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La victoria es el arte de seguir donde los demás paran
Por: P. Dennis Doren L.C. La vida es una realidad maravillosa que no deja de sorprendernos. Cuantos más datos nos proporcionan la ciencia y la experiencia humana, mejor podemos comprender que la vida del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, es un misterio que desborda el ámbito de lo puramente bioquímico; efectivamente, es algo que va mucho más allá de nuestras expectativas y progresos meramente humanos. En su constante progreso la ciencia afirma, cada vez con más fuerza, que desde la fecundación tenemos una nueva vida humana, original e irrepetible, con una historia y un destino únicos. ¿Ya sabes cuál es tu historia y cuál es tu destino último?,¿de dónde vienes y a dónde vas? Toda vida tiene que ser acogida, respetada y amada: es compromiso de todos acoger la vida humana como don que se debe respetar, tutelar y promover, mucho más cuando es frágil y necesita atención y cuidados, sea antes del nacimiento, sea durante la misma vida, sea al final de su camino... Voy a seguir creyendo, aun cuando la gente pierda la esperanza. Voy a seguir dando amor, aunque otros siembren odio. Voy a seguir construyendo, aun cuando otros destruyan. Voy a seguir hablando de Paz, aun en medio de una guerra. Voy a seguir iluminando, aun en medio de la oscuridad. Y seguiré sembrando, aunque otros pisen la cosecha. Y seguiré gritando, aun cuando otros callen. Y dibujaré sonrisas, en rostros con lágrimas. Y transmitiré alivio, cuando vea dolor. Y regalaré motivos de alegría, donde solo haya tristezas. Invitaré a caminar, al que decidió quedarse. Y levantaré los brazos, a los que se han rendido. Porque en medio de la desolación, siempre habrá un niño que nos mirará esperanzado, esperando algo de nosotros; y aun, en medio de una tormenta, por algún lado saldrá el sol; y en medio del desierto, crecerá una planta. Siempre habrá un pájaro que nos cante, un niño que nos sonría y una mariposa que nos brinde su belleza. Pero... si algún día ves que algún ser querido no sonríe, o calla, sólo acércate y dale un beso, un abrazo, o regálale una sonrisa, con eso será suficiente; seguramente la vida le habrá abofeteado y le sorprendió por un segundo. Solo un gesto tuyo, hará que vuelva al camino. Nunca lo olvides...
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