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Norma se debilita tras tocar tierra en Baja California Sur como huracán; avanza hacia Sinaloa
IGNACIO MARTÍNEZ, FERNANDO LLANO
CABO SAN LUCAS, México (AP) — El huracán Norma tocó tierra el sábado por la tarde cerca de los complejos turísticos de la localidad mexicana de Los Cabos, en el extremo sur de la península de Baja California, para después continuar su trayecto a través de la península y en dirección a otra zona del occidente de México ya convertido en tormenta tropical.
Según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés), Norma, que llegó a ser un huracán de categoría 4, tocó tierra como ciclón de categoría 1 al sur de Todos Santos, pero pronto se debilitó.
Casi entrando la noche se encontraba 45 kilómetros (30 millas) al nor-noreste de Cabo San Lucas, con vientos de 110 km/h (70 mph), y avanza con dirección a la costa de Sinaloa a 9 km/h (6 mph).
Mientras tanto, en el Atlántico, el huracán Tammy se encontraba muy cerca de Barbuda y amenazaba con azotar otras islas de las Antillas Menores.
Se esperaba que Norma dejara fuertes lluvias e inundaciones durante todo el fin de semana.
John Cangialosi, especialista del NHC, dijo que la zona es vulnerable a la lluvia porque en general es una región seca, y estimó que las precipitaciones podrían pasar de los 15 centímetros de lluvia a los 30. “Creemos que ése será el impacto más significativo que podría provocar inundaciones repentinas urbanas y corrimientos de tierra”.
Hasta el sábado por la tarde, el gobierno de Baja California Sur no había reportado ninguna víctima, pero el ciclón ya había derrumbado árboles, techos de algunas viviendas endebles y postes de la luz. En Cabo San Lucas, algunos turistas curiosos comenzaban a salir a la calle entre el lodo, escombros y palmeras caídas.
El gobernador del estado, Víctor Castro, alertó en sus redes sociales que como el ciclón se movía lentamente “se espera que los daños sean mayores”, y pidió a los habitantes de La Paz, capital de Baja California Sur, que extremaran las precauciones. Pero al caer la noche no se había informado de daños graves.
Autoridades de San José del Cabo tuvieron que auxiliar a dos familias de turistas –-una mexicana y otra estadounidense-- que se quedaron varadas por el cierre del aeropuerto y fueron trasladadas a uno de los 24 refugios temporales que se instalaron en el municipio donde el sábado por la tarde ya había unas 1,700 personas, informó Francisco Cota, de la agencia de Protección Civil de la localidad.
Los hoteles de Los Cabos permanecían casi llenos, a tres cuartos de su capacidad, pero se habilitaron refugios tanto en las propias instalaciones como en escuelas. Según la presidenta de la Asociación de Hoteles, Lilzi Orci Fregoso, permanecen en la zona unos 30,000 turistas de diversas nacionalidades.
El director del aeropuerto de San José del Cabo, Francisco Villaseñor, confió en que los vuelos desde ese aeródromo puedan reiniciarse a mediodía del domingo, ya que los aeropuertos de Los Cabos y La Paz seguían cerrados.
Los comercios de Cabo San Lucas habían colocado desde el viernes láminas de madera contrachapada sobre sus ventanas, y el personal del gobierno colgó pancartas en las que advertía a la gente que no intentara cruzar barrancos ni cauces de arroyos.
Se esperaba que Norma arrojara entre 15 y 30 centímetros (6 y 12 pulgadas) de lluvia, con un máximo de 45 centímetros (18 pulgadas) en algunas zonas del sur de Baja California y gran parte del estado de Sinaloa, un estado mayoritariamente agrícola que estaba sufriendo una gran sequía y confiaba que el ciclón al menos aumentara las reservas de agua del estado.
La policía de San José del Cabo rescató a dos personas de su camioneta cuando una corriente de agua la arrastró a primera hora del sábado, mientras que zonas populares quedaron convertidas en pequeñas islas incomunicadas entre sí y rodeadas por cauces de agua. Algunas áreas se quedaron desde el sábado por la mañana sin energía eléctrica ni internet.
Antes de la llegada de la tormenta, Homero Blanco, comandante estatal de la Guardia Nacional, dijo que se había ordenado el cierre de las playas y se habían enviado tropas de la Guardia para desalojar a la gente de la orilla del mar, donde no faltaba algún curioso.
El gobierno federal envió 500 militares a este enclave turístico, y el sábado por la tarde los militares se mantenían en alerta también en los estados continentales de Nayarit, Sinaloa y Sonora.
En el Atlántico, el NHC indicó que Tammy tenía vientos de 140 km/h (85 mph) y se encontraba 25 km (15 millas) al este-sureste de Barbuda y 50 km (30 millas) al nor-noreste de Antigua. Se emitieron alertas de huracán para las islas de Antigua, Barbuda, Anguila, San Martín y San Bartolomé. Tammy se movía hacia el noroeste a 17 km/h (10 mph).
Se esperaba que Tammy mantuviera su fuerza de huracán e incluso se fortaleciera ligeramente a medida que avanzaba hacia las Antillas Menores durante el sábado, pasando por Guadalupe, Antigua y Barbuda. Tanto Martinica como Guadalupe son departamentos franceses de ultramar.
El NHC preveía fuertes lluvias e inundaciones en gran parte de las Antillas Menores.
Los habitantes de Antigua y Barbuda —un país formado por dos islas gemelas— se preparaban para la llegada de Tammy dos semanas después de verse afectados por la tormenta tropical Phillippe, que dejó entre 15 y 20 centímetros (6 y 8 pulgadas) de lluvia y sumió a ambas islas en la oscuridad. Ahora se prevé que el nuevo ciclón dejará más de 30 centímetros (12 pulgadas) de lluvia en la nación que quedó devastada en 2017 por el huracán Irma y que todavía se resentía por los daños de Phillippe.
JMRS
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