Entre la Espada y la Pared
Oriente Medio 2023: terror y guerra en vez de normalización
Kersten Knipp | DW
La guerra entre Israel y Hamás ha cambiado significativamente el panorama político de Oriente Medio en el año que termina. De momento, el acercamiento entre israelíes y árabes está en suspenso. Pero, ¿seguirá así?
En los últimos años, parecía que los palestinos habían sido casi olvidados en el mundo árabe, al menos por muchos de los líderes. Sus preocupaciones, sobre todo, la creación de un Estado propio, contaban poco en los cálculos de muchos gobernantes. Tras décadas de conflicto, parecía que la tan anunciada solidaridad con los habitantes de la Franja de Gaza y Cisjordania se había agotado. Las prioridades, al menos entre muchos de los países socios de Occidente en la región, parecían haberse alejado gradualmente de los palestinos y, sorprendentemente, haberse inclinado hacia Israel.
Países tan diversos como Emiratos Árabes Unidos (EAU), Bahréin, Marruecos y Sudán concluyeron acuerdos de normalización, los llamados Acuerdos de Abraham, con Israel en 2020. Según dijo entonces el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, esos acuerdos anunciaban una "era de paz". Gracias, en parte, a nuevas y esperanzadoras conversaciones con Arabia Saudí, el Estado judío parecía estar bien encaminado para poner fin por fin a los conflictos con sus vecinos.
Pero entonces llegó el 7 de octubre de 2023: la organización radical islamista Hamás lanzó un ataque terrorista contra territorio israelí de una magnitud sin precedentes. Hamás, clasificada como organización terrorista en Alemania, la Unión Europea, Estados Unidos y varios otros países, asesinó a más de 1,200 ciudadanos israelíes y tomó como rehenes a más de 250 personas. Solo un pequeño número de ellos fueron liberados en noviembre, a cambio de prisioneros palestinos de cárceles israelíes.
El primer ministro Netanyahu declaró el estado de guerra poco después del ataque de Hamás y movilizó a unos 300,000 reservistas. Luego, Israel inició sus ataques aéreos contra la Franja de Gaza, y la ofensiva terrestre comenzó a finales de octubre. Israel acusa a Hamás de instalar preferentemente su infraestructura militar en zonas habitadas por civiles y de abusar de los habitantes de la Franja de Gaza usándolos como escudos humanos.
Además de los terroristas de Hamás, numerosos civiles también perdieron la vida durante la ofensiva terrestre. El Ministerio de Sanidad controlado por Hamás cifró en más de 15,000 el número de muertos en la Franja de Gaza, aunque estas cifras no pueden verificarse de forma independiente.
Poco después del comienzo de la guerra, cada vez más países del mundo árabe expresaron su solidaridad con los ciudadanos de la Franja de Gaza. El ministro jordano de Relaciones Exteriores, Aiman Safadi, por ejemplo, la manifestó en los términos más enérgicos: la guerra que Israel libra contra Hamás en la Franja de Gaza es una "agresión flagrante" contra civiles palestinos y amenaza con desestabilizar todo Oriente Próximo, según Safadi. Al impedir el suministro de alimentos, medicinas y combustible, Israel está cometiendo "crímenes de guerra", declaró el ministro jordano de Relaciones Exteriores a mediados de noviembre.
Los palestinos vuelven a la agenda
Es evidente que el terrorismo perpetrado por Hamás ha conseguido una cosa: los palestinos y sus preocupaciones han vuelto a la agenda regional e internacional desde 2023. Como consecuencia, la cuestión de cómo seguir tratando el conflicto de Oriente Medio -que lleva más de 70 años sin resolverse- vuelve a ocupar un lugar más destacado.
Esta cuestión también afecta directamente a muchos Estados árabes. Según André Bank, experto en Oriente Medio del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA) de Hamburgo, los Estados árabes se mueven a menudo por su propia preocupación por la estabilidad.
Jordania y Egipto, por ejemplo, como vecinos directos de Israel, firmaron un tratado de paz con este último hace décadas. Ahora, los gobiernos de ambos Estados temen, sobre todo, que una nueva escalada en la Franja de Gaza o Cisjordania provoque un mayor desplazamiento de la población palestina y, en consecuencia, disturbios en sus propios países. "En consecuencia, en Egipto se permiten las manifestaciones, pero no en la plaza Tahrir de El Cairo, centro del movimiento democrático en 2011, porque al régimen del presidente (Abdel Fattah) Al-Sisi le preocupa que estas protestas puedan convertirse en manifestaciones de solidaridad en el espíritu de la Primavera Árabe", evalúa André Bank.
También en Jordania se permiten las protestas propalestinas en algunas zonas de la capital, Amán, pero no en la frontera con Cisjordania. Bank dice que "la preocupación allí es que las protestas podrían salirse fácilmente de control".
El papel de los Estados del Golfo
En los Estados del Golfo, en cambio, apenas ha habido hasta ahora concentraciones de protesta. Esta circunstancia concuerda con el posicionamiento de gran parte de los Estados del Golfo hasta la fecha, afirma André Bank. Según el experto en Oriente Medio, EAU incluso tendió a posicionarse a favor de Israel, al menos al principio. El emirato de Qatar, aliado de Hamás -una parte importante de la cúpula de Hamás vive en la capital, Doha- también ha criticado públicamente a Israel en varias ocasiones. Sin embargo, en una entrevista concedida al diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ) a finales de noviembre, el jefe del gobierno catarí, Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, describió la relación de su país con Israel como pragmática: "En Qatar hemos dicho repetidamente que el problema es la ocupación y la cuestión palestina, no hay otro problema entre Israel y Qatar". Si no se trabaja para resolver estas cuestiones, la región quedará atrapada para siempre en un ciclo de violencia, afirmó Al Thani. "De lo contrario, ¿por qué deberíamos tener problemas con Israel si esto se aborda como se debe?".
Intereses comunes
Aún no está claro cómo continuará la guerra ni cuándo y cómo terminará. ¿Amenaza con extenderse a otros países o regiones? ¿Cuántas vidas se perderán al final? Es probable que mucho dependa de ello, sobre todo, en lo que respecta a la relación entre los países árabes e Israel. Hasta ahora, sin embargo, los expertos no creen que el acercamiento entre Israel y el mundo árabe vaya a quedar definitivamente estancado como consecuencia de la guerra de Oriente Próximo y las numerosas muertes en la Franja de Gaza. Muchos creen que los gobernantes árabes han utilizado hasta ahora, principalmente, armas verbales para tener en cuenta el sentimiento antiisraelí generalizado en muchas poblaciones árabes. El experto en Oriente Medio Johannes Becke, de la Universidad de Estudios Judaicos de Heidelberg, cita un ejemplo: "Tengo la impresión de que en la cumbre de Estados árabes musulmanes, celebrada en Riad a principios de noviembre, se expresó la esperada dureza retórica, pero todo quedó en eso".
Esto se debe, en especial, a que es poco probable que los intereses económicos y geoestratégicos de varios Estados árabes en relación con Israel hayan cambiado a pesar del terror de Hamás y la guerra de Gaza. En general, se considera a Israel como un socio potencialmente muy atractivo en ámbitos como los negocios y la tecnología. Un acercamiento a Israel también aporta ventajas en las relaciones con Estados Unidos y otros Estados occidentales. Además, Israel es también un socio geoestratégico atractivo para todos los países que, como varios Estados del Golfo en particular, desearían que la influencia de Irán en la región siguiera siendo limitada. Irán amenaza directamente a Israel y no reconoce su existencia. Por ello, contener a Irán es una de las preocupaciones más importantes de Israel en materia de política de seguridad.
Misiles interceptados
Por otra parte, según Johannes Becke, Arabia Saudí mejoró sus relaciones con Irán a finales de año con la mediación de China, por ejemplo. Al mismo tiempo, el acercamiento entre Arabia Saudí e Israel, que parecía rápido hasta el atentado de Hamás, parece haberse detenido de momento por la guerra en Oriente Medio.
Sin embargo, cuando, a principios de diciembre, los rebeldes hutíes de Yemen, apoyados por Irán, lanzaron cohetes hacia Israel para apoyar a Hamás en su lucha contra Israel, Arabia Saudí tomó cartas en el asunto e interceptó los misiles dirigidos a Israel. "Hasta hace poco, estos misiles eran disparados hacia la propia Arabia Saudí y algún día podrían volver a apuntar al reino", argumenta Becke. "En este sentido, los argumentos geopolíticos a favor de un acercamiento árabe-israelí no han cambiado como consecuencia del ataque de Hamás. Al contrario, puede que incluso los haya reforzado".
Importante potencial de movilización
Sin embargo, las actuales manifestaciones propalestinas en el mundo árabe e islámico demuestran el potencial de movilización de esta guerra. Por esa misma razón, es probable que una parte significativa de los gobiernos árabes esté interesada en poner fin a la misma de la forma más rápida y permanente posible, antes de que las protestas amenacen su propia estabilidad. Con este telón de fondo, es posible que el acercamiento a Israel solo se reanude una vez que las armas hayan callado, y los palestinos también se beneficien, por ejemplo, en forma de una nueva versión de la solución de los dos Estados. El jefe de gobierno catarí Al-Thani ya ha establecido el marco para ello en una entrevista con el FAZ: "La cuestión palestina no puede seguir barriéndose bajo la alfombra", subrayó allí.
aranza
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