Vox Dei

«Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo mis complacencias»

2023-01-09

 «Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo mis complacencias».

Evangelio, Mateo 3, 13-17

«Yo soy quien debe ser bautizado por ti,
¿y tú vienes a que yo te bautice?»

En aquel tiempo, Jesús llegó de Galilea al río Jordán y le pidió a Juan que lo bautizara. Pero Juan se resistía, diciendo: «Yo soy quien debe ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a que yo te bautice?». Jesús le respondió: «Haz ahora lo que te digo, porque es necesario que así cumplamos todo lo que Dios quiere». Entonces Juan accedió a bautizarlo. Al salir Jesús del agua, una vez bautizado, se le abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios, que descendía sobre él en forma de paloma y oyó una voz que decía, desde el cielo: «Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo mis complacencias».

Reflexión

S.S. Francisco

«Haz ahora lo que te digo, porque es necesario
que así cumplamos todo lo que Dios quiere»


Hoy es un día especial para agradecerte el don de mi bautismo. Es un regalo que muchas veces no me detengo a considerar y, sin embargo, es una de las mayores gracias que como cristiano me has dado.

Son muchos los regalos que vienen incluidos en este don del bautismo. Me hace hijo tuyo, miembro de tu Iglesia, me limpia de mis pecados y me hace heredero del cielo. Gracias, Señor, porque por el bautismo me has hecho tu hijo. Dame la gracia de sentirme sanamente orgulloso de esta realidad. ¡Soy hijo de Dios! ¡Soy un bautizado!

El bautismo es una gracia particular que me concedes y que depende de mí, en cierta medida, acrecentarla y fructificarla. El bautismo va más allá de un simple hecho. Es el inicio de una vida. Tú has querido iniciar tu vida pública con el bautismo en el Jordán. Así también mi vida, desde el bautismo, es una vida de entrega, de gracia, de lucha, de amor.

En mi bautismo, al igual que en el tuyo, el Espíritu Santo bajó del cielo e hizo de mi alma una morada. Soy templo vivo del Espíritu Santo. Ello me debe llevar en este día, Señor, a meditar en qué tanto escucho y dejo actuar el Espíritu Santo en mi vida. Dame la gracia, Señor, de ser siempre dócil a tu voz que me guía y busca sin descanso lo mejor para mi vida.

«¿Somos conscientes de este gran don? ¡Todos somos hijos de Dios! ¿Recordamos que en el Bautismo hemos recibido el “sello” de nuestro Padre celestial y nos hemos convertido en sus hijos? Dicho de un modo sencillo: llevamos el apellido de Dios, nuestro apellido es Dios, porque somos hijos de Dios. ¡Aquí está la raíz de la vocación a la santidad! Y los santos que hoy recordamos son precisamente quienes han vivido en la gracia de su Bautismo, han conservado íntegro el «sello», comportándose como hijos de Dios, tratando de imitar a Jesús; y ahora han alcanzado la meta, porque finalmente “ven a Dios así como Él es”».



JMRS
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