Internacional - Política

Dos obispos, 13 sacerdotes y 2 seminaristas se encuentran encarcelados en Nicaragua

2024-01-02

Antes, el 9 de febrero, las autoridades excarcelaron a otros 8 sacerdotes y los enviaron a Estados...

 

San José, 2 ene (EFE).- Dos obispos nicaragüenses -entre ellos monseñor Rolando Álvarez, condenado a más de 26 años de prisión-, 13 sacerdotes y dos seminaristas están encarcelados en Nicaragua, en medio de tensiones entre el Gobierno de Daniel Ortega y la Iglesia católica, según un informe independiente divulgado este martes.

La lista, elaborada por la abogada e investigadora nicaragüense exiliada Martha Patricia Molina, autora del estudio 'Nicaragua: ¿Una Iglesia perseguida?' y que da seguimiento a esos casos, indica que además de Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la diócesis de Estelí, ambas en el norte de Nicaragua, guarda prisión monseñor Isidoro Mora.

Mora, obispo de la diócesis de Siuna, en el Caribe de Nicaragua, fue detenido el 20 de diciembre pasado junto a los seminaristas Alester Sáenz Centeno y Tony Palacios, un día después de orar durante una homilía -transmitida a través de redes sociales- por el obispo Álvarez, condenado en febrero de 2023 a más de 26 años de prisión por delitos considerados traición a la patria tras negarse a abandonar su país.

Después de la detención del obispo Mora y de los dos seminaristas, la Policía de Nicaragua y civiles armados arrestaron a 15 sacerdotes, de los que dos han sido liberados, según el reporte de la investigadora.

De los 13 sacerdotes privados de la libertad, 10 pertenecen a la Arquidiócesis de Managua, Masaya y Carazo, que dirige el cardenal nicaragüense, Leopoldo Brenes.

Los 13 sacerdotes encarcelados

Los curas que se encuentran encarcelados son Pablo Villafranca, canciller de la Curia Arzobispal de Managua; Carlos Avilés, vicario general de la Arquidiócesis de Managua; Héctor Treminio, tesorero de la Arquidiócesis de Managua; y Silvio Fonseca, vicario de Familia, Niñez y Juventud de la Arquidiócesis de Managua y director del Instituto Juan Pablo II.

También los sacerdotes Miguel Mántica, Raúl Zamora, Ismael Serrano, Mykel Monterrey, Gerardo José Rodríguez, y Jader Hernández, todos de la Arquidiócesis de Managua.

Los otros tres sacerdotes detenidos son Fernando Calero, de la diócesis de Matagalpa; Marco Díaz Prado, de la diócesis de León y Chinandega (noroeste); y José Gustavo Sandino Ochoa, de la diócesis de Jinotega (norte).

Los sacerdotes Óscar Escoto y Jader Guido, ambos de la diócesis de Matagalpa, fueron liberados horas después de haber sido detenidos, según el informe.

Papa Francisco: buscar el camino del diálogo

En la víspera, el papa Francisco expresó su "preocupación" por la detención de los sacerdotes católicos en Nicaragua y pidió que "se busque siempre el camino del diálogo" para superar los problemas.

Las relaciones del Gobierno de Ortega y la Iglesia católica viven momentos de gran tensión, marcadas por la expulsión y encarcelamiento de sacerdotes, la prohibición de actividades religiosas y la suspensión de relaciones diplomáticas con el Vaticano.

En agosto pasado Ortega ordenó la disolución en Nicaragua de la Compañía de Jesús, los jesuitas, orden a la que pertenece el propio papa Francisco, además de expropiar todo su patrimonio.

Meses antes, el pontífice tildó de "dictadura grosera" al Gobierno nicaragüense en una entrevista con Infobae, señalando "un desequilibrio de la persona que dirige" el país centroamericano, tras la condena de monseñor Álvarez.

El 18 de octubre el Gobierno nicaragüense excarceló a 12 sacerdotes y los envió al Vaticano tras un acuerdo con la Santa Sede, aunque entre estos no estaba el obispo Álvarez, que se niega a abandonar el país.

Antes, el 9 de febrero, las autoridades excarcelaron a otros 8 sacerdotes y los enviaron a Estados Unidos, como parte de 222 excarcelados políticos nicaragüenses.

Nicaragua atraviesa una crisis desde abril de 2018, que se ha acentuado tras las elecciones de noviembre de 2021, en las que Ortega fue reelegido para un quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto a su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta, con sus principales contendientes en prisión.



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