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López Obrador y lo que él ni nadie se atreve a decir: ¿para qué frenar la migración si las remesas son oro puro?
Yahoo Noticias - En la recta final de su sexenio el entorno internacional de México demanda la atención personal de López Obrador (AMLO). El canciller multiusos, Marcelo Ebrard, ya no está y en consecuencia se dispone a poner en práctica su dicho de que “la mejor política exterior es la buena política interna”. La realidad internacional, regional y global, se impone a la agenda presidencial.
La migración es uno de los problemas internacionales que afecta a la región, con mayor énfasis a México que desde que inició el sexenio de López Obrador, se incrementó el número de migrantes que buscan llegar a los Estados Unidos. Vienen de Centro y Sudamérica, pero también de otros continentes.
El pasado fin de semana se realizó en Palenque, Chiapas, convocada por el presidente López Obrador, la “Cumbre por una Vecindad Fraterna y con Bienestar”. Asistieron 11 países del continente que se caracterizan por ser expulsores de población porque en sus naciones, debido a la inseguridad, persecución política y falta de oportunidades, se ven obligados a salir para buscar mejores condiciones de vida. Su destino es Estados Unidos y transitan por México.
El objetivo de la cumbre fue acordar la disminución de los flujos migratorios por medio de la atención a las causas internas que las propician, en cada país. Asistieron los presidentes de Colombia, Cuba, Haití, Honduras y Venezuela, el vicepresidente de El Salvador y el viceprimer ministro de Belice, ministros de Costa Rica, Ecuador, Guatemala y Panamá. López Obrador presidió.
Para frenar la migración los asistentes acordaron llevar a cabo un plan de acción cuyos ejes serían alcanzar la autosuficiencia alimentaria, procurar la protección al medio ambiente, garantizar la seguridad energética, fomentar el comercio, la inversión y combatir al crimen organizado. Nada nuevo. Es la repetición de lo dicho por décadas para contener a los migrantes.
Lo que propuso López Obrador, refrenda su convicción de que “la mejor política exterior es la buena política interna”. Como lo ha hecho desde que llegó al poder, ofreció a los países asistentes cooperar con sus programas sociales “Sembrando Vida”, dirigido a campesinos, y “Jóvenes Construyendo el Futuro”, para trabajo juvenil, así como acceso a gas y energías renovables.
En el pasado, debido a su política exterior, hospitalidad con los perseguidos políticos de las dictaduras que se gestaron en el continente y desarrollo alcanzado, México fue considerado el “hermano mayor”. Se le concedía una especie de liderazgo en el concierto internacional. Con el evento que organizó en Palenque y su “extraña” incursión promoviéndolo y presidiéndolo, da la impresión de que López Obrador quiere realizar su fantasía de ser líder en la región, lo que no es creíble y solo esta en su cabeza.
La intención al tratar de asumir este liderazgo es para ejercerlo frente a los Estados Unidos y así lo va a hacer. López Obrador prometió a los asistentes a su cumbre que llevará una postura regional común al presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, cuando lo encuentre en noviembre en el Foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico, que se realizará San Francisco. Como si fuera un interlocutor válido para la mayor potencia del mundo.
Cuando López Obrador organiza su cumbre sobre migración, apela a la “Vecindad Fraterna y con Bienestar” e invita a los países expulsores, entre los que destacan los presidentes de Cuba, Venezuela y Colombia. Se encuentra su intención latente de enviar un mensaje al presidente Joe Biden, en campaña por su reelección, en el sentido de que en la solución del problema migratorio que afecta a los Estados Unidos, el liderazgo de México es significativo, lo que demuestra con la respuesta a su convocatoria, no atendida solo por el presidente de Nicaragua.
La mediación de López Obrador frente a los países expulsores, que beneficiaría a la campaña de Joe Biden, tiene el precio de que el país destino, en este caso Estados Unidos, instrumente políticas que respeten el derecho humano a la migración, cuidando la vida e integridad de los migrantes y sus familias que incluyan opciones de regularización legal permanente.
De manera adicional, López Obrador se comprometió con el presidente de Cuba, Miguel Díaz–Canel, a interceder ante Joe Biden para que se reestablezcan las pláticas con Estados Unidos, que pongan fin al bloqueo que mantiene sobre la isla.
La presencia de Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, Gustavo Petro, presidente de Colombia y Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba, con los que Estados Unidos mantiene diferendos, básicamente ideológicos., son la evidencia de que la cumbre de López Obrador en Palenque no tiene el objetivo de solucionar el problema migratorio. La demanda de que Estados Unidos regule la migración legal permanente, indica que a los expulsores les interesa que sus migrantes lleguen a ese país para que envíen remesas, con las que resuelven el problema social de manutención de las familias que operan como rehenes.
La cumbre de López Obrador, con la asistencia de estos personajes, no parece un evento para responder a las expectativas de mediación de la diplomacia de los Estados Unidos. Invitó a sus amigos, con los que tiene afinidad ideológica y favorece con expresiones discursivas y apoyos específicos, como los entregados a Cuba.
Los acuerdos de Palenque dejan al descubierto que la incursión de López Obrador en el campo internacional obedece más a una “solicitud” de Estados Unidos, en su marco de disputa por el poder, que el presidente y sus “hermanos” cobrarán cuando les convenga.
aranza
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