Internacional - Seguridad y Justicia
Donald Trump, un candidato a las presidenciales inculpado
Camille CAMDESSUS | AFP
Dio la mayor sorpresa política de los últimos tiempos al convertirse en presidente en 2016. Su partida, cuatro años después, se vio envuelta en un caos inimaginable. Y ahora, como candidato por tercera vez a las elecciones presidenciales pese a su inculpación, Donald Trump continúa sacudiendo la historia de Estados Unidos.
Como siempre, él sigue su instinto. Se ha dicho mil veces que estaba acabado políticamente pero él confía en resurgir de sus cenizas, inmune a los escándalos.
- Sin miramientos -
Abandonado por gran parte de su equipo después de que sus simpatizantes asaltaran el Congreso estadounidense el 6 de enero de 2021, el multimillonario de 76 años, que encarna un populismo sin complejos, ha recuperado el control sobre el Partido Republicano al que pedirá que lo elija para intentar reconquistar la Casa Blanca.
No se andará con miramientos con quienes le obstaculicen el paso porque Trump sigue fiel a su principio: o están con él o están contra él.
En las redes sociales sigue poniendo apodos a sus detractores. Al presidente demócrata estadounidense Joe Biden lo llama "Joe adormilado". Y a su gran enemiga republicana Liz Cheney la trata de "loca".
Cercado por investigaciones, sobre su papel en el asalto al Capitolio, la gestión de los archivos de la Casa Blanca y sus asuntos financieros, Donald Trump se lanzó de lleno en una nueva campaña electoral en la que denunció una "caza de brujas".
- Fuera de lo normal -
Donald J. Trump, nacido en Nueva York el 14 de junio de 1946, se formó en una escuela militar y estudió administración de empresas antes de trabajar en el negocio familiar.
Al contrario de lo que él suele contar, no hay nada de "hombre hecho a sí mismo" en su historia. Después de la Segunda Guerra Mundial, su padre, Fred Trump, descendiente de un inmigrante alemán, ya había construido un imperio en Nueva York edificando viviendas para la clase media en barrios obreros.
Donald Trump tomó las riendas de la empresa en la década de 1970 con un sólido impulso financiero de su padre y se ganó la simpatía de muchos estadounidenses gracias a un programa de telerrealidad: "El aprendiz".
Llegó al poder en noviembre de 2016 en un escenario político inédito que nadie -o casi nadie- había previsto.
Durante sus cuatro años en el 1600 de Pennsylvania Avenue, Trump gobernó sin filtros, sin normas, frente a estadounidenses entusiastas, estupefactos o asustados.
Este padre de cinco hijos nacidos de tres mujeres distintas y con diez nietos exaltó durante su mandato los valores familiares para atraer a los círculos evangélicos, a los que brindó una gran victoria sobre el aborto gracias a haber remodelado la Corte Suprema.
En política exterior intimidó a los aliados de Estados Unidos, participó en una escalada impredecible con Irán, demostró una fascinación por los líderes autoritarios, desde el presidente ruso Vladimir Putin hasta el líder norcoreano Kim Jong Un, y frenó la movilización contra el cambio climático. Todo ello en nombre de "Estados Unidos primero".
Es el único presidente que ha sufrido dos veces la infamia de un juicio político ante el Congreso. Y ahora el único candidato presidencial en la historia del país en ser inculpado.
- Amargado -
Más de dos años después de haber salido de la Casa Blanca, este showman sigue convenciendo a estadounidenses -en su mayoría blancos y de cierta edad- que se sienten desdeñados por las "élites" de la Costa Este con un discurso centrado en la lucha contra la inmigración y la delincuencia.
¿Le bastará para repetir su hazaña?
En los mítines de campaña, donde aún abundan las famosas gorras rojas Make America Great Again, ya no se ve a la multitud de antaño.
Donald Trump parece menos en forma.
En su cruzada contra estos supuestos "fraudes" nunca probados de las elecciones de 2020, este gran aficionado a la lucha libre parece ahora amargado y cínico, casi enquistado.
Sobre todo, la "ola gigante" republicana prometida por el expresidente en las últimas elecciones legislativas de noviembre pasado, y que pretendía utilizar como plataforma para una nueva candidatura, no se materializó.
Y es que parte de la derecha conservadora recurrió a otro posible contendiente a la Casa Blanca: el gobernador de Florida Ron DeSantis.
Sin embargo, puede contar con su base de simpatizantes, que se ha unido en todo el país a grupos que prometen "proteger" las próximas elecciones.
aranza
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