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Ratifican a López Obrador en consulta con poca participación
Por MARÍA VERZA CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Los mexicanos ratificaron el domingo a Andrés Manuel López Obrador como presidente en una consulta muy cuestionada y que no tendrá validez jurídica una vez que, según los primeros datos oficiales, no alcanzó siquiera la mitad del 40% de la participación necesaria para que los resultados fueran vinculantes. Según las estimaciones ofrecidas por Lorenzo Córdova, presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), más del 90% de los votantes habrían apoyado la continuidad del mandatario aunque apenas participó entre el 17 y el 18,2 % del electorado. Córdova subrayó que estas cifras eran sólo un ejercicio estadístico pero que tienen el 95% de confiabilidad. El gobierno y el partido en el poder, Morena, alabaron la consulta como un gran hito democrático que, en el futuro, permitirá revocar a mandatarios por pobres resultados. Pero, tanto la oposición que exhortó a los mexicanos a quedarse en casa, como la mayoría de los académicos, criticaron la consulta a la que describieron de desaseada, viciada o, cuando menos, inútil. “¿Dónde se ha visto que en un ejercicio democrático auténtico, el que pudiera resultar castigado sea el más interesado en invitar a participar?”, se preguntó María Marván, del instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México. El voto “se convirtió en un proceso de ratificación y no de revocación”, afirmó. Quienes se acercaron a las urnas insistían en la importancia de apoyar al mandatario o simplemente ejercer un derecho. “De eso se trata la democracia, de la vigilancia”, dijo Gerardo León, un abogado que votó en el norte de la capital. Otros consideraban innecesario votar y un gasto absurdo en un gobierno que promueve la austeridad. Estas consultas, señaló Alberto Rocha, un funcionario de 52 años, sólo son útiles cuando “lo pide la ciudadanía, no cuando lo pide el gobierno”. “El presidente ya fue elegido para un periodo, entonces no es necesaria una votación donde se decida si debe continuar”, agregó. Desde el gobierno se alentó la participación durante toda la jornada con acciones controversiales de apoyo. Por ejemplo, Mario Delgado, líder del partido oficialista Morena, posó en una fotografía junto a una camioneta en la que se leía: “¿Quieres votar? Yo te llevo”. López Obrador dijo que el sufragio era importante para que “nadie se sienta absoluto”. En su papeleta escribió “Viva Zapata”, en referencia al héroe revolucionario Emiliano Zapata. Para muchos académicos, el problema no era la consulta en sí, un derecho legítimo y positivo de cualquier democracia, sino cómo se ha utilizado y que se haya confundido a la ciudadanía con mensajes anónimos en redes sociales que advertían de problemas en las votaciones o consecuencias en la continuidad de los programas sociales si los electores no ratificaban al mandatario. “En México el fraude está erradicado”, aseguró el presidente del INE. “Lo que sí hay son conductas fraudulentas de algunos malos ciudadanos, malos demócratas”. Varios políticos de Morena y miembros del gabinete presidencial han sido amonestados por distintos tipos de irregularidades. Georgina de la Fuente, integrante del Observatorio de Reformas Políticas de América Latina, un grupo de análisis, dijo que estos referendos deben tomarse muy en serio y entenderse como un “último recurso, una especie de válvula de escape” cuando la ciudadanía ya no confía en sus gobernantes, y no como “un ejercicio simulador en donde el presidente está poniendo a prueba su popularidad y su capacidad movilizadora”. Sin embargo, muchas personas de sectores humildes, bases de apoyo de López Obrador, sienten que por primera vez son escuchados. “Ya basta con no tomarnos en cuenta”, indicó Francisco Salmerón, un barrendero de 61 años que se mostraba orgulloso de poder participar. De cara al futuro, la votante Ana Patricia Perusquía resaltó que lo importante es que “quede el precedente de que se puede hacer una revocación”. Pero la académica De la Fuente consideró que los efectos pueden ser negativos si próximos gobernantes usan la consulta de revocación para “medir popularidades” y como “juego político” en lugar de que sea un derecho democrático que ofrezca una salida a situaciones críticas. Por eso abogó para que la ley de revocación de mandato sí permanezca, pero reformada con el fin de garantizar que si un presidente pierde el revocatorio se convoque a nuevas elecciones —actualmente la norma establece que el Congreso elegiría al nuevo gobernante—, y para que el presupuesto de las autoridades electorales no dependa de vaivenes políticos. La consulta avivó la disputa entre López Obrador y el INE que, al ver reducido su presupuesto, dijo que no tenía el dinero suficiente para llevarla a cabo. El caso llegó a la Suprema Corte, la cual ordenó efectuar el referendo, aunque al final se hizo con menos de la mitad de lo presupuestado. JMRS |
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