Réplicas

Una respuesta distinta a las preguntas de Cuarón

2014-05-10

Como ciudadana dedicada desde varias décadas al estudio del tema energético, me...

Claudia Sheinbaum Pardo, La Jornada

Hace unos días, Alfonso Cuarón, cineasta mexicano ganador del Oscar, hizo públicas 11 preguntas (10 primero y una después) al gobierno mexicano, sobre la reforma energética. El gobierno ofreció respuestas que tan sólo redundan en lo que ha sido el discurso oficial. Como ciudadana dedicada desde varias décadas al estudio del tema energético, me permito ofrecer, en esta y dos entregas posteriores, otras respuestas, con el fin de abundar en el debate.

¿Bajarán los precios de los combustibles y la electricidad?

Los precios de la electricidad, la gasolina y el gas LP, que son las fuentes de energía más utilizadas por los mexicanos, no se espera que vayan a disminuir, por las siguientes razones: a) De acuerdo con el gobierno mexicano, las principales tarifas eléctricas residenciales y los precios del gas LP y las gasolinas están subsidiados. Uno de los fines explícitos de la reforma energética es quitar los subsidios. b) La principal razón de los altos costos de la electricidad en México es la contratación sumamente onerosa de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) con generadores privados de electricidad y con suministradores de gas natural. Esos contratos van a permanecer por décadas, independientemente de la reforma, manteniendo los grandes costos a CFE, quien va a seguir dotando de electricidad a los usuarios residenciales y comerciales. Para los únicos que las tarifas de electricidad pudieran llegar a disminuir, porque generarán su propia electricidad o la compraran con otros privados, es para los grandes industriales. c) El precio de la gasolina está fijado por el precio internacional del petróleo, no por la libre competencia nacional. No se espera que en las próximas décadas haya una disminución del precio del petróleo, y en todo caso si la hubiera, no se requeriría de inversión privada para disminuir los precios. d) La apuesta del gobierno mexicano al incremento en la producción de gas natural a través del shale gas generará altos costos ambientales, que en algún momento se verán reflejados en las tarifas del gas.

2. ¿Cómo atender las afectaciones al medio ambiente?

La reforma energética generará grandes riesgos ambientales, que en México se agravan por la corrupción de los funcionarios de las instituciones gubernamentales encargados de otorgar permisos y de supervisar las operaciones.

Uno de los mayores problemas es la apuesta del gobierno mexicano a la explotación masiva del shale gas. La fractura hidráulica o fracking, método que se usa para la extracción de este combustible, requiere entre 11 y 19 millones de litros por pozo. En perspectiva, el agua para 100 pozos sería más o menos equivalente al suministro para una población de 20 mil habitantes en un año (de acuerdo con la propia Secretaría de Energía, en Estados Unidos, en 2012, se perforaron 9 mil 100 pozos de shale gas). Además, para el fracking el agua se mezcla con agentes tóxicos, que tienen el riesgo de contaminar acuíferos. Otros problemas de la explotación de este gas son las fugas y emisiones de metano a la atmósfera, así como sismos adjudicados a su explotación. Estos riesgos han hecho que países como Francia o regiones de Estados Unidos hayan impuesto una moratoria al fracking, hasta no conocer los alcances de los impactos ambientales.

Otra actividad que promueve la reforma energética y que conlleva riesgos ambientales es la explotación de petróleo en aguas profundas. Fuimos testigos del accidente de BP en el Golfo de México, con consecuencias ambientales que aún no han sido hechas públicas.

Finalmente, está el gran tema del cambio climático. México es el decimotercer país del mundo en la contribución de gases de efecto invernadero, que están provocando la elevación de la temperatura de la superficie del planeta. En la gran mayoría de los países del mundo, el tema central de la política energética y ambiental es cómo reducir la producción y el consumo de combustibles fósiles (petróleo, gas natural y carbón), que son los principales causantes del mayor problema ambiental al que se enfrenta la humanidad. Mientras tanto, el objetivo principal de la reforma energética en México es aumentar la producción de petróleo crudo (explícitamente se habla de elevar la producción de 2.1 a 3 millones de barriles de petróleo crudo diario) y de shale gas. Es decir, el gobierno mexicano es muy bueno para hablar en los foros internacionales sobre el cambio climático y pésimo para comprometerse con una política energética que sea compatible con los objetivos ambientales del país y del planeta.

3. ¿Existen planes para desarrollar tecnologías e infraestructuras de energía alternativa en nuestro país?

El consumo de energía en México está sustentado en 92 por ciento en los combustibles fósiles (los derivados del petróleo cubren 55, el gas natural 28, el carbón y derivados ocho). El gobierno mexicano dice que un crecimiento de las fuentes alternativas o limpias va a provenir de la inversión privada. Al respecto, ofrezco los siguientes argumentos para mostrar que es importante distinguir entre energías alternativas y energías renovables y que la reforma mencionada no promoverá en la magnitud que México requiere un desarrollo integral de las fuentes renovables de energía:

a) En nuestro país (no conozco otro que lo haga) el gobierno llama energía limpia a la nuclear, a la energía eléctrica generada con carbón pero que secuestra el CO2 y a las energías renovables. Las primeras dos pudieran representar una alternativa para la emisión de gases de efecto invernadero, pero distan mucho de ser limpias. La energía nuclear sigue sin resolver el problema de los desechos radiactivos, y después del accidente en Fukushima el tema de la seguridad sigue presente. En el caso del secuestro de CO2 en plantas carboeléctricas, se trata de una alternativa que está en estudio, que es sumamente costosa y con riesgos futuros de fugas. A pesar de ello, estas dos alternativas, junto con el gas natural, representan 80 por ciento del crecimiento del sector eléctrico en la prospectiva de este ámbito publicada por la Secretaría de Energía.

b) En los países donde ha habido un crecimiento importante de las energías renovables (naciones europeas, China y Brasil, por ejemplo), éste ha estado fuertemente ligado a una política de Estado, de inversión pública en ciencia, innovación tecnológica y desarrollo de nuevos proyectos, vinculados con la política energética y de incentivos al desarrollo estatal, social y privado de las fuentes renovables. En Alemania, por ejemplo, 50 por ciento de la propiedad de los proyectos renovables es social; es decir, no es el libre mercado lo que ha promovido las fuentes renovables, sino una política gubernamental ligada con incentivos claros que han incluido la propiedad gubernamental y social.

c) En México, el sector transporte es el principal consumidor de energía (45 por ciento) y no hay ninguna propuesta en la reforma energética que oriente a disminuir el consumo de gasolinas y promover otras fuentes de energía (desde autos eléctricos con fuentes renovables hasta biomasa con esquemas sustentables).

d) Es preciso mencionar que en México, en particular en Oaxaca, los proyectos privados de energía eólica han generado graves problemas sociales, pues ni los propietarios de la tierra ni los pobladores locales han sido reconocidos como actores en la promoción de esas fuentes. El gobierno federal no sólo no ha intervenido en favor de ellos, sino que en muchos casos ha actuado como promotor de las empresas privadas en actos de despojo de tierras, pagos irrisorios por renta de terrenos y desarrollo desordenado de las granjas eólicas, sin programas integrales de desarrollo regional. Este tema no se toca en la reforma energética.

e) El impulso a tecnologías y procesos más eficientes en el uso de la energía puede ser vista como la fuente más sustentable y barata de energía. En la reforma energética, el objetivo es producir más petróleo y gas, no usarlos más eficientemente.

f) México tiene un enorme potencial de fuentes renovables y uso eficiente de la energía que puede y debe explotar de forma sustentable; la reforma energética no está diseñada para ello.



ROW

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