Policrato Philodemos

El narcoterrorismo como táctica

2010-07-28

Lo anterior viene a cuento cuando observamos el cariz y la dimensión que ha tomado el...

"La ferocidad es síntoma de debilidadÂ…
por eso el miedo es la madre de la
desesperación y madrastra del terrorismo".

La solución de los problemas sin importar si éstos son de carácter político, social, o científico, según la lógica y avalado por la experiencia histórica, empieza por el conocimiento exacto de la naturaleza del problema que se intenta resolver, ya que sería infantil y más costoso en todos los órdenes tratar de resolverlo cuando es desconocido, bien sea en sus orígenes, en su estructura, o en su dimensión, especialmente cuando tiene una naturaleza aleatoria como son los problemas sociales y/o políticos, o peor aún asumiendo la actitud de negar su existencia, disfrazando su peligrosidad con eufemismos eludiendo el llamarle a las cosas por su nombre para tranquilizar incautos, o  pasivamente suponer que con el tiempo los problemas se resuelven solos.

Lo anterior viene a cuento cuando observamos el cariz y la dimensión que ha tomado el problema de la inseguridad ciudadana y el de la seguridad nacional misma, así como la actitud que están asumiendo las autoridades ante la amenaza que constituyen las mafias del crimen organizado, que han sido capaces de permear e infiltrarse en la sociedad y entre las esferas del poder gubernamental, respectivamente, hasta llegar a la situación actual en que han feudalizado algunas regiones de nuestra geografía, mismas que utilizan como santuarios desde donde operan con impunidad absoluta, así como el tener a su servicio a miembros de la clase política, a numerosas autoridades estatales y municipales, y a muchos de los elementos encargados de combatirlas, asunto que es del conocimiento público por haber trascendido en los diversos medios de comunicación de manera escandaloza.

Si se analiza el aumento de la ferocidad y vesania indiscriminada con que han empezado a actuar los cárteles del crimen organizado, se llegará a la conclusión de que parecen encontrarse desesperados ante la campaña que ha seguido el gobierno federal en su contra, razón por la que han empezado a reaccionar modificado sus tácticas de comando, que ha consistido en abrir numerosos frentes simultáneos, orientándolos hacia el terrorismo como medio para crear el caos que se traduzca en impunidad para ellos, así como para dispersar a las fuerzas federales (Ejército, Armada, y Policía Federal), a los ancho de nuestra geografía y así provocar su debilidad táctica, de manera que pierdan iniciativa y eficacia en sus operativos anticrimen.

Han escogido utilizar el terrorismo como factor de amedrentamiento social, buscando crear entre la ciudadanía en general la sensación de una crisis de inseguridad e impotencia, para que ésta reaccione desesperada por el miedo, y ejerza presión sobre las autoridades pidiendo (de manera candorosa y olvidando las lecciones de la historia), que las fuerzas del orden cesen de perseguir a los cárteles criminales para que regrese la paz y la seguridadÂ…. como si la paz y la seguridad ante la delincuencia descansara en permitirles actuar con impunidad tolerada, o dejándola que suplante al gobierno en su ejercicio legal y obligado de mantener la paz y la seguridad, de modo que renuncie al uso de la violencia legítima en el mantenimiento orden constitucional.

Descartando los casos de los actos terroristas provocados por psicópatas o por los patológicamente resentidos sociales, el fenómeno del terrorismo parece nacer de dos vertientes históricas, siendo la primera y más importante la búsqueda del poder a través del amedrentamiento generalizado, en donde la sociedad es la víctima que se asume débil y desprotegida ante la amenaza, condición que la incapacita psicológicamente para rebelarse, y que por dicha razón no se atreve a organizar su defensa, aceptando someterse por miedo a los dictados del terrorista.

La segunda vertiente y menos común, es de carácter ideológico y producto de la desesperación, ya sea como respuesta  para llamar la atención y hacerse oír por un poder aplastante que no atiende sus requerimientos (como fue el caso de los movimientos anarquistas de finales del Siglo XIX, y de los tamiles de Sri Lanka en los años ochenta del pasado siglo), o como protesta activa de grupos radicales de carácter religioso (como el "talibán de los musulmanes, o el "sij" en la India), los que debido a su carácter ideológico en donde sus valores y creencias (nacionalismos y/o dogmatismos religiosos), superan a su instinto de conservación, provocan que el acto terrorista vaya acompañado de la inmolación del patriota o del creyente, quién se sacrifica en aras de su patriotismo o de su fe religiosa, circunstancia que en la práctica vuelve insostenible cualquier estrategia defensiva, dado el desprecio a la vida que sostienen durante la comisión de sus actos.

En el caso del narcoterrorismo se hace evidente que se trata de una estrategia delincuencial, más mundana y perversa, para crear el caos en la sociedad, con la mayor economía posible para ellos de riesgos y esfuerzos, y de esa manera subordinar a las instituciones de seguridad de la república a su estrategia manteniéndolos a la defensiva, mientras ellos permanecen como rectores y dueños de las iniciativas, esperando que se traduzcan en impunidad, tanto en sus actos delictivos como en el acoso a la sociedad, y ocasionalmente a las fuerzas federales.

Aquí cabría señalar que los cárteles del crimen organizado en México actúan como empresas trasnacionales del delito, cuyo objetivo único es obtener la mayor cantidad de ganancias económicas con el menor riesgo e inversión posible, ya que como grupos criminales carecen de valores y de ideologías y no están dispuestos a llegar al sacrificio en aras de sus metas. Tampoco intentan hacerse del poder político para gobernar o destituir al legalmente constituido, sino solamente debilitarlo y mantenerlo a la defensiva para ganar en impunidad.

Ante este escenario y circunstancias se hace evidente que las fuerzas del gobierno federal han estado actuando con una estrategia incompleta y mayoritariamente defensiva, al dejarlos crecer y permitirles la iniciativa, iniciativa incompleta porque al parecer le ha faltado golpear al crimen organizado en el corazón de su naturaleza, que es el dinero, por lo que se debe atacar y destruir principalmente su logística y su economía (independientemente que para ello es indispensable infiltrarlos para conocer con anticipación sus intenciones y operativos para ganarles la iniciativa), combatiendo y castigando severamente a sus cómplices infiltrados en las aduanas (funcionarios de hacienda corruptos), que hacen posible el paso de armamento, municiones y equipo de combate desde los EE.UU.

De la misma manera ha faltado una campaña eficaz en contra del "lavado de dinero", pues hasta la fecha solo se han tomado medidas tibias de carácter hacendario para dificultarlo, pero sin lastimar los grandes intereses bancarios, de casas de bolsa, de casas de cambio, y de negocios simulados que no resistirían auditoría hacendaria alguna, y que debieran de ser incautados y encarcelados los individuos responsables, pero que sin embargo siguen operando con impunidad, quizá porque algunos son miembros o cómplices de quienes ocupan puestos en la alta política, o bien porque se encuentran involucrados en estos ilícitos y sería infantil que actuaran, ya que equivaldría a pedirles que se hicieran el "Hara-Kiri" o "Se-pu-ku", como forma de suicidio.

Por lo pronto y mientras no se trate el tema del crimen organizado, ahora derivado en "narcoterrorismo", en sus verdaderas dimensiones y orígenes, empezando por combatir la corrupción en las altas esferas políticas y en las diferentes policías y aduanas, el combate a los cárteles del crimen organizado no dejara de ser una simulación más de las muchas que padecemos en México, en donde las víctimas las pone la sociedad, el prestigio y caídos de las FF.AA., y las pocas policías honestas que nos quedan.



EEM

Notas Relacionadas

No hay notas relacionadas ...



Ver publicaciones anteriores de esta Columna

Utilidades Para Usted de El Periódico de México