sobre la demora de la organización en abrir una investigación formal; sobre las acciones que tomó con respecto a las denuncias de acoso laboral de la mujer; o sobre cualquier medida iniciada después de que una investigación interna, y una mediadora externa, corroboraran algunos de los señalamientos.

En el momento de la reunión de la mujer con Morris, la FIFA estaba defendiéndose de las denuncias de abuso sexual que las jugadoras interpusieron contra hombres influyentes al declarar que tiene “una política de tolerancia cero con las violaciones de los derechos humanos y condena inequívocamente todas las formas de violencia de género”.

Frustrada por cómo se habían manejado sus acusaciones, la mujer comenzó a hablar con otros altos funcionarios de la FIFA sobre sus preocupaciones. Semanas más tarde, Joyce Cook, quien en ese entonces se desempeñaba como directora de la División de Federaciones Miembro de la FIFA y era descrita por el propio sitio web de la organización como una “defensora apasionada de la igualdad y la inclusión en los deportes”, se sintió lo suficientemente conmovida por lo que había escuchado para acompañar a la mujer a una segunda reunión formal con Morris.

Esta vez se tomaron notas y se inició un proceso de investigación de la denuncia. Se recopilaron declaraciones, incluso de un colega masculino de la mujer, quien dijo que había sido testigo de primera mano de algunas de las conductas indebidas de Macedo.

Para ese entonces, la noticia de la denuncia se había extendido por toda la suite ejecutiva de la FIFA, y algunos funcionarios estaban frustrados por cómo se estaba desarrollando el proceso. Tomaz Vesel, exjefe de auditoría y cumplimiento de la FIFA, dijo que le planteó el tema a Morris y a Fatma Samoura, cuyo papel como secretaria general la convierte en el equivalente de la directora ejecutiva de la FIFA. El jefe de gabinete de Infantino, Mattias Grafstrom, también se enteró de la denuncia, según un correo electrónico revisado por el Times. Pero pasaron los meses y, a medida que se acercaba 2020, no se había tomado ninguna medida.

“Puedo ser crítico sobre el nivel de preparación y la velocidad del proceso”, dijo Vesel al Times en una entrevista. “Creo que para alguien que es una presunta víctima, debemos reaccionar realmente rápido y de manera correcta. No noté ningún tipo de preparación seria para ser realmente rápidos”.

Para empeorar las cosas, los planes de Morris para trasladar a la empleada a otra oficina, con la finalidad de que no tuviera que encontrarse con Macedo, nunca se materializaron.

“Solo quiero informarles que, de manera sorpresiva, Miguel Macedo regresó hoy a la oficina y estar aquí se me está haciendo insoportable”, escribió la mujer en un correo electrónico dirigido a Morris. “No sé si podré continuar en este ambiente por más tiempo”.

De hecho, varios meses después de que se quejara por primera vez, la FIFA dispuso que se reuniera con Nirmala Dias, una mediadora que la organización contrató en 2017 para tratar conflictos internos.

Dias produjo un informe cuidadosamente redactado de dos páginas. Señaló que si bien solo había escuchado la versión de la denunciante, había suficiente evidencia documental para “probar suficientemente el acoso sexual verbal” y también para corroborar que a la empleada “se le dio la perspectiva de tener una carrera en la FIFA”.

Dias se negó a comentar sobre su trabajo con la FIFA. “Como mediadores independientes y abogados, por supuesto, estamos sujetos a obligaciones de confidencialidad sobre nuestros casos”, escribió en un correo electrónico.

Sin embargo, el documento que preparó y envió seis días después de que expirara el contrato de la mujer recomendaba que la FIFA le proporcionara un puesto alternativo. “Se le dio repetidamente la esperanza de recibir un cargo permanente, probablemente por razones puramente personales”, escribió Dias a la FIFA.

Pero nunca llegó la oferta.

Sin embargo, las denuncias sobre Macedo continuaron. En febrero de 2021, según supo el Times, una joven que trabajaba en la Copa Mundial de Clubes en Catar le dijo a sus jefes que Macedo le pasó las manos por el cabello antes de comentar sobre su apariencia, mientras estaba en un evento con colegas.

Los funcionarios del fútbol catarí plantearon el problema ante la FIFA, según personas familiarizadas con el incidente y la respuesta de los organizadores del torneo, pidiendo que ya no enviaran a Macedo al país. La FIFA rechazó esa solicitud, según las mismas personas, pero dijo a los cataríes que Macedo había sido advertido sobre su conducta.

Respuestas incompletas

El incidente en Catar sucedió más de un año después de que la FIFA recibiera el informe de la mediadora en octubre de 2019, y mucho después de que expirara el contrato de la empleada. También fue un año después de que la FIFA activara su procedimiento formal de quejas sobre la conducta de Macedo con la mujer que trabajaba en su oficina al formar un comité de tres miembros que incluía a Morris; Emilio García, jefe legal de FIFA; y un abogado externo.

El comité habló con la denunciante, Macedo y un antiguo miembro del personal de la FIFA a quien los documentos mencionan como un testigo del caso. De los tres, solo Macedo sigue en la FIFA.

Meses después, el 25 de febrero de 2020, la denunciante, ahora exempleada, recibió una llamada telefónica en la que le informaron que su denuncia había sido confirmada. Dijo que tuvo que exigir varias veces una confirmación por escrito antes de que la FIFA le diera una declaración que, en sus palabras, solo aumentó su enojo: la denuncia de acoso sexual se confirmó solo en relación con un comentario hecho por Macedo en una reunión celebrada en diciembre de 2018.

La decisión del comité no hizo referencia a ninguno de los mensajes de texto que ella proporcionó y no incluyó una disculpa. Pero, a diferencia de la transparencia que la organización ha demostrado en otros casos de irregularidades cometidas por funcionarios del fútbol, no estipuló cuál sería el castigo.

“No supe cuál era la sanción, lo que para mí es como si no se hubiese aplicado ninguna sanción en absoluto”, dijo la mujer.

Enfurecida por la falta de claridad, la exempleada, quien encontró otro trabajo en el fútbol, ​​dijo que le escribió a la FIFA para pedir detalles sobre las sanciones que le impusieron a Macedo. Hasta ahora, no ha recibido respuesta.

Ahora trabaja en Catar, donde colabora con los organizadores de la Copa del Mundo de este año, y con frecuencia tiene contacto con muchos de sus antiguos colegas de la FIFA. Dijo que en diciembre, durante un torneo patrocinado por la FIFA para las naciones árabes en ese país, incluso vio a Macedo. Estaba con un grupo de las ahora omnipresentes FIFA Legends.

“Me gustaría no volver a ver a estas personas, pero las veo todo el tiempo”, dijo, “y pienso que es increíble que todos sean sus amigos”.

“Siento que realmente no logré nada, luché tanto para nada. Sé que se está riendo de eso”.



Jamileth


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