Comodí­n al Centro

Cómo puede enderezarse Gran Bretaña tras la dimisión de Liz Truss

2022-10-21

En las últimas dos décadas, Gran Bretaña ha sido un socio clave en...

Editorial | The Washington Post

La primera ministra Liz Truss renunció hoy, lo que puso fin a un desastroso mandato de seis semanas como jefa de Gobierno del Reino Unido. Gran Bretaña ha trastabillado como una figura internacional crucial, como una nación líder en Europa, y un socio diplomático y militar confiable con un gobierno competente y valores democráticos liberales. Hoy luce cada vez más como un aislado Estado insular del Atlántico. Gran parte de su disfunción ha sido autoinfligida, lo cual le ofrece a otros países algunas lecciones sobre los peligros de las políticas populistas.

Sin embargo, los líderes mundiales no deberían felicitarse a sí mismos por haber tenido razón sobre los errores que ha cometido Gran Bretaña, principalmente bajo gobiernos conservadores. Es importante no solo para Gran Bretaña, sino también para Europa, Estados Unidos y el mundo, que Gran Bretaña sepa cómo reponerse.

La decisión de los votantes británicos en 2016 de abandonar la Unión Europea (conocida como Brexit) inauguró una caótica era política marcada por una serie de líderes mediocres: la débil Theresa May, el bufonesco Boris Johnson y ahora la incompetente Truss. Su renuncia se produjo después de que los mercados de divisas y bonos colapsaran en respuesta a su plan económico, el cual implicó una mayor inflación con recortes fiscales no financiados. Esto representó una enorme humillación para una economía desarrollada, como no se había visto desde la década de 1990. Además fue evitable, como el propio Brexit, sin el cual la producción del país habría sido alrededor de 5.2% más alta a finales del año pasado, según estimaciones de un centro de investigación europeo.

Cualquier cambio comenzará la próxima semana, cuando el gobernante Partido Conservador de Gran Bretaña elija al próximo primer ministro. Rishi Sunak, un excanciller de la Hacienda que quedó en segundo lugar en las más recientes elecciones de liderazgo del partido, probablemente demuestre tener un pulso más firme que Truss, o que Johnson, cuyo regreso está siendo solicitado por algunos. El partido también debe reformar la manera en que elige a sus líderes. El proceso actual empodera a integrantes del partido que pagan cuotas, los cuales tienden a inclinarse más hacia la derecha populista que el británico promedio.

A continuación, Estados Unidos y Europa deberían ayudar. Las negociaciones del Brexit continúan prolongándose, gracias a dudas sin resolver sobre la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte, y las enormes complicaciones para establecer actividades comerciales entre Gran Bretaña y la Unión Europea. Las encuestas sugieren que el pueblo británico está a favor de un Brexit más suave, en el que se cedería parte del control sobre los procedimientos judiciales y las regulaciones a cambio de una facilitación del comercio, mayor cooperación en la aplicación de leyes y tópicos similares. A Gran Bretaña y a Europa le conviene buscar un acuerdo de ese tipo. Mientras tanto, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, debería revitalizar las conversaciones de libre comercio entre Estados Unidos y Gran Bretaña, las cuales se han estancado desde que asumió la presidencia.

En las últimas dos décadas, Gran Bretaña ha sido un socio clave en Afganistán, en la intervención de 2011 que derrocó al dictador libio Muamar Gadafi y en lograr el acuerdo nuclear con Irán en 2015. El país fue anfitrión de una importante cumbre sobre el cambio climático el año pasado y siguió siendo una voz poderosa a favor del desarrollo global. Su firme apoyo a Ucrania demuestra que todavía puede desempeñar un papel vital y constructivo.

Gran Bretaña debe ser más que un exportador de chismes monárquicos y espeluznantes noticias políticas. Estados Unidos y Europa deben ayudar a Gran Bretaña a recuperar su lugar en un orden global liberal que está bajo el ataque de Rusia, China y otros adversarios de la libertad.
 



aranza