Para Reflexionar en Serio

Sufrimiento y amor

2012-03-09

El sufrimiento y el amor son antitéticos, en cuanto a su origen. El amor siempre es generado...

Son estos dos términos muy relacionadosÂ…, aunque a primera vista puedan parecer que son antitéticos y de hecho lo son en sus orígenes, como luego veremos. Hace unos días un amigo mío muy apreciado, me comentó refiriéndose a un tercero: Ha sufrido tanto en esta vida que cuando muera se va a ir de cabeza al cielo. No lo creas, le respondía a mi amigo dejándolo sorprendido, al cielo no se va por razón de haber sufrido mucho, sino en razón de haber amado mucho, y haber amado no solo al Señor, sino a los demás en función del amor a Dios, porque a los demás, también los ama también el Señor, por ser criaturas suyas y cuando se ama de verdad, también se ama a lo que ama nuestro Amado.

Desde luego que arriba no vamos a ser juzgados por nuestros éxitos o fracasos de orden material, durante nuestra vida. Seremos juzgados por la calidad y cantidad de amor que hayamos sido capaces de generar durante nuestro paso por esta vida. El sufrimiento que hayamos tenido como consecuencia de las cruces de esta vida o también si ha sido un sufrimiento deseado por amor al Señor, nos valdrá en cuanto lo hayamos soportado por amor al Señor, es decir en cuanto hayamos sabido sacarle el jugo, a la oportunidad que nos da el sufrimiento, de poder amar más al Señor.

Y se comprende que esto sea así, si pensamos que la esencia de Dios es el amor y solo el amor tal como reiteradamente nos lo manifiesta y ratifica San Juan, su discípulo predilecto y precisamente fue su discípulo amado, porque a su vez San Juan fue el que más le amó y el único que durante la despedida de la última cena reclinó su cabeza sobre su pecho, el único de todos ellos que junto con Maria su Madre estuvo al pie de la cruz, y al único al que le encomendó la guarda de su Madre nuestra Señora.

El sufrimiento y el amor son antitéticos, en cuanto a su origen. El amor siempre es generado por Dios, único Creador de todo lo visible y lo invisible y el amor es un bien del orden espiritual y por lo tanto no visible materialmente. Por su parte el sufrimiento no tiene su origen en Dios. El Señor no ha creado el sufrimiento y no lo desea para nosotros, aunque si lo permite. Y dicho esto surge la pregunta: Si Dios no desea el sufrimiento y siendo omnipotente tiene capacidad de anularlo: ¿Porque permite que suframos?  Flaco favor nos haría el Señor quitándonos de en medio el sufrimiento. El valor purificativo que el sufrimiento tiene, es inmenso siempre que este se una por amor, al que a su vez por amor, tuvo el Señor por nosotros en su Pasión y muerte en la cruz.

Como sabemos cuando acudimos al Sacramento del perdón, quedan redimidas nuestras culpas, pero no en su totalidad, siempre nos resta un reato de culpa, un resto de culpa que habrá que purificar en el Purgatorio. Pero el sufrimiento soportado en esta vida nos purifica y reduce la pena en el Purgatorio y así se nos expresa, en la formula de absolución del confesor en la absolución de nuestros pecados, cuando nos confesamos. En todo caso pensemos que siempre es y será mejor reducir purgatorio por los sufrimientos en esta vida, que purgar después de haber abandonado este mundo.

El sufrimiento tiene su origen en el pecado. Dios no desea que suframos y Él sufre también cuando ve a sus hijos sufrir. Él,  a todos nos ha hecho libres, nos ha dotado del llamado libre albedrío, es decir la capacidad que tenemos para escoger entre el bien y el mal. Si careciésemos de esta capacidad, es verdad que no podríamos pecar, pero tampoco podríamos demostrarle al Señor cuanto es nuestro amor a Él, ni podríamos generar méritos para alcanzar el cielo. La persona metida en la cárcel carece de libertad y en consecuencia no puede comete delitos, ni tampoco puede ejecutar buenas acciones ciudadanas. Poco más o menos, esa sería nuestra situación si careciéramos del regalo divino del libre albedrío. Nosotros estamos peregrinando en este mundo para demostrar que somos capaces de amar. Que somos dignos hijos de nuestro Padre celestial, porque lo mismo que a Él, lo que nos debe de mover es el amor y solo el amor. Por ello podemos decir que estamos aquí para superar una prueba de amor.

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.



EEM

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