Tras Bambalinas

Rebelión armada de Prigozhin, el jefe del Grupo Wagner, subraya la erosión del sistema legal ruso

2023-07-07

Hasta la semana pasada, el Kremlin no había admitido haber financiado a la empresa, pues los...

 

TALLIN, Estonia (AP) — El líder mercenario rebelde de Rusia, Yevgeny Prigozhin, se libró de ser procesado por su amotinamiento armado del 24 de junio, y aún no es claro si alguien enfrentará cargos por el levantamiento abortado contra los líderes militares o por la muerte de los soldados que murieron en él.

En cambio, ha surgido en Rusia una campaña para retratar al fundador del contratista militar Grupo Wagner como alguien impulsado por la codicia, con apenas unos cuantos indicios de una investigación sobre si uso inadecuadamente alguno de los fondos estatales de miles de millones de dólares.

Hasta la semana pasada, el Kremlin no había admitido haber financiado a la empresa, pues los grupos de mercenarios privados son técnicamente ilegales en Rusia. El presidente Vladimir Putin reveló días atrás que el estado ruso le pagó a Wagner casi mil millones de dólares en apenas un año, mientras que la otra empresa de Prigozhin ganó casi lo mismo por los contratos con el gobierno. Putin se preguntó en voz alta si algo de eso fue robado.

Los acontecimientos en torno a Prigozhin, quien permanece impune a pesar de que Putin calificó su revuelta de traición, subrayaron lo que Nikita Yuferev, miembro del concejo municipal de San Petersburgo, llama la “erosión gradual del sistema legal” en Rusia.

Al escribir sobre el motín en una columna, Andrei Kolesnikov, investigador sénior del Carnegie Russia Eurasia Center (Centro Rusia Eurasia Carnegie, un grupo de expertos en Rusia y la región que provee análisis estratégico independiente), concluyó: “La estructura del estado se está desintegrando”.

Después de que Putin indicó que el gobierno investigaría las irregularidades financieras de las empresas de Prigozhin, la televisión estatal captó esa pista.

El comentarista Dmitry Kiselyov dijo que el Grupo Wagner y otra empresa propiedad de Prigozhin ganaron más de 1,7 billones de rublos (18,700 millones de dólares) a través de contratos gubernamentales. El diario de negocios ruso Vedomosti citó a una fuente cercana al Ministerio de Defensa diciendo que las ganancias se dieron entre 2014 y 2023, años en los que tanto Prigozhin como los funcionarios rusos negaron cualquier vínculo con el Grupo Wagner o incluso su existencia.

“Las enormes cantidades de dinero marearon a Prigozhin”, afirmó Kiselyov el domingo, antes de agregar que los éxitos en el campo de batalla del ejército privado le dieron al jefe mercenario “una sensación de impunidad”.

Una posible razón del amotinamiento de Prigozhin, opinó, fue la negativa del Ministerio de Defensa de extender un contrato de miles de millones de dólares a Concord, su empresa legal de suministro de comidas, para abastecer alimentos al ejército.

Según Kiselyov, el Grupo Wagner ganó 858,000 millones de rublos de contratos gubernamentales, mientras que Concord ganó otros 845,000 millones de rublos. Esas cifras son 10 veces más altas que las que Putin dio la semana pasada.

Tampoco es claro si Prigozhin se mudará a Bielorrusia, el país aliado más cercano de Moscú, bajo un acuerdo con el Kremlin para dar fin a la rebelión. El presidente autoritario de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, reveló el jueves que Prigozhin estaba en Rusia. El Kremlin se negó a hacer comentarios.

El miércoles, los medios rusos —incluido el popular canal de televisión estatal Rusia 1— mostraron videos de registros en las oficinas de Prigozhin en San Petersburgo y en una mansión opulenta con helipuerto y piscina cubierta de la que supuestamente era dueño. También mostraron una camioneta con cajas de dinero en efectivo, además de lingotes de oro, pelucas y armas en la propiedad.

Los programas de Rusia 1 también afirmaron que los hijos adultos de Prigozhin acumularon una riqueza significativa a través de él, y dijeron que las búsquedas eran parte de una investigación en curso, contrastando su estilo de vida con su imagen antiélite.

“¿Entonces resulta que Yevgeny Prigozhin no tenía suficiente y quería más?”, caviló un presentador.

El objetivo de estos señalamientos es “difamar a la persona, demostrar que es un oligarca”, advierte Ilya Shumanov, director de la organización no gubernamental Transparency International (Transparencia Internacional) para Rusia, mientras recuerda que Prigozhin a menudo lanzaba ataques crudos y francos contra el liderazgo militar.

“Y aquí dicen ahora que es un multimillonario y que todo este (dinero) no es suyo, sino del presupuesto (del Estado), y que él lo estaba acumulando, y que no habría existido una empresa militar privada sin el Ministerio de Defensa”, subraya Shumanov a The Associated Press.

Tales afirmaciones plantean dudas sobre cómo el gobierno pudo financiar al Grupo Wagner dado que las leyes prohíben las actividades mercenarias, incluida la financiación y el entrenamiento de tropas privadas, lo que pone a la empresa en una situación legal indefinida.

Hasta la rebelión, Putin siempre negó cualquier vínculo entre el Estado y los mercenarios de Prigozhin. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo apenas en 2020 que “no existe algo como una empresa militar privada en la ley rusa”, y que no estaba al tanto de alguna.

No obstante, para entonces el Grupo Wagner había enviado a sus soldados mercenarios a Siria y a países africanos a medida que Rusia expandía su influencia global. Según admitió el propio Prigozhin, sus fuerzas también operaron en el este de Ucrania para apoyar un levantamiento separatista y luego lucharon allí tras la invasión de 2022.

Cuando se le preguntó el lunes sobre la legalidad de la financiación del estado del Grupo Wagner, Peskov se negó a hacer comentarios.

Shumanov dijo a la AP que el Grupo Wagner fue probablemente financiado ya sea con efectivo a través de empresas pantalla o mediante contratos gubernamentales vía las otras empresas de Prigozhin. Es imposible saber cuánto, señaló, pero agregó que estaba claro que los comentarios de Putin “dieron luz verde” para investigar las finanzas del jefe del Grupo Wagner.

“Yo esperaría varias semanas y creo que definitivamente habrá una reacción de las fuerzas de seguridad en términos de Prigozhin y sus actividades económicas”, afirmó.

El mensaje del Kremlin es que “estamos tratando con un ladrón, una persona corrupta, un ladrón y un oligarca que fue demasiado lejos y robó dinero del presupuesto”, puntualizó Shumanov: “Esta es una explicación muy clara y nadie necesita ser sacrificado excepto Prigozhin”.

Además de las finanzas, está la cuestión de si alguien será procesado por la muerte de las tropas rusas a manos de los combatientes de Prigozhin.

Los medios rusos informaron que durante la rebelión murieron unos 15 soldados cuando miles de sus elementos tomaron un cuartel militar en la ciudad sureña de Rostov del Don, y luego se dirigieron hacia Moscú, derribando helicópteros militares y otras aeronaves en lo que Prigozhin llamó su “marcha de la justicia”.

Durante una ceremonia en el Kremlin el 27 de junio, Putin guardó un minuto de silencio para honrar a los muertos, aunque no dijo cuántos fallecieron.

Un acuerdo alcanzado con Prigozhin para poner fin al levantamiento estipulaba que el Servicio Federal de Seguridad, o FSB, retiraría los cargos contra él y sus combatientes por montar una rebelión. Ese acuerdo fue en contra de la promesa de Putin —en un discurso televisado a nivel nacional durante el levantamiento— de castigar a los que estaban detrás de ella.

En cambio, el Kremlin informó que Prigozhin acordó poner fin al motín e irse a Bielorrusia: un acuerdo que no le sentó bien a algunos.

Yuferev, el miembro del concejo municipal de San Petersburgo, presentó una solicitud ante la Fiscalía General y el FSB en la que preguntó quién sería castigado por la rebelión.

Miles de personas “dirigiéndose hacia Moscú en tanques derriban aeronaves, matan a 15 soldados… El presidente habla y dice: ‘Los castigaré a todos, son amotinados’, el FSB abre un caso… y luego nada”, agregó.

Dijo que las autoridades deben responder en 30 días, y aunque no cree recibir una respuesta sustantiva, al menos espera llamar la atención sobre esta “erosión del sistema legal de un Estado”.

“Es muy interesante lo que escribirán allí, cómo justificarán a las personas que cometieron una rebelión armada”, puntualizó Yuferev.

No es claro si se presentarán otros cargos. El destacado abogado Ivan Pavlov dijo a la AP que montar una rebelión armada es apenas un cargo y que Prigozhin podría enfrentar otros —especialmente porque ocurrieron muertes—, pero hasta ahora, “nadie habla de ello”.

Otro tema que atrae el silencio oficial es cómo el FSB —la agencia sucesora de la temida KGB— no pudo evitar el levantamiento, a pesar de que habitualmente se jacta de frustrar ataques terroristas, planes de sabotaje y otros delitos graves.

Los expertos en seguridad rusos Andrei Soldatov e Irina Borogan dijeron que el departamento del FSB en Rostov “se atrincheró en su centro de comando de la ciudad”, mientras que sus agentes de contrainteligencia militar asignados al Grupo Wagner “no hicieron nada”.

Después de que Prigozhin anunciara sus intenciones el 23 de junio de actuar contra el ministro de Defensa de Rusia, el FSB emitió un comunicado en el que instó a los combatientes del Grupo Wagner a no seguir al comandante rebelde y a que sus tropas “lo detuvieran”.

Soldatov y Borogan escribieron en un artículo reciente que tal llamado a los mercenarios para que tomaran esa medida era extraño, ya que solo la policía y los servicios de seguridad como el FSB tienen el poder de detener a las personas.

Mark Galeotti, analista de Asuntos de Seguridad Rusos y profesor del University College de Londres, dijo que la rebelión puso a prueba las suposiciones anteriores de que Putin podía contar con sus fuerzas de seguridad.

“Ahora, la primera vez que hay un desafío real que de hecho vemos, las fuerzas de seguridad están dispuestas a no responder de inmediato y esperar a ver qué pasa”, afirmó a la AP.

Hasta el momento, no ha habido un impacto negativo en el FSB, al que Galeotti llamó “la institución favorita de Putin” ya que él es un exmiembro.

Cuando la AP le preguntó durante una conferencia telefónica con reporteros el lunes por qué el FSB no pudo detener el motín, Peskov, el portavoz del Kremlin, se negó a comentar, excepto para decir que esos servicios “realizan sus funciones; lo hacen correctamente”.

También señaló que Putin la semana pasada había elogiado a los soldados, la policía y los agentes de seguridad y les “expresó su gratitud”.



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