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Las elecciones de Texas que reflejan el debate sobre migración en el Partido Demócrata


2022-05-25

Por Jazmine Ulloa y Jennifer Medina | The New York Times

LAREDO, Texas — Apenas un mes después de que el presidente Joe Biden llegó a la Casa Blanca con la promesa de revertir las políticas del gobierno de Donald Trump con la intención de implementar una estrategia más compasiva en torno a la migración, Henry Cuellar, representante demócrata por el sur de Texas, comenzó encender las alarmas.

Advirtió que la cantidad de migrantes que buscaban entrar al país aumentaría y al poco tiempo dio a conocer fotografías de niños que dormían bajo mantas de aluminio en un abarrotado centro de procesamiento de migrantes en su distrito, ubicado en la frontera de Estados Unidos con México.

Ahora Cuellar, de 66 años, es uno de los críticos del gobierno más consistentes en el tema migratorio, ya que ha aparecido en Fox News y en ocasiones coincide con los republicanos, cuando dice que los inmigrantes llegan a raudales a Estados Unidos porque creen que “la frontera está abierta”.

Sus críticas se han encontrado con la feroz resistencia de Jessica Cisneros, de 28 años, una abogada migratoria progresista que está tratando de desbancar a Cuellar en una segunda vuelta demócrata este martes.

Al igual que otras contiendas de las elecciones primarias demócratas, esta batalla es una guerra subsidiaria por la dirección más amplia de un partido que se encuentra enfrentado por el ala moderada y el ala progresista. Sin embargo, este caso en específico encapsula las fuertes tensiones que la cuestión migratoria genera al interior del partido.

En entrevistas con líderes y electores demócratas en el Distrito 28 del Congreso de Texas, que abarca desde Laredo hasta San Antonio, muchos dijeron sentirse sumamente frustrados tanto con los demócratas como con los republicanos que usan la frontera como trasfondo político, pero que no han logrado enmendar las leyes migratorias del país, combatir el narcotráfico ni mejorar las vías legales a la ciudadanía.

Y a muchos les preocupa que los demócratas carezcan de un mensaje contundente y coherente para enfrentar a los republicanos, que parecen estar cada vez más decididos a hacer de una “invasión” de migrantes el tema principal de las elecciones intermedias.

Cuellar suele estar en el centro del debate. Sus seguidores dicen que solo está tratando de equilibrar a las facciones demócratas opuestas en este tema, mientras que el Partido Republicano abandonó casi del todo el debate centrado en las políticas para enfocarse a los llamados contra la migración. Sin embargo, a Cuellar lo critican también los demócratas, a quienes les preocupa que suene demasiado republicano, ya que le interesa más la aplicación de la ley que ser compasivo.

“Le está abriendo la puerta a algo que puede ponerse muy muy feo muy muy rápido”, dijo Maxine Rebeles, una maestra de secundaria y activista migratoria de la coalición por los derechos de los migrantes No Border Wall en Laredo.

Afuera de una casilla electoral abarrotada en una estación de bomberos de Laredo, donde una ligera brisa daba un respiro en un día abrasador, Cuellar rechazó las críticas de lo que él denominó la extrema izquierda. Afirmó que estaba a favor de las propuestas migratorias para ayudar a los trabajadores y las vías a la ciudadanía para aquellos que fueron traídos sin documentos a Estados Unidos en la infancia.

No obstante, Cuellar, cuyo hermano es el alguacil del condado de Webb, afirmó que también estaba atento a las necesidades de los líderes comunitarios y las autoridades migratorias en su distrito, quienes habían dado a conocer su preocupación por la falta de recursos para procesar el mayor número de migrantes que llegaban al país.

“Me manifiesto en contra de los republicanos que quieren una valla o un muro, manifiesto mi desacuerdo cuando dicen que es una invasión; no es una invasión”, dijo Cuellar mientras charlaba con sus simpatizantes. Sin embargo, agregó: “Estoy entre la espada y la pared, ya que no estoy a favor de ningún bando”.

Cuellar, quien está librando la batalla política de su carrera, está siendo investigado por el FBI, aunque los funcionarios no han dado a conocer los detalles.

Cuando se le preguntó sobre si los demócratas carecían de un mensaje migratorio cohesivo, estuvo de acuerdo. Dijo que lo que más le preocupaba era que los republicanos estaban llenando ese vacío con el mensaje de que los demócratas no actuaban con mano dura contra la delincuencia.

Cuando se le hizo la misma pregunta, Cisneros criticó a los miembros del Congreso que no están en sintonía con el gobierno de Biden, incluyendo a Cuellar, de quien dijo que recurría al tipo de argumentos de derecha que habían motivado los tiroteos masivos de supremacistas blancos en Búfalo, Nueva York, y El Paso, Texas.

“Henry Cuellar está recurriendo a estas líneas de ataques xenófobos que solo nos hacen el objeto de ataques”, dijo Cisneros, quien aseguró que su contrincante era “el demócrata favorito de Trump”. La candidata añadió que aportaría su propia experiencia profesional como abogada migratoria para configurar la política fronteriza.

Durante años, los demócratas conservadores que representan a las comunidades fronterizas, incluido Cuéllar, han tratado de lograr un equilibrio: defender los beneficios de la inmigración para el comercio, los negocios y el tejido social de sus comunidades de mayoría latina, mientras hablaban con dureza sobre la necesidad de aumentar los fondos para la vigilancia y la aplicación de la ley a lo largo de la frontera sur.

Pero ese equilibrio se ha desvanecido. Los intentos de aprobar leyes migratorias bipartidistas han fracasado durante décadas y el lenguaje y las políticas de mano dura contra la inmigración se han convertido en planteamientos centrales de los republicanos desde el ascenso del expresidente Trump.

En este ciclo de mitad de mandato, los republicanos han invertido casi 70 millones de dólares en 325 anuncios únicos sobre seguridad fronteriza e inmigración, muchos de los cuales describen condiciones distópicas en la frontera sur del país y varios utilizan el término “invasión”, según la empresa de seguimiento de anuncios AdImpact.

Los demócratas, por el contrario, solo han gastado ocho millones de dólares en 46 anuncios sobre inmigración, y uno de ellos de Cuellar atacaba a Cisneros por sus políticas de inmigración progresistas que, según él, reducirían los puestos de trabajo de los agentes fronterizos y conducirían a “fronteras abiertas”.

Al principio, los demócratas parecían inclinarse a la izquierda en respuesta a la dura postura del gobierno Trump en materia de inmigración. Durante las primarias presidenciales de 2020, la mayoría de los candidatos respaldaron una política de despenalización de los cruces fronterizos. Pero desde entonces, algunos en el partido y en las organizaciones proinmigrantes han criticado lo que ven como un retroceso en el tema mientras los republicanos redoblan la apuesta.

Marisa Franco, que formó parte del comité de inmigración de un grupo de trabajo de unidad demócrata formado por el presidente Biden y el senador por Vermont Bernie Sanders, califica la postura del partido sobre la inmigración de “capitulación”.

“Los republicanos están proponiendo soluciones, y en lugar de contrarrestar sus horribles soluciones, los demócratas no hablan de ello o legitiman por defecto el punto de vista de que la inmigración y los inmigrantes son malos”, dijo Franco, directora ejecutiva de Mijente, un grupo progresista de defensa de los latinos. “Ante cosas realmente desagradables, se escabullen y huyen”.

Un ejemplo particularmente evidente de las divisiones demócratas es el Título 42, la política de la era de la pandemia promulgada por el gobierno Trump que rechaza rápidamente a casi todos los migrantes que buscan asilo en la frontera.

El gobierno de Biden había mantenido esta política durante más de un año, pero trató de suspenderla a principios de este año, cuando se suavizaron otras restricciones por la pandemia. Esa decisión desencadenó una oleada de demandas y un desfile de demócratas que intentaban distanciarse del presidente. El viernes pasado, un juez federal mantuvo la política.

Las críticas al intento del gobierno Biden de suspender el Título 42 han venido de miembros demócratas del Congreso que se enfrentan a duras luchas por la reelección en todo el país, entre ellos Cuellar y los senadores Catherine Cortez Masto por Nevada, Raphael Warnock por Georgia y Maggie Hassan por Nuevo Hampshire.

Y los senadores Kyrsten Sinema y Mark Kelly, por Arizona, ambos demócratas, han criticado repetidamente el plan del gobierno de Biden para levantar la política y presentaron el mes pasado un proyecto de ley para impedirla sin un plan detallado para detener el esperado aumento de migrantes en la frontera.

La inacción podría resultar costosa este año electoral: algunas organizaciones que ayudaron a ganar estados decisivos para los demócratas en 2018 y 2020 no tienen planes de tocar puertas o llamar a los votantes esta temporada de mitad de periodo, porque están enojados con la postura del partido sobre la inmigración.

Entre ellos está Lucha, un grupo de defensa en Arizona ampliamente acreditado por ayudar a asegurar las victorias de Sinema y Kelly, los primeros senadores demócratas que representan al estado en décadas.

“Para ese increíble esfuerzo y esa increíble participación, hemos obtenido resultados muy mínimos”, dijo Tomas Robles, su codirector ejecutivo. “Los demócratas están cayendo en la misma trampa: hay una falta de voluntad política y de coraje”.

En Laredo, una ciudad de unos 261,000 habitantes en la que las tiendas y los parques del centro parecen casi fundirse con la frontera, la lucha migratoria del país es personal. Los miembros de la coalición apartidista No Border Wall no reparan en señalar que han rechazado con éxito cuatro intentos por parte de gobiernos demócratas y republicanos de construir un muro en la región.

Pero los demócratas de Laredo, unidos en su batalla contra el muro, están divididos en su apoyo a Cuéllar y Cisneros y cómo debe abordarse la migración. Cuellar sigue el camino emprendido por el gobierno de Obama, que se basó en una agresiva estrategia de aplicación de la ley en la frontera con el fin de atraer el apoyo de los republicanos a una vía de acceso a la ciudadanía para millones de migrantes que viven en el país sin residencia legal.

Sus partidarios tienden a suscribir la misma filosofía, o al menos a aceptarla. “Es mucho más conservador de lo que yo preferiría”, dijo Melissa R. Cigarroa, presidenta de la junta directiva del Centro de Estudios Internacionales de Río Grande. “Pero no deja de trabajar por la comunidad”.

Pero los partidarios de Cisneros argumentan que el énfasis en la seguridad fronteriza no ha ayudado a crear vías legales hacia la ciudadanía. También, argumentan, hace poco para contrarrestar un enfoque de “nosotros contra ellos” impulsado por los republicanos que ha puesto a los solicitantes de asilo y a los migrantes en peligro. “Cisneros viene de ese lado, de ayudar a las familias”, dijo Juan Livas, activista de inmigración y cofundador de la Alianza de Inmigrantes de Laredo.

Los cismas reflejan la división nacional entre los demócratas, mientras que los republicanos se han mantenido en gran medida unidos a favor de políticas duras destinadas a limitar la inmigración.

“Es muy decepcionante, desmoralizante e incluso exasperante”, dijo el representante demócrata de Illinois, Jesús García, quien ha promovido proyectos de ley de reforma migratoria. “Dijimos que si ganábamos la mayoría en ambas cámaras se produciría la reforma migratoria”.

Eso no ha sucedido, dijo, y el partido, en cambio, ha asumido una postura defensiva. “Es un cálculo político, y creo que es un error”, dijo.



Jamileth


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