Internacional - Seguridad y Justicia

Hondureños siguen ansiosos el juicio contra el expresidente Juan Orlando Hernández

2024-03-06

Hernández, que testificó el martes y el miércoles para defenderse de las...

 

TEGUCIGALPA (AP) — En Honduras lo llaman el “juicio del siglo”, pero se está llevando a cabo en un tribunal de Nueva York a unos 5.630 kilómetros (3,500 millas de distancia).

El juicio al expresidente hondureño Juan Orlando Hernández se lleva a cabo desde febrero en un tribunal federal de Manhattan, acusado de aceptar sobornos para proteger a narcotraficantes, incluso cuando ha tratado de describirse como un aliado de Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico.

Hernández, que testificó el martes y el miércoles para defenderse de las acusaciones, rechazó haberse asociado con narcotraficantes o haber aceptado sobornos. “Nunca”, insistió y añadió que una vez recibió una advertencia de que un cártel lo quería asesinar.

El juicio no está siendo televisado, pero algunos medios de comunicación hondureños enviaron a sus reporteros a Nueva York para cubrirlo, y cada moción previa al juicio fue analizada por la prensa local. Otros simplemente siguen a un montón de personas que han estado publicando en tiempo real en la red social X, antes Twitter, los testimonios y resúmenes de lo ocurrido en la corte.

Hernández, de 55 años, fue arrestado en febrero de 2022, menos de tres semanas después de dejar el cargo, y fue extraditado en abril de ese año. Pese a ser elogiado durante años por funcionarios de Estados Unidos como un valioso aliado en la lucha contra el narcotráfico, los fiscales estadounidenses alegan que formó parte de una asociación delictuosa en la que recibió millones de dólares de narcotraficantes a cambio de ayudarlos a mover cocaína con destino a Estados Unidos por Honduras.

De ser declarado culpable, podría enfrentar cadena perpetua.

Despreciado durante años en Honduras por haber pisoteado la prohibición constitucional de la reelección para postularse de nuevo y ganar en unas elecciones muy criticadas y llenas de irregularidades, muchos hondureños están ansiosos por verlo ante la justicia.

“Yo me informo a través de las redes sociales Facebook, Instagram, Twitter y TikTok, porque casi no veo las noticias y ahí se dan resúmenes de cómo va avanzando el juicio”, comentó Milagros Oviedo, estudiante universitaria de 20 años en la capital hondureña.

Los noticieros locales leen los tuits de aquellos que siguen el juicio y luego invitan a abogados a debatir los detalles del sistema penal estadounidense.

Los testimonios de varios testigos que eran miembros de cárteles de droga y que buscan evitar pasar el resto de su vida en prisión han consumido gran parte del juicio. Obligados a revelar su participación en decenas de asesinatos, también afirmaron que Hernández y su hermano aceptaron millones de dólares para proteger cargamentos de droga durante años.

Un narcotraficante que testificó que era responsable de 56 asesinatos, aunque sólo había matado personalmente a dos personas, dijo que Hernández le prometió ya en 2009 que se aseguraría de que las fuerzas del orden lo dejaran en paz si proporcionaba financiación para su carrera política.

Durante sus dos días en el banquillo de los testigos, Hernández mantuvo la compostura, respondió las preguntas con calma incluso cuando un fiscal se burló de él con algunas preguntas y le cuestionó con sarcasmo si los cinco testigos que afirmaron que aceptó dinero de narcotraficantes estaban mintiendo y él era el único que decía la verdad.

Hernández respondió que todos tenían motivos para mentir y eran mentirosos profesionales. Cuatro de cinco testigos eran narcotraficantes condenados que testificaron que le entregaron dinero a Hernández.

Los fiscales dieron por concluido su alegato el lunes. El primer testigo llamado por la defensa, un exjefe de seguridad de Hernández, testificó que nunca lo vio con narcotraficantes.

Cristian Cálix, estudiante de ciencias jurídicas de 23 años en Tegucigalpa, dijo que el juicio de Estados Unidos es complicado porque “se muestran dos diferencias de pensamiento (el de la defensa y el de la fiscalía) que todavía no dejan claro si el expresidente es culpable o inocente”. También hay que superar una diferencia en los sistemas jurídicos, como la confianza de los fiscales estadounidenses en el testimonio de otros delincuentes condenados.

“Hasta lo que va del caso no hay una prueba contundente, ya sean fotos, videos, que demuestren su culpabilidad, más que los testimonios, pero conociendo las leyes de Estados Unidos es difícil que se libre de una posible condena”, señaló Cálix.

El académico Marco Flores quiere justicia, pero tiene sentimientos encontrados respecto a la atención que está suscitando el juicio en Honduras.

“Debe pagar por todo el daño que le hizo al país”, comentó y añadió que nunca iba a ser llevado ante la justicia en la nación centroamericana, pero “se le está dando mucha propaganda a un delincuente y hay cosas más importantes por qué preocuparse en Honduras”.

El sociólogo y analista Pablo Carías dijo que el juicio de Hernández, aunque está justificado, está causando daño a Honduras.

“No hay la menor duda que un amplio sector de la población hondureña con lo que está ocurriendo tendrá a partir de ahora un mayor desgano por la política y por los políticos”, dijo.

“Si un presidente está siendo juzgado por narcotráfico en el exterior, es porque toda la institucionalidad fue cooptada a favor del crimen organizado y eso no da garantía a nadie”, comentó.



aranza

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