Policrato Philodemos

Síntomas de decadencia

2006-12-28

Para poder diagnosticar la situación en la que nos encontramos se hace necesario conocer los...

La secuela del populacherismo

En una verdadera democracia  las leyes no se negocian como mercancía

Los finales de año y de períodos sexenales de gobierno, son momentos propicios para hacer un alto en el camino que se ha seguido y reflexionar sobre las situaciones personales y sociales en las que estamos inmersos, haciendo una recapitulación de logros y problemas pendientes de resolver, y sirven también para mirar hacia el futuro al que nos dirigimos, y en su caso plantear las modificaciones de criterios y estructuras para alcanzar las metas que queremos, ya sea como individuos, como sociedad organizada o como nación.

Aplicando esta metodología al año y al sexenio gubernamental que finalizan en este 2006, vamos a encontrar un panorama desolador como sociedad y como gobierno, resultado de una herencia ominosa de más de 70 años del autoritarismo presidencial, que se agotó por estratificación longeva de un unipartidismo político absoluto, que se había convertido en una aparente "dictadura perfecta" (Vargas Llosa, dixit), y como secuela de un sexenio incapaz de realizar el cambio prometido, mismo que fue abortado por falta de oficio político, aunque estuvo rebosado de ocurrencias campiranas sin proyecto de nación, y harto de frivolidad presidencial compartida con su pareja, y sin auténtica voluntad de gobernar, por lo que solamente acabó convertida en una transición de partido político, que desgraciadamente fue de naturaleza gatopardista en lo general.

Tal parece que de seguir por este camino nuestro futuro como sociedad organizada y como nación seguirá siendo el de la improvisación, de la irresponsabilidad valemadrista que provoca ingobernabilidad y deja vacíos de poder, el atraso científico-tecnológico-cultural que nos mantiene en el subdesarrollo, y la corrupción generalizada que lleva a la decadencia, razones por las que se hace indispensable revisar a fondo la actual estructura política, económica, social, educativa y cultural, para conocer aquello que no está funcionando correctamente, y poder saber que tipo de cambios son requeridos, ya que el conocimiento de la naturaleza del problema que se intenta resolver, significa más del 50% de la solución del mismo, que en este caso es evitar la decadencia haciendo los cambios que nos lleven al camino del desarrollo como sociedad y como nación.

Para poder diagnosticar la situación en la que nos encontramos se hace necesario conocer los síntomas evidentes de decadencia, de cualquier tipo de sociedad, mismos que se caracterizan por la existencia de las siguientes conductas y estructuras:

1.- La existencia de la simulación, la irresponsabilidad, el fraude y la venalidad en el manejo de los negocios, tanto públicos como privados, que se vuelven cotidianos y aceptados por la sociedad y autoridades, creando una forma de normalidad que debe aprenderse a sobrellevar.

2.- Cuando la corrupción y el tráfico de influencias en todos los niveles oficiales y de la iniciativa privada, son parte de una costumbre aceptada.

3.- Cuando los partidos políticos se manejan como franquicias de grupos mafiosos que buscan el poder político para aprovecharse del erario, y no como entidades públicas ideológica y políticamente coherentes cuyo fin es servir a la sociedad.

4.- Cuando la existencia del comercio informal se vuelve una forma de vida, cuya actividad queda fuera del control fiscal, y en el que se mercadean la mayoría de los productos de contrabando y/o de robos, cubriendo el mayor porcentaje de actividad comercial y una de las principales fuentes de trabajo.

5.- Cuando existe la impunidad delictiva que alienta la creación de la delincuencia organizada, como una actividad rentable y sin riesgos.

6.- Cuando existe un aumento exorbitante del robo de vehículos, de pandillerismo, vandalismo, y robo con violencia en la vía pública y en los domicilios.

7.- Cuando existe la indiferencia y/o la complicidad de las autoridades judiciales y hacendarias ante el abuso del agio financiero de la banca y de prestamistas, que toman al país como tierra de conquista y hacen cobros leoninos, muchas veces más caros que en los países desarrollados, en el caso de la banca extranjera avencindada en el país.

8.- Cuando los altos impuestos que se pagan no corresponden a la pésima prestación de los servicios públicos que se reciben, mientras que el erario público se diluye en corruptelas que se justifican con obras y actos de relumbrón.

9.- Cuando existe un alto índice de evasión fiscal y la carga impositiva descansa principalmente en una pequeña clase media, hacendariamente  cautiva e indefensa.

10.- Cuando por omisión y /o venalidad de las autoridades, la seguridad ciudadana deja de ser responsabilidad de quienes están para garantizarla, mientras que los vacíos de poder son ocupados por los poderes ilegales de facto, como son el hampa organizada, los barones del dinero, las grandes empresas mediáticas, el clero (de cualquier doctrina religiosa o creencia), y las compañias trasnacionales.

11.- Cuando es evidente la ineptitud, abuso y cinismo de los legisladores ante la ciudadanía que los eligió y que olvidan representar, exhibiéndose con un comportamiento cavernario que solo responde a la defensa de sus intereses personales y/o de su partido.

12.- Cuando la escasa inversión oficial y privada en investigación científica y tecnológica, solo responde a una visión mercantilista de la educación, de la cultura y del conocimiento científico-tecnológico.

13.- Cuando es evidente la carencia de valores cívicos y morales en los procesos educativos oficiales, y en la mayoría de los mentores encargados de la enseñanza.

14.- Cuando los cacicazgos del sindicalismo corporativo anulan la democracia electoral de éstas instituciones, propiciando la venalidad de los líderes, y sometiendo a su arbitrio e interés los derechos del trabajador.

15.- Cuando la pobreza académica del sistema educativo, es el resultado de privilegiar la masificación y cantidad del estudiantado, en vez de la calidad de los estudios y de la excelencia académica, con el fin de poder presentar, propagandísticamente, estadísticas abultadas de egresados de su sistema educativo.

16.- Cuando es notoria e impune la irresponsabilidad y degradación cultural de los medios masivos de información, que solo aprovechan la concesión otorgada por el gobierno para buscar el máximo lucro, emplean el amarillismo informativo o la nota política vendida al mejor postor, y prostituyen y degradan el entretenimiento hasta la vulgaridad arrabalera (especialmente en la televisión), imponiéndola como moda que destruye en los hogares el proceso educativo que la juventud recibe en las escuelas.

17.- Cuando existe el desinterés de las autoridades para hacer valer el estado de derecho utilizando el poder legal y coerción del Estado, por temor a ser llamadas represoras, y/o cuando buscan la aceptación y popularidad barata (no de la ciudadanía que los eligió), de los sociópatas que disfrazados de redentores sociales desprecian y trastocan el estado de derecho, que representan las mismas autoridades que los toleran y/o cobijan.

18.- Cuando la vida humana se desvaloriza ante el aumento de la criminalidad y la incompetencia de las autoridades para protegerla.

19.- Cuando el hombre deja de ser el objeto principal de la política y de la economía para convertirse en un objeto, como un consumible más, en una sociedad que privilegia la apariencia efímera, dentro de un círculo perverso de consumo y desperdicio.

20.- Cuando en la búsqueda de un progreso con visión inmediatista y de supuesto bienestar, se depredan los recursos naturales y se contamina al medio ambiente que nos sostiene vivos en el planeta, sin vislumbrar que se así se está creando una economía de cementerio, que solo existirá para los muertos.

En general y como colofón de este tema, se puede decir que cuando el interés particular se vuelve más importante que el interés general, cuando la legalidad y la justicia es sacrificada por las autoridades legítimas en su intento de ganar aceptación y poder de convocatoria, y cuando el quehacer económico se vuelve un fin en sí mismo excluyendo al hombre y sacrificando al medio ambiente, el camino de los pueblos lleva primero al despeñadero de la decadencia y finalmente a su extinción.



AAG
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