Internacional - Política

Democracias contra la desinformación en 2024, año electoral

2024-03-20

Lo que Kuhle sabe sobre Haldenwang lo guarda para él, porque los enemigos de la democracia...

Por Marcel Fürstenau | DW

Mientras Rusia utiliza la propaganda como instrumento en la guerra de opinión, Alemania y Europa tienen cada vez más dificultades para defenderse de la manipulación y las noticias falsas.

Sociedades de todo el mundo se hacen la misma pregunta: "¿Cómo podemos proteger nuestra democracia?". En Alemania, un indicador que da respuesta a esta cuestión es el número de apariciones públicas del presidente de un servicio secreto. Thomas Haldenwang dirige la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV, por sus siglas en alemán) y ha sido un invitado frecuente de conferencias de prensa y foros de debate desde que asumió el cargo, en 2018.

Durante un acto organizado por el Partido Democrático Libre (FDP) en el Bundestag alemán, Haldenwang, uno de los que con más insistencia amonesta y advierte contra la desinformación, incidió que los peligros de 2024 son notables.

¿Más desinformación en 2024?

No cabe duda de que este es un "super año electoral" y, por tanto, debemos esperar aún más desinformación, comentó el presidente de la BfVt, en referencia a las elecciones de este año al Parlamento Europeo, a las elecciones presidenciales en Estados Unidos y a tres elecciones estatales en Alemania. Se espera que se difundan noticias falsas deliberadamente "para desacreditar a los adversarios políticos e inquietar a los votantes, con el fin de socavar la democracia y sus instituciones", recalcó Haldenwang.

El hecho de que Alemania sea uno de los objetivos favoritos para la propaganda y el espionaje rusos quedó demostrado con las llamadas filtraciones Taurus, algo que alarmó especialmente al experto en seguridad del FDP Konstantin Kuhle. Como miembro del Comité de Control Parlamentario (PKGr) de los servicios de inteligencia alemanes, Kuhle conoce como pocos la naturaleza explosiva de este tipo de amenazas híbridas.

¿Cuánto secretismo puede tolerar una democracia?

Lo que Kuhle sabe sobre Haldenwang lo guarda para él, porque los enemigos de la democracia no deben enterarse de lo que las autoridades de seguridad alemanas saben de ellos. Sin embargo, esta forma de secretismo puede ser problemática para una sociedad abierta y libre, especialmente porque a veces la Oficina de Protección de la Constitución ha utilizado métodos cuestionables.

Kuhle abordó esta disyuntiva entre el secreto necesario y la transparencia deseable, promoviendo indirectamente la confianza en el trabajo de la Oficina de Protección de la Constitución: "La delgada línea entre la defensa de la libertad de opinión, por un lado, y la defensa contra la desinformación, por otro, es algo con lo que nuestras autoridades lidian cada día", dijo el político del FDP.

Deutsche Welle, defensor de la democracia

Los medios de comunicación vigilan, por una parte, a los servicios secretos nacionales y extranjeros y, por otra, sus propias amenazas. Esto es algo especialmente cierto para una emisora internacional como la Deutsche Welle (DW), financiada con el dinero de los contribuyentes, pero que informa con independencia del Estado.

DW se ve a sí misma como defensora de la democracia, al igual que la Oficina para la Protección de la Constitución.

En el acto del FDP sobre los peligros de la desinformación, su director general, Peter Limbourg esbozó el papel de la DW, que ofrece programas en 32 idiomas. "En Rusia, en China, en Bielorrusia, en Venezuela, donde sea", es importante estar ahí para la gente que cree en la democracia. Sin embargo, las élites del poder en países sin libertad de prensa intentaron en repetidas ocasiones restringir la recepción de los programas de DWo incluso bloquearlos por completo.

¿Un juego fácil para dictadores y autócratas?

Actualmente, DW alcanza a unos 320 millones de personas en todo el mundo cada semana. No obstante, a Peter Limbourg le preocupa que ciertas medidas restrictivas en las regiones destinatarias dificulten o, en el peor de los casos, imposibiliten la recepción de los programas.

"Si no se puede llegar a nosotros, será cada vez más fácil para dictadores y autócratas", subraya el director de DW.



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