Agropecuaria
El cambio climático y la violencia afectan los intentos de Nigeria de ser autosuficiente en granos
ABUYA, Nigeria (AP) — Abubakar Salisu estaba aterrado cuando descubrió arena árida en medio de su campo agrícola, la cual inutilizaba para el cultivo una franja amplia. Ahora el calor extremo está matando su trigo antes de que esté listo para cultivarlo.
Normalmente el trigo requiere calor, pero en los últimos tres años los agricultores del extremo norte de Nigeria, parte del Sahel de África y donde en gran medida se producen los alimentos que se cultivan en el país, han visto un incremento “alarmante” en el calor, mucho mayor al requerido, dijo Salisu, un líder local de campesinos de trigo en Kaita, estado de Katsina. Además, las lluvias son irregulares.
“El patrón impredecible de las lluvias nos está afectando porque el trigo es plantado inmediatamente después de la temporada de lluvias, pero en ocasiones plantamos pensando que la lluvia ya terminó, sólo para que comience de nuevo, lo cual arruina las semillas”, dijo Salisu, de 48 años.
El círculo vicioso de calor y lluvia, agravado por el cambio climático, ha contribuido a que el rendimiento de su trigo se reduzca a la mitad.
Y no está solo... otros campesinos en áreas norteñas desgarradas por la violencia sufren aún más. El conflicto y el calentamiento global están desatando una crisis alimentaria en Nigeria, exacerbada por interrupciones en el suministro de granos debido a la guerra en Ucrania. Ello significa que la gente está gastando más en alimentos en la mayor economía de África a medida que tiene que depender más de los granos importados, cuyos precios están en dólares, y su moneda se debilita.
Nigeria está tratando de ser autosuficiente: el gobierno ha lanzado programas para proporcionar préstamos a agricultores e impulsar la producción interna de granos. Pero el clima extremo y la violencia, tanto de pandillas como de campesinos y pastores de ganado que se enfrentan por los recursos, han obstaculizado esas iniciativas. Ello ha dejado incapacitado al país para producir trigo suficiente con el fin de remontar un déficit de más de 5 millones de toneladas en el suministro.
La decisión de Rusia esta semana de retractarse de un acuerdo que le permitía a Ucrania transportar granos a través del Mar Negro podría agravar las cosas. Kiev había anunciado un plan este año para enviar más trigo al país de África occidental a precios que se preveía serían más bajos, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés). Ahora esa iniciativa está en duda.
El programa nigeriano que proporciona préstamos a los agricultores “dio resultados a un grado razonable, pero la corrupción influyó en él, al igual que el incumplimiento de los campesinos de pagar los préstamos luego de que el cambio climático y la inseguridad socavaron su producción”, dijo Idayat Hassan, alto investigador del programa sobre África en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
El trigo es uno de los granos más consumidos en Nigeria, y en gran medida se importa de Estados Unidos, Sudamérica y Europa, según la empresa de datos comerciales Trade Data Monitor. Rusia era una fuente crucial de trigo a precios accesibles, pero sus envíos han disminuido a casi nada en medio de la guerra.
El programa de préstamos para los agricultores no logró ayudar a incrementar el rendimiento local de trigo, ante lo cual el gobierno ha introducido nuevas iniciativas para impulsar qué tanta tierra se cosecha y distribuir semillas de alto rendimiento, pesticidas y equipo a los campesinos que cultivan este grano.
El sector de molienda de harina, que pasa apuros debido al debilitamiento de la moneda de Nigeria y altos costos como el del diésel, también llegó a un acuerdo con los agricultores con el fin de proveer más trigo a nivel local a precios competitivos, potencialmente alentando a los campesinos a incrementar su producción.
Con las nuevas medidas, el USDA pronostica que la producción de trigo de Nigeria se incrementará 42% en el ejercicio económico 2023-2024 en comparación con el año anterior. Pero la agencia advirtió que “los retos prevalecen sobre las oportunidades”.
Además de que el cambio climático está provocando irregularidad en el patrón de lluvias, calor extremo y sequía, “los retos de seguridad en toda la región productora de trigo restringen el acceso de los agricultores a los campos”, señaló el USDA en el informe de este año sobre la situación de los granos en Nigeria.
Los mismos problemas también reducirán la producción de arroz y maíz, agregó el departamento.
“Desde luego, la inseguridad está afectando nuestras actividades porque en ocasiones no podemos ir a nuestras granjas incluso si sembramos, y algunos de nuestros colegas han dejado la agricultura completamente, mientras que algunos de nosotros hemos reducido el número de nuestras tierras de cultivo”, dijo Sama’ila Zubairu, campesino de trigo en la zona Faskari de Katsina, azotada por la violencia.
Pandillas controlan amplias franjas de las áreas rurales del norte, cometiendo homicidios y secuestros a cambio de una recompensa. Además hay enfrentamientos perennes entre agricultores y pastores de ganado que compiten por tierras y agua.
Zubairu no ha visto su tierra degradarse como la de Salisu, pero dijo que el “cambio climático me perjudica de dos formas: calor y patrones de lluvia excesivos, que afectan mi producción”.
El año pasado cosechó trigo suficiente para llenar 20 costales y recientemente 18, un descenso en comparación con los 35 que obtuvo hace dos años.
El hecho de que los agricultores no puedan llegar a sus campos en medio de la violencia desata “crisis tanto de seguridad humana como de seguridad alimentaria”, dijo Hassan del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
Los consumidores pasan apuros ante una inflación de 24% en los alimentos, la cual ha duplicado el precio de alimentos básicos a base de trigo como el pan y la pasta.
“El incremento de los precios me ha afectado porque tengo que duplicar los costos de lo que normalmente compro, y de todas formas no podría comprar lo suficiente”, dijo Chinedu Edeh, distribuidor de gas para cocinar y técnico de instalaciones en Abuya, la capital de Nigeria. “La pasta ha subido de 370 (nairas) a 550 por unidad”.
En su última visita al mercado evitó adquirir sémola de trigo —una harina más gruesa_, y en lugar de ello compró hojuelas de yuca, más baratas.
La semana pasada, el presidente Bola Tinubu dio a conocer una declaración de políticas sobre alimentos y agricultura, reconociendo los crecientes costos de los alimentos y declarando “un estado de emergencia”, con un compromiso de incluir la disponibilidad de comida y agua en el sistema de seguridad nacional del gobierno.
Portavoces del presidente y del ministerio de agricultura declinaron comentar y no respondieron a preguntas.
El gobierno debería “captar toda la magnitud de cómo el cambio climático azuza la inseguridad y la crisis alimentaria, y adaptar planes climáticos de forma que incidan en personas reales que realmente producen alimentos para el país”, declaró Hassan.
aranza
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