Policrato Philodemos

Las plañideras de la ilegalidad

2013-07-30

A pesar de estar conscientes de que han incumplido con las normas legales establecidas para el...

No existe espectáculo más grotesco
que ver a un pillo o malvado pidiendo
piedad a la sociedad que ofendió,
tratando de evitar el merecido castigo


Las multas de la PROFECO


Realmente es conmovedoramente grotesco, por el cinismo que encierra, enterarse a través de los diarios y noticieros de los argumentos que esgrimen los comerciantes y prestadores de servicios, para minimizar sus abusos hacia los usuarios, tratando de evadir las sanciones que recientemente les acaba de aplicar una Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO), que a contrapelo de las de anteriores administraciones, empezó a defender los derechos del consumidor.

Estos señores, acostumbrados a la lenidad de las autoridades y a las prácticas corruptas del pasado, llegaron a pensar que dicha conducta ya se había convertido en una tradición respetada de valores entendidos, razón por la que ahora reclaman una "justicia" a modo, asumiendo el papel de víctimas del procurador  de la PROFECO, Alfredo Castillo, a quien solo falta que en un exceso de cinismo y desvergüenza acusen de violar una "Omertá" encubierta, bajo la cual actuaban con absoluta impunidad para esquilmar y/o engañar a su clientela.

Dichos prestadores de servicios y comerciantes consideran como una desproporción exagerada que se les exhiba como lo que verdaderamente han sido, arguyendo que constituye una mala publicidad que daña el prestigio de nuestro país y la economía de la industria hotelera nacional, pretendiendo enviar el mensaje subliminal de que es beneficioso para México dejarlos hacer sus trapacerías, para que los usuarios sigan siendo sus víctimas sin defensa alguna.

A pesar de estar conscientes de que han incumplido con las normas legales establecidas para el manejo de sus empresas, piden que se les de un trato especial cuando la autoridad competente les descubra sus faltas, aduciendo de que la PROFECO está cometiendo una exageración al castigarlos, dado que si con antelación les hubieran dicho sobre las irregularidades señaladas, ellos mismos las habrían corregido de inmediato, escamoteando el hecho de que dichas trapacerías en perjuicio de los usuarios de sus servicios, motivadas para obtener mayores ganancias (ilícitas que legalmente se califican como fraude), ya llevaban tiempo efectuándolas y que eran cometidas a sabiendas de que constituían una falta punible, como lo es también la publicidad engañosa, el ocultamiento de cobros y en cobrar servicios no señalados específicamente, así como otras trampas sobre la calidad y cantidad de servicios y/o de bienes adquiridos, tan comunes en el ámbito del "arte" de eso que han bautizado con el nombre de "mercadotecnia" en la sociedad neoliberal.

Cabría preguntarles tanto a la empresa Mac Donald, como a los hoteleros y demás prestadores de servicios turísticos sancionados, si ellos en sus prácticas comerciales no proceden legalmente buscando que la autoridad castigue en contra de quien les comete algún fraudeĀ…. ¿O acaso pretenderán que su oficio les proporciona algún tipo de fuero que los excluya del cumplimiento de la ley?

Bien sabían los griegos de la antigüedad clásica cual es el comportamiento de esta clase de plañideras (iguales a las que hoy piden clemencia para que no se les aplique la ley), cuando asignaron al dios "Hermes" ("Mercurio" entre los romanos), como patrón de oradores, comerciantes y ladrones, calificándolos a los tres como seres semejantes en su comportamiento durante el ejercicio de su actividad, abusivos y siempre proclives al engaño.



KC
Utilidades Para Usted de El Periódico de México