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Julio Furch, el salvador del Atlas que quiere hacer goles en la Selección Mexicana


2022-05-30

 

Julio Furch ya vive en los libros de historia del futbol mexicano. Quizá no es el delantero con mayor glamour, pero lo que ha conseguido con el Atlas lo instala en un nivel reservado para pocos privilegiados. El delantero nacido en La Pampa, hace 32 años, es el rostro del bicampeón y tiene una asignatura pendiente: llegar a la Selección Mexicana. Qatar 2022 sería un premio a la altura de una carrera construida con la eficacia de la discreción.

Especialista en momentos de tensión, su temple le ha permitido dotar al Atlas de dos títulos en apenas seis meses para exorcizar los demonios que vivieron por 70 años en las entrañas rojinegras. Cuando arribó a la Liga MX, en el ya lejano 2014, nadie hubiera pensado que este espingado delantero se convertiría en una referencia total en cada equipo que gozó de sus cualidades.

En el Veracruz, club acostumbrado a navegar en los bajos mares de la clasificación, Furch patentó el estilo que lo ha caracterizado durante estos ocho años. Con un físico portentoso (1.89 metros), Julio no solo marca goles (105 durante su estancia en México), también los fabrica para sus compañeros. Es el delantero que todos quisieran tener. No es Gignac ni Benítez. Tampoco tiene el estilismo resolutivo de Suazo o Cabañas, pero Julio César puede sentarse en la misma mesa que todos ellos. Las formas y los resultados lo respaldan.

Tras cosechar una Copa MX en el Puerto y formar parte del mejor Veracruz de la era moderna, el ariete se marchó a Santos Laguna en 2017. En el desierto de Torreón conformó un ataque de miedo junto a Jonathan Rodríguez y Djaniny Tavares. La primera noción de justicia que Furch conoció en el futbol mexicano llegó en el Clausura 2018, cuando su equipo ganó el título de Liga a costa del Toluca. En el cuadro lagunero, Julio potenció las virtudes de sus compañeros, como también lo hizo en Veracruz, y además cumplió con su principal obligación: perforar el arco rival.

Si el egoísmo define a los delanteros de cepa, esos que persiguen el gol por encima de todo y como llave de acceso a la gloria individual, El Emperador ha sabido alejarse de esa corriente para fomentar la solidaridad como distintivo de su juego. Si le tiran un balón largo, en apariencia imposible de controlar, él se encarga de convertirlo en una oportunidad de gol para algún colega que secunde sus maniobras. En Jalisco, ha encontrado un socio perfecto en Julián Quiñones, extremo que es dinamita pura.

Se dice, con cierto grado de razón, que Atlas es un equipo que peca de rácano, pero cuando el balón invade los dominios de Furch y Quiñones, el vértigo se apodera de la atmósfera pues, como toda dupla que se precie de serlo, estos dos maestros del peligro inmediato saben montar una fiesta pirotécnica en cuestión de segundos.

Con una cuarta parte de su vida transcurrida en México, Julio Furch tiene en marcha el proceso de naturalización que le permitiría jugar con el Tri. Sin embargo, como él mismo lo aclaró en entrevista con Fox Sports, su proceso se retrasó debido a la pandemia. A menos de seis meses para el arranque de la Copa del Mundo, Furch tendrá que lidiar con la burocracia mexicana como principal rival si aspira a defender la camiseta azteca en la magna justa.

Con Raúl Jiménez en horas bajas, Funes Mori y Henry Martín desinflados, y Chicharito vetado, Julio Furch podría colarse de última hora en el vuelvo a tierras mundialistas. Sus facultades están probadas y él se ha encargado de sublimarlas en equipos que no estaban diseñados para ganar. Si es el artífice del bicampeonato atlista, nadie le puede hablar de imposibles al Emperador del Gol.



aranza


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