Derechos Humanos
La esclavitud persiste en muchos lugares: ONU
Por EDITH M. LEDERER
NACIONES UNIDAS (AP) — Las formas contemporáneas de esclavitud se practican en lugares de todo el mundo, señaló un investigador de Naciones Unidas, como ocurre en los trabajos forzosos para la minoría uygur china, el trabajo obligado para la modesta casta dalit en el sur de Asia y la servidumbre doméstica en países del Golfo Pérsico, Brasil y Colombia.
El investigador especial del Consejo de Derechos Humanos, Tomoya Obokata, añadió que la esclavitud tradicional, especialmente de minorías, aún se da en Mauritania, Mali y Níger, en la región africana del Sahel.
En un reporte a la Asamblea General de Naciones Unidas distribuido el miércoles, señaló que el trabajo infantil, otra forma de esclavitud contemporánea, existe en todas las regiones del mundo, incluso en sus peores formas.
“En Asia y el Pacífico, Oriente Medio, América y Europa, se estima que entre el 4 y el 6 por ciento de los niños participan en trabajo infantil, y el porcentaje es mucho mayor en África (21,6%), con la tasa más alta en el África subsahariana (23,9%)”, dijo.
Su conclusión sobre los uygures en la provincia noroccidental china de Xinjiang se publicaba después de que Estados Unidos vetara el pasado diciembre las importaciones de la región salvo que las empresas pudieran demostrar que los productos se habían fabricado sin trabajo forzoso. China ha recibido muchas acusaciones de ejercer un abuso sistemático y generalizado sobre las minorías étnicas y religiosas en su región occidental.
El Ministerio chino de Exteriores criticó duramente esa conclusión de Okobata, un académico japonés y profesor de derecho internacional y derechos humanos en la Universidad Keele en Inglaterra.
En el reporte, Okobata señaló que según un análisis independiente de información disponible de distintas fuentes, incluidas víctimas y cuentas del gobierno, “considera razonable concluir que se ha producido trabajo forzoso en la Región Autónoma Uygur de Xinjiang en China entre uygures, kazajos y otras minorías étnicas en sectores como la agricultura y la manufactura”.
Mencionó dos sistemas empleados en China, la detención de minorías para impartirles formación profesional, que se ve seguida de un destino laboral, y un programa de alivio de la pobreza en el que los trabajadores rurales sin empleo son transferidos a otras tareas. Esa transferencia, señaló, también se realiza en Tíbet, donde a campesinos, pastores y otros trabajadores rurales se les asignan puestos de trabajo poco cualificados y con bajos ingresos.
Aunque estos programas podrían crear empleos e ingresos, como afirma el gobierno, Obokata dijo que en muchos casos el trabajo no es voluntario y los obreros son sometidos a una vigilancia excesiva, condiciones abusivas de trabajo y de alojamiento, restricción de movimientos, amenazas, violencia física o sexual y otro trato inhumano o degradante.
“Algunos casos podrían suponer esclavitud como crimen contra la humanidad, lo que justifica un análisis independiente mayor”, señaló.
El vocero del Ministerio chino de Exteriores Wang Wenbin acusó a Obokata de haber decidido “creer las mentiras y la desinformación sobre Xinjiang difundida por Estados Unidos y otros países Occidentales y fuerzas antichinas”.
También acusó a Obokata de abusar de su autoridad como investigador especial para “difamar y denigrar a China y servir como herramienta política para fuerzas antichinas”. Acusó a “fuerzas” no identificadas de inventar desinformación sobre trabajos forzosos “para socavar la prosperidad y estabilidad de Xinjiang y contener el desarrollo y la revitalización de China”.
Obokata dijo que también hay minorías sometidas a trabajos forzosos en América Latina, y señaló a zonas rurales de Brasil, incluida la Amazonía, donde “la esclavitud está íntimamente ligada a actividades económicas que causan devastación medioambiental, como la minería y la tala ilegal”. La mayoría de las víctimas son hombres con raíces africanas y bajos niveles de educación, dijo.
El reporte también citó otras dos formas de esclavitud contemporánea, el matrimonio infantil o forzoso y la esclavitud sexual.
La tasa de matrimonio infantil se disparó en comunidades marginalizadas como la minoría gitana en el sureste de Europa, señaló. En zonas de los Balcanes, la mitad de las mujeres gitanas entre 20 y 24 años se casaron antes de los 18 años, en comparación con el 10% de media en sus países, añadió.
Datos oficiales en Gran Bretaña sugerían que una gran mayoría de casos de matrimonios forzosos estaban asociados a Pakistán y en menor medida a Afganistán, Bangladesh, India y Somalia.
En otras regiones, Boko Haram ha obligado a mujeres y niñas cristianas a convertirse al islam y casarse, dijo Obokata. Algunos grupos étnicos minoritarios en Nigeria tienen altas tasas de matrimonio forzoso o infantil, el 74,9% ente los kambari y el 73,8% entre los fulfude, explicó.
El matrimonio forzoso también es un motivo de preocupación en República Democrática del Congo, en África; Camboya,India, Kazajistán, Sri Lanka y Vietnam en Asia, así como en los países latinoamericanos de Bolivia, Colombia, Honduras y Panamá.
En cuanto a la esclavitud sexual, que ha sido especialmente notable en conflictos y crisis humanitarias, Obokata señaló a las más de 6,500 mujeres de la minoría iraquí yazidí que según reportes fueron capturadas en 2014 por combatientes del grupo Estado Islámico, que emplearon las violaciones como arma de guerra contra ellas. Casi 2,800 mujeres y niños yazidíes siguen desaparecidos o en cautividad, añadió.
En Etiopía, dijo Obokata, mujeres de minorías de las regiones norteñas de Tigray, Amhara y Afar han sufrido violaciones, mutilación sexual y otras formas de violencia sexual por parte de bandos en el conflicto armado.
En el norte de Nigeria, Boko Haram ha perseguido principalmente a cristianos y musulmanes moderados para formas de esclavitud que incluyen la esclavitud sexual.
En Myanmar, mujeres de la minoría musulmana rohinya “han sido sometidas a violencia sexual sistemática por parte de las fuerzas de seguridad del país, lo que puede considerarse como crímenes de guerra o crímenes contra la humanidad”, afirmó.
Pese a la persistencia de las formas contemporáneas de esclavitud entre minorías, Obokata dijo que gobiernos, organismos nacionales de derechos humanos, organizaciones de la sociedad civil y grupos regionales y de otra clase “han jugado un importante papel para prevenir la explotación de minorías”.
Jamileth
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