Internacional - Finanzas
El fracaso de Silicon Valley Bank pone en una situación difícil a las empresas emergentes especializadas en el clima
David Gelles | The New York Times
A medida que se propagaron los efectos de la quiebra de Silicon Valley Bank durante el fin de semana, se hizo evidente que entre los más afectados se encuentran las empresas dedicadas a desarrollar soluciones para la crisis climática.
El banco, el de mayor talla que ha fracasado desde 2008, colaboraba con más de 1550 empresas tecnológicas que trabajan en proyectos de energía solar, hidrógeno y células de almacenamiento. Según su sitio web, el banco les otorgó préstamos por miles de millones de dólares.
“Silicon Valley Bank, en muchos sentidos, era un banco climático”, explicó Kiran Bhatraju, director ejecutivo de Arcadia, la mayor gestora de energía solar comunitaria de Estados Unidos. “Cuando la mayoría del mercado utiliza una sola institución bancaria, es lógico que haya muchísimos efectos colaterales”.
Al parecer, los proyectos comunitarios de energía solar son de los más afectados. Silicon Valley Bank informó que encabezó o participó en el 62 por ciento de los acuerdos de financiación para proyectos comunitarios de energía solar (proyectos a menor escala que por lo regular proporcionan servicios en áreas residenciales de menores ingresos).
Los efectos devastadores se sienten en un momento crucial para una industria naciente cuyo papel es central en las medidas para reducir los gases de efecto invernadero que producen un peligroso calentamiento del planeta. El gobierno federal depende de las empresas tecnológicas especializadas en el clima para desarrollar las innovaciones necesarias, por lo que ha prometido miles de millones de dólares en recortes fiscales para ayudarles a crecer y alcanzar la madurez.
“Si se detiene el flujo de financiación para las firmas de innovación climática en primeras fases en estos años vitales, será un problema enorme”, comentó Daniel Firger, fundador de Great Circle Capital Advisors, consultoría dedicada a temas de finanzas sostenibles.
El colapso de Silicon Valley Bank podría descarrilar una parte del sector de las inversiones en primeras fases que crecía y avanzaba con rapidez. Se invirtieron más de 28,000 millones de dólares en empresas emergentes tecnológicas dedicadas al clima el año pasado, un aumento marcado con respecto al año anterior, según la proveedora de datos HolonIQ.
“La tecnología aplicada al clima es una de las contadas áreas prometedoras en esta época de desaceleración generalizada en el sector tecnológico”, señaló Sarah Sclarsic, socia gerente en Voyager, firma de inversión en primeras fases con inversiones en empresas tecnológicas especializadas en el clima. “No es un grupo de Silicon Valley dedicado a crear aplicaciones para compartir fotos. Son empresas de todo el país, en Detroit y Texas y en todas partes, concentradas en construir cosas importantes”.
Gabriel Kra, director general de Prelude Ventures, firma de inversión en primeras fases especializada en tecnología aplicada a la lucha contra el cambio climático a la que se le ha encomendado la gestión de 1500 millones de dólares, dedicó el fin de semana a ayudar a las empresas de su cartera que tenían depósitos en el banco a determinar sus necesidades inmediatas de efectivo.
“En el corto plazo, algunas empresas corren el riesgo de no poder cubrir la nómina”, aseveró. “Vamos a batallar para darles liquidez a esas empresas en los próximos días”.
Peter Reinhardt, director ejecutivo de Charm Industrial, empresa de retiro de carbono que ha estado en operaciones cinco años, dijo que había sacado del banco unos cuantos millones de dólares de depósitos la semana pasada.
“Sacamos la mayor parte de nuestro efectivo el 9 de marzo”, afirmó Reinhardt, cuya compañía utiliza plantas para absorber dióxido de carbono, y luego lo licua y almacena en depósitos subterráneos. “Cuando se hizo evidente que todo el mundo estaba sacando su dinero, la lógica nos dijo que también debíamos correr”.
Otros no corrieron con la misma fortuna. Ethan Cohen-Cole, director ejecutivo de Capture6, explicó que su empresa había depositado unos 4 millones de dólares en cuentas del mercado monetario gestionadas por Silicon Valley Bank. La empresa, con oficinas en Berkeley, California, fabrica dispositivos que retiran el carbono de la atmósfera.
Cohen-Cole dijo que esperaba tener fondos para cubrir la nómina de este mes de alrededor de 20 empleados gracias a los 250,000 dólares asegurados por la Federal Deposit Insurance Corp.
Pero, aunque afirmó con confianza que Capture6 recuperará a fin de cuentas la mayoría de su dinero, a Cohen-Cole le preocupa que la posibilidad de demoras en el acceso al resto de los fondos de su empresa (o incluso de algunas pérdidas imposibles de recuperar) complique las relaciones con algunos proveedores y aliados.
“Está bien tener para la nómina, pero también hay que construir algo”, comentó. “Si tu dinero está atado, esa posibilidad podría inquietar a algunos aliados. Quedar expuestos así implica riesgos comerciales”.
Para muchas empresas, esta incertidumbre en cuanto a su capacidad de realizar inversiones sustanciales en los siguientes meses es la principal preocupación.
“No sabes si debes continuar con la construcción de tu laboratorio o invertir en investigación y desarrollo, o si debes racionar el dinero que te queda para los próximos meses”, se lamentó Kra. “¿Tus proveedores o socios comerciales van a verte con desconfianza? ¿Habrá demoras o los costos se inflarán?”.
Muchas de las empresas que en este momento intentan escalar sus operaciones planeaban aprovechar los créditos fiscales previstos en la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por su sigla en inglés), la ley federal sobre el clima aprobada por el presidente Joe Biden el año pasado.
Si no pueden efectuar pagos o se retrasan en ellos, podría verse reducido el impacto general de la ley sobre el clima, señaló Varun Sivaram, funcionario de la empresa de energía renovable Orsted. Hasta hace poco, Sivaram trabajaba con John Kerry, enviado especial de Biden para el clima.
“Las empresas tecnológicas enfocadas en el cambio climático quizá tengan dificultades para realizar inversiones importantes en proyectos de demostración, líneas piloto e investigación y desarrollo”, indicó Sivaram. “Todas esas inversiones son necesarias para escalar lo más pronto posible y aprovechar la IRA”.
Dimitry Gershenson, director ejecutivo de Enduring Planet, institución de talla pequeña que les otorga préstamos a las empresas climáticas, afirmó que se encuentra en negociaciones con otros inversionistas para crear un fondo que les proporcione capital a corto plazo a las empresas afectadas. En solo 24 horas, según dijo, el grupo había recibido casi 100 solicitudes de ayuda, que representan más de 500 millones de dólares en activos en riesgo.
“No es lo usual integrarte a un fondo en dos días, pero vamos a hacerlo”, indicó.
Hay señales de que, cuando se asiente el polvo, la industria de la tecnología enfocada al cambio climático tendrá una nueva opción para solicitar préstamos.
“Ya hemos recibido llamadas de varios bancos interesados en llenar el vacío”, aseveró Cohen-Cole. “Pero el problema es que no va a pasar en una hora”.
aranza
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