Internacional - Seguridad y Justicia

El repunte de la violencia entre bandas perturba la vida en Ecuador

2023-10-13

Las autoridades documentaron 4.603 homicidios en 2022, casi el doble de los registrados un...

By RODRIGO ABD

DURÁN, Ecuador (AP) — Miembros mutilados yacen en una calle junto a unos niños que juegan. Las prisiones son escenarios de las guerras entre pandillas. El derramamiento de sangre mantiene las escuelas cerradas. Y un candidato presidencial es asesinado a plena luz del día.

Este es el nuevo Ecuador.

La nación sudamericana de 18 millones de habitantes fue durante mucho tiempo un remanso de paz en una región sacudida por la agitación política, el caos económicos y la guerra de guerrillas. Pero la ola de violencia criminal desatada en los últimos años ha perturbado la vida de los ecuatorianos.

El derramamiento de sangre es la consecuencia que las bandas de narcotraficantes se hayan cansado de jugar al gato y al ratón con las autoridades de países mucho más militarizados como Colombia y México y busquen rutas de contrabando en lugares con menos vigilancia.

Las autoridades documentaron 4.603 homicidios en 2022, casi el doble de los registrados un año antes, que convierten a Ecuador en uno de los países más peligrosos de Latinoamérica.

Este año, la violencia y las incautaciones de droga se han disparado en vísperas del balotaje de las elecciones presidenciales previsto para el 15 de octubre.

Ningún lugar se ha visto más azotado que la ciudad más grande de Ecuador, Guayaquil, que cuenta con el puerto de más actividad del país, desde donde salen drogas y otros productos ilegales.

Los tiroteos son habituales y el sonido de las balas reverberan sobre las casas multicolor que se encaraman en las montañas con vistas al cercano océano Pacífico. La tensión ha tomado las calles, donde policías y soldados patrullan fuertemente armados y a veces incluso sobre tanques.

Mientras el gobierno trata de controlar a un creciente número de bandas de narcotraficantes, la situación alcanzó un punto crítico en agosto cuando Fernando Villavicencio, un candidato a la presidencia abanderado de la lucha contra la corrupción, fue abatido a tiros tras un acto de campaña a menos de dos semanas de la primera vuelta de los comicios.

Antes de su muerte, el candidato había enviado un mensaje: “No tengo miedo”.

Pocos en la nación andina pueden decir lo mismo.



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