Los barones son expertos en aventar la papa caliente, evadir cualquier responsabilidad legal y económica, exigir impunidad por las tropelías cometidas y dejar que sea su gobierno el que se encargue de dar la cara, levantar el tiradero y pagar los daños por ellos causados.
¿Qué sucedió? ¿Qué los hizo recular? ¿Tantearon el de por sí caldeado ambiente social y decidieron dejar la nueva reforma para un momento políticamente más oportuno? Bien a bien no se sabe, porque en las esferas gubernamentales les da terror tocar el tema.
Otrora envidiado por las naciones latinoamericanas por su sostenido crecimiento y su creciente industrialización, hoy el famélico comportamiento económico de México a duras penas alcanza para que, en el mejor de los casos, hasta los organismos internacionales amigos lo califiquen de razonable.
La versión oficial celebra que la despetrolización de las finanzas públicas es consecuencia de la reforma fiscal de 2013, y las cifras que avalan tal dicho son contundentes. En los hechos tal presunción no sólo es ficticia, sino que intenta ocultar una realidad por demás impactante.
El gobierno federal mantiene su apuesta de que el consumo interno se mantendrá como factor sobresaliente en lo que llama "impulso económico". La baja inflación ha sido un elemento fundamental en este sentido, pero la confianza de los consumidores en cuanto la situación económica va de mal en peor.
Por fin alguien se acordó de la primera empresa del país y principal soporte del presupuesto federal de egresos, Petróleos Mexicanos, y dio luz verde a una suerte de rescate financiero para resolver la liquidez de la ex paraestatal.
En el México peñanietista nada ha crecido tanto y tan rápido como la deuda pública, pues en lo que va del actual gobierno su saldo se incrementó en alrededor de 50 por ciento.
La sempiterna promesa gubernamental de que a los mexicanos les falta muy poquito, para que ingresen al primer mundo y gocen de sus mieles contrasta con la suma cotidiana de rezagos en materia social y entre ellos sobresale la cada día más remota posibilidad de pensionarse en términos dignos.
Cero y van cuatro. El compromiso gubernamental de crecer por arriba de la media económica de las últimas tres décadas queda inhabilitada (pospuesta, dirán los optimistas) por cuarta ocasión consecutiva en igual número de años de la administración peñanietista.
Tras las revelaciones de los llamados Panama papers el presidente Barack Obama hizo pública su preocupación, porque los países no deberían permitir que sea legal involucrarse en transacciones solo para evadir impuestos.
Con el escándalo de los Panama papers (capítulo México) sobre sus espaldas, el jefe del Servicio de Administración Tributaria afirma tener abiertos expedientes de investigación de al menos 20 empresarios mexicanos, de un total de 33 personas investigadas.
La Junta de Gobierno del Banco de México advierte que la demanda externa se ha mantenido estancada, en tanto que algunos componentes de la interna muestran señales de una pérdida de dinamismo, lo que impacta negativamente en el de por sí raquítico comportamiento de la economía.
Dos compromisos �por llamarles así� del gobierno federal para 2016: no endeudar más a los mexicanos y no afectar el gasto social a la hora de recortar el presupuesto. ¿Qué sucedió en el primer bimestre del año? Lo acostumbrado: aumentó la deuda y redujo el gasto social.
Si el informe fuera positivo y realzara la imagen y los eventuales resultados gubernamentales, el gabinetazo en pleno �con José Antonio Meade en primer lugar� aplaudiría a rabiar y felicitaría a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe por su precisión en el manejo de los indicadores"
A punto de concluir el primer trimestre del presente año el ánimo oficial se mantiene sólido y resulta inversamente proporcional a la realidad: aquel todo lo registra color de rosa y ésta aprieta cada día más sin visos de mejoría.
La Cepal informa que la buena noticia es que en América Latina se redujeron pobreza e indigencia, pero como siempre hay una excepción ésta, lamentablemente, correspondió a México, donde los indicadores de tales flagelos sociales no dejan de incrementarse.
El discurso oficial no deja de presumir las bondades de lo que en el gobierno federal denominan política económica y su reflejo social inmediato: la generación de empleo formal.
Entre sonrisas, abrazos e intercambio de piropos, Barack Obama se autonombró sepulturero de lo que calificó como el último vestigio de la guerra fría en América, con lo cual se construirá una nueva era de entendimiento que ayude a mejorar la vida de los cubanos.
A punto de turrón está un jugosísimo cuan adelantado negocio privado (entre 350 y 400 mil millones de pesos anuales), en el que la gran perdedora �gracias a la "reforma" energética� es la ya de por sí golpeada empresa productiva del Estado, Petróleos Mexicanos.
Ni lejanamente es motivo de orgullo para los habitantes de esta República empeñada, pero el hecho es que en 2015 México, en el ámbito latinoamericano, obtuvo medalla de bronce en endeudamiento público �interno y externo� sólo por debajo del nivel que alcanzaron Brasil (oro) y Uruguay (plata).
El más reciente informe gubernamental sobre la inversión extranjera directa da cuenta de que a lo largo de 2015 México registró un monto de 28 mil 382 millones de dólares, lo que representó un incremento de 25.8 por ciento con respecto a 2014.
Los barones del dinero están felices, rozagantes, porque la banca en México pasa por su mejor ciclo de la historia, el más largo y dinámico, y se ha convertido en un activo de la economía y no en un lastre.
A punto de salir del horno está la "reforma" al régimen pensionario que "reformará" lo "reformado", con el objetivo central de borrar del mapa cualquier posibilidad de que los trabajadores que aún puedan hacerlo se pensionen por el régimen de beneficio definido.
¿Cómo marcha la economía del país y cómo se vislumbra el futuro nacional? Es la pregunta cotidiana de millones de mexicanos, y la respuesta que obtienen (cuando la obtienen) depende del funcionario que tome el micrófono, pues el tono del mensaje dependerá del establo al que pertenece.
La buena noticia es que hay Pemex para rato, porque si bien la empresa del Estado no pasa por su mejores momentos financieros y productivos, su solvencia "está garantizada por sus abundantes y crecientes reservas petroleras".
La versión oficial asegura que la deuda del sector público no sólo es manejable, sino que su nivel es bajo en términos relativos a otros países similares e incluso a países desarrollados.
Parece disco rayado, pero de nueva cuenta fue tijereteada la estimación sobre el crecimiento económico del país en el presente año.
La realidad desmiente a todos aquellos que insisten en reclamar que con Enrique Peña Nieto en Los Pinos y su ministro a la diestra (o al revés) nada crece en este país.
Bisturí en mano, el nuevo director de Petróleos Mexicanos, José Antonio González Anaya, metió a la ex paraestatal a terapia intensiva y, con esa dinámica, llega a realizar el trabajo de asepsia, corte y confección que Emilio Lozoya y el consejo de administración alegremente dejaron pasar.
El flamante director general de Petróleos Mexicanos, José Antonio González Anaya, detallará hoy cómo y en qué áreas se practicará el recorte presupuestal ordenado por el "ministro delaño" Luis Videgaray.
Como no tienen nada qué presumir, los funcionarios del sector económico-financiero (que desde hace tres décadas son los mismos, o cuando menos de la misma famiglia) celebran como "gran logro" las migajas que deja el raquítico comportamiento económico nacional.
En una versión moderna del clásico Songo le dio a Borondongo, éste le dio a Bernabé, quien le pegó a Muchilanga (etcétera, etcétera), Enrique Peña Nieto quiso congraciarse con el respetable y sin más anunció mejores precios para las gasolinas que se venden en México.
Muy contento estaba el inquilino de Los Pinos reparte que te reparte abundantes beneficios inexistentes, cuando se le ocurrió la brillante idea de anunciar que a partir del primero de abril de 2016 cualquier empresa (distinta de Pemex) podrá importar gasolinas y diésel.
¿Qué sería de este país sin la magia de los servidores públicos grado VIP que cotidianamente ilustran a los mexicanos de a pie sobre la irrealidad nacional? Allí están, prestos para colocar la verdad oficial y desmentir la terca realidad, siempre con la respuesta adecuada, puntual y convincente.
Una vez más el tipo de cambio peso-dólar registró récord (el número 11 en lo que va del año) y ayer el billete verde se vendió en ventanilla bancaria a 19.17 bilimbiques (19 mil 170 sin el truco de los viejos y "nuevos pesos).
