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El derrumbe más caro del Atlético de Simeone

2019-03-19

Por sus elevados salarios, la terna de delanteros es el mayor quebradero de cabeza para cuadrar las...

Por LADISLAO J. MOÑINO, El País

Madrid 19 MAR 2019 - 04:20    CST Más que la eliminación en sí, la manera de caer ante la Juventus en Turín golpeó como nunca a la figura de Diego Pablo Simeone. Sin respuestas tácticas para contener la avalancha del campeón italiano, la imagen que transmitió el Atlético fue la de un equipo menor que acabó el duelo como lo empezó: muriendo en su propia área. A diez puntos del Barcelona en LaLiga tras el traspié de Bilbao, eliminado de la Copa en octavos por el Girona y sesgado el sueño de disputar la final de la Champions en el Metropolitano, por primera vez en sus casi ocho años al frente del Atlético, Simeone está en el centro de la diana de gran parte de la hinchada rojiblanca. Los resultados de las encuestas mediáticas y las opiniones en las redes sociales, agradecidas muchas también con los éxitos alcanzados bajo su dirección, no solo han puesto en solfa la labor del entrenador argentino. También el estilo con el que relanzó al club hasta la élite del fútbol europeo se ha puesto en entredicho. Nunca ha estado tan cuestionado El Cholo como ahora. Algunos jugadores interpretaron su conservador planteamiento en Turín como una transmisión de miedo. Otros percibieron en el campo que el plan les llevaría de cabeza a la eliminación.

Ante esa novedosa y generalizada avalancha de críticas, más el maremágnum interno desatado, el viernes, el dueño del club Miguel Ángel Gil Marín emitió un histórico comunicado de apoyo al entrenador. Extrañamente, solo apenas un mes después de haberle renovado hasta 2022 y de convertirle en el entrenador mejor pagado del mundo, el club decidió hacer público ese refuerzo al técnico. El mensaje vigorizó la idea de que este es el Atlético del tótem Simeone en el triunfo y en la derrota. La misiva, de alguna manera, trasladó al club a esos días de zozobra tras la final de la Champions perdida en Milán contra el Real Madrid en 2016 en los que el técnico amagó con marcharse. Hay tanto convencimiento en los despachos de que el método Simeone es la dovela que lo sostiene todo como temor a una posible marcha o renuncia de este.

Para la dirigencia rojiblanca, Simeone significa la estabilidad de un proyecto que este curso ha exprimido hasta el límite las arcas del club para tratar de alcanzar la final de la Champions en casa. La millonaria renovación de Griezmann, los 70 millones pagados por Lemar, los 20 por Rodrigo, y los cerca de 40 que suman entre Kalinic, Arias y la cesión de Morata, han sido puestos al servicio de Simeone. El plantel es el cuarto en valor de mercado, 955 millones de euros solo superado por el Barcelona (1.180), el Manchester City (1.140) y el Real Madrid (965). Sin concluir aún el mes de marzo, el único objetivo a cumplir para tan elevada inversión es consolidar la próxima plaza en la Champions y trabajar en una reconstrucción en la que se dan por casi seguras la marcha de Godín, Lucas y Filipe y no está clara la continuidad de Juanfran, Savic, Saúl, Vitolo, Costa, Morata y Griezmann.

Por sus elevados salarios, la terna de delanteros es el mayor quebradero de cabeza para cuadrar las cuentas del próximo curso. Los números no dan para mantener a los tres. Uno tendrá que salir y en el club tampoco se descarta que este sea Griezmann. Su salida aliviaría una tabla salarial que se disparó y rompió el equilibrio en el vestuario. Fuentes conocedoras del mercado aseguran que desde hace tres meses el entorno del delantero francés le ha estado ofreciendo a varias de las grandes potencias europeas, una de ellas de la Premier, que le dio como respuesta que no puede alcanzar los cerca de 20 millones de euros netos que percibe en el Atlético. El sábado, el diario L’Equipe reveló que emisarios en su nombre habrían intentado reabrir la puerta del Barcelona, al que renunció la temporada pasada. Si se produce su marcha, la lectura obligada será que el club hizo un sobreesfuerzo por retenerle como pieza principal para tratar de alcanzar el objetivo sobre el que ha girado toda la planificación y el exceso de gasto: el intento por levantar en su propio estadio la primera Copa de Europa.

El mercado, bastaría con concretarse las ventas de Griezmann y Lucas, le auguraría a la entidad una recaudación que superaría los 200 millones de euros. Prácticamente cerrada la renovación de Oblak y el fichaje del mexicano Héctor Herrera, centrocampista del Oporto, el debate sobre el perfil de las nuevas contrataciones apuntará directamente al estilo. El problema del Atlético este curso ha sido futbolístico. Simeone no ha explotado el talento de un plantel que era evidente que ya no podía jugar de la misma manera que en sus mejores años. Se cuentan con los dedos de una mano los partidos en los que ha sido autoritario desde su estilo, Borussia Dortmund (2-0), Alavés (3-0), Real Sociedad (2-0) Getafe (2-0) y Juventus (2-0), todos en casa. También se contabilizan pocos jugadores a los que Simeone haya extraído un rendimiento acorde con las aspiraciones. Oblak y Rodrigo han sido los más notables y regulares, con Griezmann estelar apenas en el tramo que va de diciembre a febrero. Demasiado poco para el Atlético más caro de la historia.



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