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Los BRICS: ni tigre de papel ni amenaza antioccidental
Por Matthias von Hein | DW
Los BRICS están creciendo, y con ellos, su influencia. ¿Es irrelevante una alianza de Estados tan diferentes, o está surgiendo un bloque antioccidental? Los expertos recomiendan la cooperación.
Es un retroceso, pero los BRICS lo superarán: es probable que, al final, Argentina no se una a esa alianza de Estados a principios de enero: El Gobierno entrante lo ha cancelado, con un tuit en la plataforma X. No obstante, los BRICS crecerán: se unirán Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos e Irán, así como Egipto y Etiopía. De esta forma, los BRICS pueden consolidar su papel como voz del Sur Global y tener más peso en la política internacional. Esto ocurrirá bajo la presidencia de los BRICS de Rusia en 2024.
Desde que los banqueros de Goldman Sachs crearon el acrónimo BRIC para un fondo de inversión en 2001, los BRICS han hecho una carrera asombrosa. Los jefes de Estado de Brasil, Rusia, India y China se reunieron por primera vez en 2009, y en 2011 Sudáfrica se convirtió en el primer Estado africano en unirse. Más sorprendente es que democracias como Brasil, India y Sudáfrica cooperan pragmáticamente con las autocracias de China y Rusia por encima de fronteras ideológicas en esta alianza.
Diferencias y similitudes
Por muy diferentes que sean los BRICS y sus intereses: Johannes Plagemann, politólogo del think tank GIGA, con sede en Hamburgo, ha identificado un consenso mínimo: "Que sería de desear un orden mundial internacional menos dominado por Occidente".
Pero eso no es sinónimo de hostilidad hacia Occidente. Los BRICS sólo pueden tomar decisiones por unanimidad. Por eso, ni China ni Rusia -ni Irán, en el futuro-, pueden imponer fácilmente sus posiciones.
Según el politólogo Günther Maihold, la pertenencia a los BRICS no sólo ofrece una ganancia de estatus en la política internacional para los países miembros. También brinda la oportunidad de escapar del partidismo en la creciente competencia geoestratégica entre China y Rusia, por un lado, y Occidente, por otro. "La pertenencia a los BRICS deja en claro que no se quiere caer en esta lógica de partidos y se quiere adoptar una postura independiente", afirma Maihold, profesor de la Universidad Libre de Berlín.
Los BRICS ni siquiera tienen secretaría propia. Pero sí tienen su propia institución financiera: el Nuevo Banco de Desarrollo. La inclusión de los ricos jeques petroleros Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos podría aumentar su capital.
¿Valores? Más bien intereses
Plagemann prevé cambios como consecuencia del ascenso del sur global y la pérdida relativa de poder de Occidente: "En muchos ámbitos de la política internacional, el mundo se volverá más transaccional". El autor del libro recientemente publicado "Wir sind nicht alle - Der Globale Süden und die Ignoranz des Westens" (Nosotros no somos todos - El sur global y la ignorancia de Occidente) explica lo que esto significa concretamente: "Que habrá menos énfasis en el acuerdo ideológico, la promoción de la democracia, los derechos humanos, etc., y que todos los implicados se concentrarán más en querer sacar adelante sus propios intereses fundamentales".
La importancia del diálogo
Plagemann aboga por un enfoque sosegado hacia los BRICS. Aconseja ver a la alianza de Estados como un socio de cooperación, allí donde tenga sentido en términos de contenido. "Si las grandes instituciones internacionales, como las Naciones Unidas, son cada vez menos capaces de actuar, los grupos restantes, facciones e instituciones deben ser al menos potencialmente capaces de cooperar. No tiene sentido crear una oposición", concluye el experto.
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