Turismo
El turismo, la inversión y las pymes no logran reflotar la deprimida economía cubana
La Habana, (EFE).- El turismo, la inversión extranjera y el incipiente sector privado, las tres apuestas del Gobierno cubano para reflotar la economía, no están mostrando el suficiente músculo para sacar al país de la profunda crisis que sufre desde hace tres años.
En esto coinciden tres economistas cubanos entrevistados por EFE, que alertan del empobrecimiento general, la sangría de la migración y la creciente desigualdad social, a la vez que piden reformas profundas y coherentes que permeen hasta lo político e institucional.
"Este año está siendo peor que 2022", considera el doctor en Economía Omar Everleny, que apunta a la agravada crisis de combustible, los apagones, los recortes y retrasos en la canasta básica (lote de productos básicos altamente subvencionados), la elevada inflación y las colas para retirar efectivo de los bancos: "Ha sido un año muy convulso".
La situación -fruto de la pandemia, el endurecimiento de las sanciones estadounidenses y errores en la política económica y monetaria- no cede pese a las iniciativas del Gobierno cubano para promover el turismo, la inversión y las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes).
"El turismo internacional puede mejorar y significar más divisas, pero no es suficiente para sacar a la economía cubana del abismo", afirma Mauricio de Miranda, profesor en la Universidad Javeriana de Cali (Colombia).
Tamarys Bahamonde, candidata a doctora en Políticas Públicas y Administración Pública en la Universidad de Delaware (EU), considera que el sector turístico de la isla es "muy vulnerable" por la competencia regional -las joyas de la corona en el Caribe son Cancún y Punta Cana- y las condiciones internas del país, con infraestructuras degradadas, servicios deficientes y acceso limitado a insumos.
Con una ocupación hotelera que en el primer semestre se situó en el 27 % apostar por el turismo es "muy arriesgado", asegura Bahamonde, que no entiende por qué se siguen construyendo grandes hoteles en el país.
Hasta octubre, Cuba recibió 1,9 millones de turistas, lejos del objetivo gubernamental de 3,5 millones para 2023. Más aún los cerca de los 5 millones que logró tras el "deshielo" con EU
La inversión extranjera tampoco despega, pese a que el Ejecutivo toque a la puerta de países aliados y empresas internacionales que ya operan en Cuba. La cartera de inversiones de 2023 es prácticamente idéntica a la del año pasado.
De Miranda argumenta que no "existen las garantías suficientes" para proteger la inversión y que el sistema no es transparente e independiente.
"En Cuba hay dos problemas graves", añade Bahamonde sobre los frenos a la inversión: "La sobrerregulación (burocrática y de intermediación) y la desregulación o descontrol de las cosas que importan".
Everleny, que incide en los problemas de liquidez del país y los impagos de la deuda, percibe que la comunidad cubano-americana tiene "interés" en invertir, pero no tiene respaldo desde Washington.
Algo de luz aporta el incipiente sector privado con la autorización desde 2021 de las pequeñas empresas, tras cinco décadas de prohibición.
Actualmente son más de 9,000, en su mayoría restaurantes y tiendas de alimentación. Everleny estima que serán las responsables de "más de 1,000 millones de dólares de importaciones en todo 2023".
A juicio de Bahamonde, las mipymes "pueden tener un rol importante" a nivel económico, pero no clave: "No tiene poder para destruir el sistema, pero tampoco lo van a salvar". Indica que no tienen tamaño suficiente ni peso en el PIB, además de estar limitadas geográfica y sectorialmente.
"Estas tres apuestas del Gobierno cubano para la salida de la crisis no están teniendo los resultados que se esperaban", concluye Bahamonde.
Everleny apostilla: "No tengo elementos para el optimismo".
Agotamiento, desesperanza y migración
Bahamonde percibe un "agotamiento social y generacional", que atiza una oleada migratoria sin precedentes (en torno al 5 % de la población entre 2022 y 2023), principalmente jóvenes profesionales.
Advierte además de la creciente desigualdad económica sin "mecanismos de redistribución", lo que ha creado "ganadores y perdedores" de las reformas en el país socialista.
Everleny cree que "el gran problema" es que los cubanos, especialmente los jóvenes, "perdieron la esperanza" y no sienten "ningún compromiso" con el proyecto país, que se sustenta en la ya envejecida generación histórica (la que hizo la revolución de 1959).
De Miranda abunda: "Hay una crisis de confianza en la capacidad del Gobierno para afrontar la crisis porque sus medidas son siempre superficiales y puntuales, y son incapaces de solucionar los problemas principales".
¿Qué reformas necesita entonces Cuba? Los expertos coinciden en que el país precisa medidas profundas, coordinadas y multidimensionales: un cambio estructural que debe empezar en lo económico (de la burocracia a la descentralización, pasando por la empresa estatal y la iniciativa privada).
Everleny pide "cambiar la concepción de cómo se lleva la economía". Propone avanzar hacia el socialismo de mercado y apunta a Vietnam, que "salió adelante de una situación peor que la de Cuba".
Bahamonde y De Miranda abogan por ir más allá.
"El actual sistema institucional y político es el principal obstáculo para salir de la crisis. En el punto en el que está Cuba no es suficiente ni posible salir de la crisis con reformas económicas, se requieren cambios sustanciales en el sistema político", afirma De Miranda.
Bahamonde desgrana la disyuntiva ante la que a su juicio se encuentra el Gobierno cubano: "Es imposible mantener el poder político y el económico. Si la prioridad es preservar el poder político y el Partido Comunista de Cuba debe seguir en el poder, entonces debe entregar parte del poder económico".
Esta economista, que pide "gradualidad" en las reformas para minimizar el sufrimiento de la población, confía en que Cuba pueda salir de la crisis. La cuestión, a su juicio, es cómo y cuándo.
Jamileth
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