Policrato Philodemos

Dignidad lacayuna y populismo prepotente

2007-04-07

Realmente fue grotesco ver como personas ya mayores o pasadas de peso (como lo son muchos de...

   Honor y autoestima son los fundamentos de la libertad y
de una vida virtuosa y digna

Realmente ha sido un espectáculo estrambótico la muestra de indignidad que nos dieron los prohombres que gobiernan la capital de la república, al aceptar sumisamente el arbitrario "ucase" del jefe de gobierno del D.F., quien les exigió acudir a su trabajo montados ridículamente en bicicleta, sin embargo, esto me ha servido para conocer mejor el deteriorado sentido de autoestima que tienen nuestros políticos, pues ha despejando las telarañas que me impedían entender la farsa de su comportamiento cotidiano, sobre todo el de aquellos que presumen pertenecer a una izquierda aguerrida (al estilo enfermizo y trasnochado de Fernández Noroña), que dice defender los intereses del pueblo, cuando ni siquiera fueron capaces de defender su dignidad personal ante un jefe abusivo, exigiendo fuese respetada y/o presentando su renuncia ante dicha humillación, al serles vulnerado su derecho a elegir su medio de transporte.

El Lunes 2 de Abril pude presenciar el desfile sumiso y lacayuno de muchos personajes vestidos de burócratas elegantes, a los que se les transparentaba el alma envuelta con andrajos de indignidad, quienes iban siguiendo a un autócrata populachero que les faltó el respeto, obligándolos a exhibirse como marionetas de circo ante la ciudadanía, a la que malamente puede gobernar y servir quien carece de principios.

Realmente fue grotesco ver como personas ya mayores o pasadas de peso (como lo son muchos de nuestros funcionarios capitalinos), hacían esfuerzos para mantenerse equilibrados en la bicicleta (algunos cayeron estrepitosamente), o jadeando para pedalear en un aparato que les era extraño o que era impropio para su edad y condición física, solo para llenar  el ego narcisista y soberbio de un jefe de gobierno en busca de un populacherismo cosmético, al que tuvieron que doblegarse para no perder el "hueso", mientras que el señor Ebrard, cual nuevo "César vincitore" se paseaba por las calles montado en su corcel de pedales, rodeado de una corte de lambiscones, supuestamente para poner el "ejemplo" de cómo deben de trasladarse los capitalinos renunciando al uso del automóvil, aunque sin crear la infraestructura y condiciones viales de seguridad que hagan posible que la bicicleta se convierta en una forma segura de trasladarse en una urbe como la Ciudad de México, lugar en donde quienes conducen automotores prácticamente desconocen las reglas mínimas de seguridad para manejar, o peor aún, acostumbran violar consuetudinaria e impunemente  los reglamentos viales, amén de que no existen autoridades de tránsito reales (generalmente solo hay hampones que se disfrazan de policías para extorsionar y atracar a la ciudadanía), que los hagan cumplir, mientras que la cultura de respeto y cortesía indispensable hacia el peatón y el ciclista se han revertido en agresión y gandallez hacia el más débil o discapacitado.

Ante este panorama de inseguridad vial y carencia de infraestructura para la práctica y uso de la bicicleta como alternativa de transporte, cabría preguntarle al señor jefe de gobierno del D.F, si además de la muestra de desprecio evidente ante la libertad de sus subordinados…¿Cúal fue la ganancia de tal exhibición de autoritarismo cesariano?... ¿Acaso un funcionario público (o cualquier ciudadano), podría actualmente trasladarse con seguridad en el caos vial cotidiano, sin hacerse acompañar de manera prepotente de guardaespaldas y lambiscones, como el lo hizo el Lunes pasado?... valdría la pena que la ciudadanía conociera su respuesta a estas preguntas.

Tal parece que debido a su desmedido narcisismo y ambiciones políticas a futuro, el señor Marcelo Ebrard Casaubon está más preocupado en la espectacularidad de decisiones cosméticas para mantener su presencia en los medios, que de resolver en sus causas los verdaderos problemas de la ciudad, tal y como lo evidencia la absurda e irresponsable "puntada" de crear en las vacaciones de esta semana mayor la tramoya de "playas", trayendo arena de los médanos veracruzanos e improvisando "albercas" de fuentes y piletas de vinilo, sin las medidas higiénicas mínimas, y sin que le importara el peligro de exponer a los niños a infecciones y enfermedades.

¿Acaso esa es la idea de gobernar para el bien común que sostiene el gobernante de un partido que presume hacerlo desde una posición de izquierda?... ¿Cual será la próxima ocurrencia que alimente su necesidad de prestigio populachero?... ¿Erigirle un monumento a la bicicleta, cual Calígula haciendo cónsul a su caballo?

Aquí lo más grave para quienes están gobernando el Distrito Federal, fue…para el jefe de gobierno, la exhibición de un autoritarismo y deslealtad hacia sus colaboradores, al no respetar sus decisiones privadas y personales, como son las de elegir el medio de transportarse que más les convenga, así como su insensatez e improvisación al exponer a infecciones y enfermedades a los visitantes que acudan a sus "playas"… para la alta burocracia capitalina, la exhibición de sus carencias en valores o dignidad, aceptando la humillación de que un aprendiz de autócrata, intervenga en sus decisiones personales y privadas… y para ambos, el haber mostrado una absoluta carencia de valores, que ante los ojos de la ciudadanía que gobiernan, pone en duda los principios de izquierda que pregonan, pues difícilmente es fiel a los demás y puede gobernar con lealtad a sus gobernados quien carece de principios, no tiene autoestima, y por lo mismo no es fiel a sí mismo.



JMRS

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