Internacional - Política

En Perú, las mujeres intentan llegar a estar presentes en la urnas

2023-08-02

La política peruana debe unir intereses colectivos y evitar canalizar sólo aquellos...

Por Nadia Ramos | Los Angeles Times

¿Cuáles son los obstáculos y las oportunidades que enfrenta la democracia hoy en día? Zócalo está publicando una serie de cartas para destacar cómo los ideales democráticos del mundo se están llevando a la práctica. Desde Perú: Nadia Ramos, directora ejecutiva del Centro de Liderazgo de la Mujer de las Américas, escribe sobre los esfuerzos para lograr la equidad de la mujer en la política, y por qué pueden ayudar a una nación en crisis democrática.

¿Puede la acción afirmativa salvar a Perú?

Perú se enfrenta a la peor crisis institucional, política y social de su reciente historia democrática. En diciembre, el entonces presidente Pedro Castillo disolvió el Congreso, decisión que condujo a su detención y destitución. Su sustitución por la primera vicepresidenta, Dina Boluarte, desencadenó a su vez protestas y, posteriormente, una mortal represión gubernamental.

Detrás del conflicto se esconde una profunda división. Durante años, Perú se describió como un país democrático, pero la democracia y la prosperidad sólo se experimentaban en Lima, la capital del país y sus alrededores. Los habitantes de las provincias se sentían poco representados y excluidos. La pandemia no hizo más que empeorar las cosas, poniendo de relieve la falta de acceso a los servicios de salud y la educación fuera de la capital.

Hoy, los peruanos exigen el fin de esa división y se enfrentan a la represión, la violencia, la criminalización y las violaciones de los derechos humanos. En Perú vivimos con todo esto, más la incertidumbre política que fragmenta las ya debilitadas instituciones de nuestra sociedad.

¿Cuál es la salida a la escalada de conflictos y enfrentamientos? La agenda justa y razonable de la gente de las provincias merece respeto, no represalias. Necesitamos un replanteamiento profundo de la centralización de la política y de los servicios gubernamentales. Es urgente reformar a fondo los poderes ejecutivo y legislativo, y nuestras elecciones. Debemos centrarnos en la acción afirmativa para devolver el equilibrio a Perú, de modo que las comunidades locales estén al mismo nivel que los poderosos y ricos de Lima.

La política peruana se ha caracterizado durante mucho tiempo por partidos políticos poco representativos que a menudo están vinculados a movimientos regionales sin amplio arraigo. Ese sistema centralizado ha hecho que el gobierno sea permeable a la corrupción. También ha desalentado la participación política, en particular de las mujeres y de los grupos y comunidades escasamente representadas.

La crisis actual en Perú presenta nuevos retos, pero también la esperanza de que el cambio debe llegar.

Mi trabajo con grupos de la sociedad civil promueve las reformas políticas pendientes que incluirán explícitamente a las mujeres peruanas en los puestos de toma de decisiones y en las listas electorales de nuestros partidos. Es importante contar con garantías concretas de representación sustancial para convertirnos en una verdadera democracia.

Estas no son demandas nuevas y tampoco lo es la reforma.

Ya en 2010, grupos de mujeres y feministas promovieron iniciativas que buscaban la “paridad y alternancia” de género en las reuniones políticas, exigiendo que los órganos de gobierno tuvieran el mismo número de hombres y mujeres presentes. Parlamentarios, líderes de partidos políticos, grupos de la sociedad civil y ciudadanos trabajaron juntos durante varios años para diseñar tales propuestas. Pero los partidos registraron objeciones ante la Comisión de la Mujer y la Familia del Congreso de Perú, y las propuestas no pudieron hacerse realidad.

Un agente de policía detiene un autobús en un punto de control de contrabando en Pucusana, Perú, el lunes 17 de julio de 2023. La policía también verifica si los pasajeros llevan armas en el bus que viaja hacia la capital desde el interior del país, con miras a la manifestación del 19 de julio contra el gobierno. (AP Foto/Guadalupe Pardo)

Al notar esta oposición, en 2016 mi organización inició una serie de visitas a partidos, movimientos regionales, líderes comunitarios, organizaciones civiles y otros actores políticos distribuidos en 18 de los 25 departamentos, o regiones administrativas, de Perú para discutir la creación de cuotas de género para reuniones y consultas públicas. Aprovechamos cuatro contiendas electorales entre 2016 y 2019 -incluidas elecciones municipales, regionales y generales- para exponer nuestros argumentos.

Empezamos a lograr victorias. En 2019 se aprobó la primera ley de paridad y alternancia del país. Debía aplicarse por etapas: 40% de mujeres en las listas de los partidos en 2021, 45% en 2026 y 50% en 2031. La ley exigía que los organismos electorales y el ombudsman oficial del país analizaran las nuevas medidas para ver si promovían la participación de las mujeres en la política.

Leyes y enmiendas posteriores han ampliado los requisitos de género a la lista de candidatos a la presidencia -en la que se elige al presidente y a dos vicepresidentes-, así como a las listas para las elecciones subnacionales y a los cargos de la dirección de los partidos políticos. Pero en la práctica, la legislación no ha producido la paridad en los órganos de elección porque los partidos y los movimientos regionales han interpretado las leyes de forma diferente, y han utilizado mecanismos para evitar la plena paridad.

En la actualidad, las organizaciones civiles están presionando para que se apliquen estas leyes anteriores, al tiempo que impulsan reformas electorales adicionales. Más allá de la paridad de género, también necesitamos mecanismos democráticos para fomentar una mejor relación entre los votantes y los partidos políticos, que deben encontrar nuevas formas de relacionarse con sus electores.

La política peruana debe unir intereses colectivos y evitar canalizar sólo aquellos que representan demandas individuales y clientelistas (o de patronazgo). Debe mirar más allá de Lima.

La actual crisis en el Perú presenta nuevos retos, pero también la esperanza de que el cambio debe llegar. Y de que no sólo tendremos paridad para las mujeres que quieren participar en política, sino la plena representación que nuestro país, y nuestra democracia, requieren.



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