Migración

Biden supervisa transitado puerto de entrada en frontera sur

2023-01-08

A unos cuantos metros de suelo mexicano, Biden preguntó qué tan rápido...

Por COLLEEN LONG

EL PASO, Texas, EU (AP) — El presidente Joe Biden inspeccionó el domingo un transitado puerto de entrada en la frontera entre Estados Unidos y México en su primer viaje a la región en los dos años que lleva en el cargo, una visita ensombrecida por la tensa situación en torno a la política migratoria, ya que los republicanos tratan de culparlo por las cifras récord de migrantes que entran en el país.

En su primera parada, Biden observó mientras los agentes fronterizos del El Paso le mostraban cómo revisan vehículos en busca de drogas, dinero u otros artículos de contrabando. En una señal de fuertes tensiones políticas en torno a la inmigración, el gobernador de Texas, Greg Abbott, entregó a Biden una carta a su llegada en la que exponía que el “caos” en la frontera era “resultado directo” de la incapacidad del presidente para hacer cumplir las leyes federales.

A unos cuantos metros de suelo mexicano, Biden preguntó qué tan rápido tenían los agentes que encontrar a migrantes introducidos de contrabando al país en un vehículo antes de que estos se quedaran sin oxígeno. Quiso saber sobre las incautaciones de fentanilo, un opioide que puede ser 50 veces más potente que la misma cantidad de heroína. Mientras recorría la instalación, un letrero grande que decía “Bienvenido a México” se alcanzaba a ver sobre el Puente de las Américas.

Durante años, la inmigración ha sido un punto de conflicto grave, debido a que ha expuesto tanto las disfunciones del sistema estadounidense como la agitación en los países de origen de los migrantes, que ha provocado que muchos salgan huyendo. Funcionarios del gobierno estadounidense han intentado contrarrestar las críticas de los republicanos afirmando que el Congreso debería colaborar con ellos para aumentar la financiación de la seguridad fronteriza y revisar la política de inmigración.

Biden planeaba pasar unas horas en El Paso, Texas, que actualmente es el mayor corredor de cruces ilegales, una situación que obedece en gran parte al flujo de ciudadanos nicaragüenses que huyen de la represión, el crimen y la pobreza en su país. Cuatro nacionalidades —incluida la nicaragüense— ahora están sujetas a una expulsión expedita según las nuevas reglas promulgadas por el gobierno de Biden la semana pasada, que generaron fuertes críticas por parte de los defensores de migrantes.

Biden visitará también el Centro de Servicios para Migrantes, en El Paso, y se reunirá con organizaciones sin fines de lucro y grupos religiosos que apoyan a los inmigrantes que llegan. No está claro si Biden hablará con algún migrante.

El anuncio de Biden sobre la seguridad fronteriza y su visita a la frontera pretenden en parte sofocar el bullicio político y atenuar el impacto de las próximas investigaciones sobre inmigración prometidas por los representantes republicanos. Pero cualquier solución duradera requerirá la intervención del Congreso, el cual está fuertemente dividido y donde en los últimos años han fracasado múltiples intentos de promulgar cambios radicales.

Desde El Paso, Biden viajará a Ciudad de México, donde él y los mandatarios de México y Canadá se reunirán el lunes y el martes para una cumbre. La inmigración es uno de los puntos de la agenda. El desafío que enfrenta Estados Unidos en su frontera sur requiere cooperación entre varios países, una señal de que la diplomacia será tan importante como las políticas internas estadounidenses.

“Creo que están tratando de enviar un mensaje de que van a revisar de manera más sistemática el estatus migratorio de la gente, y si no has sido procesado, van a ir a buscarte”, comentó Rubén García, del grupo de ayuda Casa Anunciación, en El Paso.

El número de migrantes que cruza la frontera hacia Estados Unidos ha aumentado drásticamente durante los primeros dos años de Biden en el cargo. Hubo más de 2,38 millones de detenciones durante el año que terminó el 30 de septiembre, la primera vez que el número supera los 2 millones. El gobierno federal ha tenido problemas para reducir los cruces fronterizos, y se resiste a adoptar medidas de línea dura que sean parecidas a las implementadas por el gobierno del expresidente Donald Trump.



JMRS
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