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El miedo se impone en las calles de Teherán ante la nueva campaña para reimponer el velo
Teherán, 24 abr (EFE).- “No quiero hablar sobre el velo. Tengo miedo”, afirma una joven en el centro de Teherán acompañada por dos amigas. Las jóvenes van vestidas de forma moderna y cubiertas con un hijab a medias. No lejos de ellas está aparcada una furgoneta blanca. Es una patrulla de la llamada Policía de la Moral. Y provoca terror entre las mujeres.
El miedo se ha impuesto en las calles de Teherán ante el regreso de la Policía de la Moral hace 11 días como parte del 'Plan Luz' para reimponer el uso del velo islámico entre las iraníes y ya han comenzado las detenciones de mujeres que no usan la prenda.
La campaña se puso en marcha el mismo día que Irán lanzó un ataque con misiles contra Israel, lo que ha llevado a activistas a afirmar que las autoridades usan las tensiones regionales para aumentar la represión en casa.
Se trata del último intento de la República Islámica de reimponer el uso del velo, que muchas mujeres dejaron de usar tras la muerte en 2022 de Mahsa Amini después de ser detenida por no llevar bien puesto el hijab.
El cabello descubierto se ha convertido en un gesto de desobediencia civil entre las iraníes desde las protestas por la muerte de Amini en las que murieron 500 personas, a pesar de una represión que incluye la confiscación de vehículos, latigazos e incluso castigos como la limpieza de cadáveres.
El líder supremo de Irán, Ali Jameneí, afirmó el 3 de abril que las iraníes deben “obedecer” y cubrirse el cabello con un velo islámico ya que es una “regla absoluta de la sharia (ley islámica)”.
Solo 10 días más tarde reaparecieron las patrullas de Policía de la moral, cuerpo responsable de aplicar el código de vestimenta islámico en la calles y los arrestos a la fuerza de mujeres descubiertas.
“Es una presión psicológica enorme”, dice a EFE Mona, nombre ficticio (por seguridad), estudiante de Fotografía de 21 años.
La joven camina por el centro de Teherán sin velo, acompañada de una amiga también descubierta y un chico. A unos 100 metros se encuentra la concurrida plaza Valiars, donde hay dos patrullas de la moral.
“Yo no llevo el velo puesto porque aquí no hay policías. Me lo pongo en zonas donde sé que hay patrullas de la policía moral”, explica la futura fotógrafa.
No lejos de allí la también joven Yasaman explica que vive con “mucho estrés” la situación.
“Cuando salgo de casa, no estoy segura de si volveré sana y salva”, afirma la estudiante de Bellas Artes de 21 años.
Yasaman sigue la misma táctica que Mona. “Me pongo el velo cuando veo a las patrullas, pero unos metros más adelante me lo vuelvo a quitar”, explica con nerviosismo.
“Campo de batalla contra las mujeres”
Peor suerte han tenido otras mujeres iraníes que han sido detenidas y llevadas a comisaría. En las redes sociales hay vídeos con la etiqueta “guerra contra las mujeres” donde se observa a mujeres metidas a la fuerza en furgonetas.
Una de ellas fue Dina Ghalibaf, quien denunció en X que fue detenida y recibió electrochoques (con un táser) por no llevar velo, antes de ser puesta en libertad el 16 de abril.
Tras su publicación en redes, Ghalibaf, periodista y estudiante universitaria, fue detenida de nuevo y trasladada a la prisión Evin de Teherán, informó la premio Nobel de la Paz Narges Mohammadi.
La activista denunció que las autoridades han convertido las calles de Irán en “un campo de batalla contra las mujeres”.
Otra de las detenidas es Aida Shakarami, hermana de Nika, una joven que murió en las protestas y se convirtió por ello en un símbolo.
“En el momento de su detención, con una violencia y salvajismo que no vemos ni en bestias, la arrastraron por el suelo”, denunció su madre Nasrin en Instagram.
“¿Ha habido a lo largo de la historia un gobierno más vil, más sucio y más cruel que la república satánica, que haya sido tan cruel, opresor, violador y traicionero con su pueblo?”, se preguntó la mujer.
Unas vanas denuncias a tenor de las advertencias de las autoridades de que la campaña continuará con más “fuerza”, según afirmó ayer el jefe de la Policía iraní, el general de brigada Ahmad Reza Radan.
aranza