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Le dicen autoritario, es admirado por conservadores de Estados Unidos
Por NICHOLAS RICCARDI y JUSTIN SPIKE Cuando un jefe de estado visita los Estados Unidos, generalmente una de sus principales actividades es una recepción en la Casa Blanca. Para el primer ministro de Hungría Viktor Orbán, sin embargo, lo más saliente de su viaje será una presentación ante una conferencia de conservadores en Dallas junto a Donald Trump y otros referentes de la derecha. Su presencia en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CAPC) es la manifestación más notable de hasta qué punto un líder criticado por promover principios antidemocráticos ha pasado a ser admirado por sectores del Partido Republicano. Orbán contuvo la inmigración y frenó a quienes quieren una democracia europea moderada. Lo hizo tomando el control del aparato judicial y de la prensa, tras lo cual numerosos analistas internacionales lo consideraron el rostro de una nueva forma de autoritarismo. Se lo acusa asimismo de nepotismo y corrupción, y de usar los recursos del estado para enriquecer a un reducido círculo de aliados políticos. Ahora es elogiado por un movimiento conservador estadounidense que reproduce las mentiras de Trump de que le robaron las elecciones presidenciales del 2020, castiga a quienes querían que rindiese cuentas por el ataque del 6 de enero del 2021 al Congreso y promueve restricciones al voto. Muchos conocedores de la política húngara temen que los republicanos traten de imitar las tácticas de Orbán. “El sector trumpista del Partido Republicano viene por la retórica, pero se queda por la autocracia”, dijo Kim L. Schepple, socióloga de la Universidad de Princeton que ha estudiado a Orbán. “Me preocupa el que la atracción de Orbán refleje aspectos de la guerra cultural a nivel superficial y algo más profundo acerca de cómo evitar que el poder cambie de manos”. Los conservadores niegan eso y rechazan la noción de que Orbán es autoritario. “Lo que nos gusta de él es que defiende la libertad de su pueblo en contra de la tiranía de la Unión Europea”, declaró Matt Schlapp, director de la CAPC, que se reúne en Dallas a partir del 4 de agosto. “Capta la atención de mucha gente, incluidos muchos estadounidenses que temen por la declinación de la familia”. Para los conservadores, el encuentro de la CAPC es una mezcla de Davos y Woodstock, un espacio conde las grandes luminarias de ese sector planean estrategias, inspiran a otros y hacen contactos. Este mismo año la CAPC realizó su primer encuentro en Europa, en Hungría. Allí Schlapp invitó a Orbán a hablar en la conferencia de Texas. El año pasado, Tucker Carlson, estrella de Fox News, transmitió su programa desde Budapest. Orbán fue primer ministro de Hungría de 1998 al 2002. Volvió al gobierno en el 2010 y su gestión ha estado rodeada de controversias. Se declara abanderado de lo que describe como una “democracia iliberal”, un defensor del cristianismo europeo frente a los inmigrantes musulmanes, los progresistas y el “lobby LGBTQ”. Su partido ha apoyado iniciativas tecnocráticas que le cayeron muy bien a la derecha de Estados Unidos. Schlapp mencionó específicamente una reducción de los impuestos que pagan las mujeres en Hungría por cada hijo que tienen como una manera de combatir una disminución de la población. Pero Orbán es más conocido por sus posturas osadas ante temas culturales delicados.
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